El PNV propuso un «pacto global» en la ronda que mantuvo el pasado jueves con el resto de grupos parlamentarios representados en las instituciones forales y locales. La oferta política por elevación sobre los pactos necesarios tras el 22-M no cuajó, principalmente por el rechazo del PSE-EE ya que afectaba al propio Gobierno vasco.
El golpe de efecto del PNV guarda una estrecha relación con la posición que el EBB ha trazado tras analizar la nueva situación política derivada de las pasadas elecciones. Los jeltzales entienden que ahora debe fijarse una estrategia de alianzas siempre sobre la base de un programa de actuación que atienda al delicado momento económico y, a su vez, al inminente escenario de paz que se pretende. Lógicamente, con su oferta de «pacto global», el PNV colocaba en una comprometida posición a los socialistas porque extendía necesariamente la posibilidad de acuerdo al Gobierno vasco y ahí afectaba a su alianza con el PP.
En definitiva, con su gesto, los nacionalistas evidencian su permanente empeño de retratar el grado de compromiso que el PSE-EE mantiene con los populares por su apoyo compartido al Gobierno López y que le bloquea cualquier otra aventura de pactos. De hecho, ambas fuerzas son refractarias a cualquier punto de aproximación con Bildu, una posición que no es compartida unánimemente dentro del PSE-EE, sobre todo entre quienes apuestan por la plena integración de la izquierda abertzale en el entramado institucional. La propuesta generalista del PNV tampoco ocupó demasiado tiempo en el cruce de opiniones con el resto de las fuerzas concernidas. Aunque los socialistas veían que el apoyo jeltzale le suponía consolidar la alcaldía en cinco significativos municipios de Guipúzcoa y Vizcaya -San Sebastián, Andoain, Rentería, Barakaldo y Portugalete, el vértigo de que se siguiera hablando del Gobierno vasco dio carpetazo al debate en sede parlamentaria.
Para el resto de partidos, el escenario mantiene un reconocido interés. En el caso del PP, al que también se le hizo partícipe del «pacto global» en alusión directa al futuro del Gobierno vasco, la oferta le aportaría réditos de interés al introducirle en un escenario de representatividad superior al obtenido en las urnas y consolidar alguna de las plazas por las que suspira. Pero nada se va a mover.
EL PAÍS, 4/6/2011