EL PAÍS, 15/1/12
La formación nacionalista apuesta por lograr la «concordia» sin ningún vencedor político – Teme por la pérdida de la supremacía nacionalista a manos de Batasuna
El PNV asume que la paz y la concordia son «un imperativo legal» que no se conseguirán en plenitud pagando cualquier precio, con vencedores y vencidos, sino a través del «reconocimiento del dolor ajeno y la reparación moral y material de todas las víctimas». La formación nacionalista no quiere un cierre en falso del ciclo de la violencia, ni que el relato sobre el final de ETA esté sustentado en intereses partidistas o se caiga en el olvido. Así lo acordó ayer la asamblea general del PNV, que actualizó en un sosegado debate su estrategia política para los próximos cuatro años y renovó, también sin sobresaltos, a su cúpula ejecutiva.
Al logro de la paz-concordia, el PNV suma otra asignatura pendiente: la recuperación del poder en el Gobierno vasco, ahora en manos de los socialistas desde las elecciones de 2009. Y en esa tarea por la recuperación de la figura del lehendakari, para la que no tiene designado aún al candidato, esta formación observa como una firme amenaza a la izquierda abertzale, la antigua Batasuna, tras el éxito electoral que esta ha cosechado en los últimos comicios.
Así se recoge en uno de los documentos estratégicos aprobados, al considerar que la «rehabilitación» de la izquierda abertzale «abre las puertas a una sensibilidad política en el mundo nacionalista que aspira a la sustitución del PNV como principal fuerza política abertzale del país».
La militancia peneuvista ?700 afiliados de 256 organizaciones municipales? tuvo que rehacer gran parte de la ponencia política que contiene su hoja de ruta porque fue redactada cuando la banda terrorista no había declarado el cese definitivo de su actividad armada. Los «nuevos tiempos» sin violencia obligaron a recomponer todos los apartados referidos a la paz y la reconciliación. En el documento finalmente aprobado, el PNV especifica que un relato sobre el fin de ETA basado en la victoria de un proyecto político «solo conduciría al establecimiento de bases erróneas para construir un futuro en paz y reconciliación».
El cónclave peneuvista, que reelegirá hoy a Iñigo Urkullu como presidente hasta 2015, refrendó los documentos estratégicos Euskadi, nación europea, de corte político, y el sectorial Trabajando el mañana, además de los nuevos estatutos del partido, a los que se habían presentado más de 1.500 enmiendas.
La recuperación del poder en el Gobierno vasco, del que el PNV fue desalojado por los socialistas tras las elecciones de 2009, y el logro de mayores cotas de autogobierno son dos de las principales premisas que se recogen en la nueva hoja de ruta del partido, según explicó ayer Belén Greaves, quien compareció ante la prensa por última vez como secretaria del EBB ?la ejecutiva nacional?. Tras hacer hincapié en que tras el final del terrorismo etarra ahora «hay que dar un paso más y lograr la concordia en el seno de la sociedad vasca», subrayó que el PNV apostará por «crecer en soberanía» para conseguir «una Euskadi menos dependiente» de España. En esta línea, los de Sabin Etxea refrendaron el objetivo de «lograr un nuevo estatus jurídico y político para Euskadi» para el año 2015.
La línea soberanista que el PNV quiere acentuar en el futuro se apoyará en la reclamación de una «actualización de los derechos históricos» de Euskadi recogidos en la Constitución, incorporando «la institucionalización del derecho a decidir». Esto debe traducirse en dar luz verde a «la libre adhesión al nuevo marco jurídico, económico, institucional y político», al estilo del que se proclamaba en el estatuto político contenido en el denominado y fallido plan Ibarretxe.
«El autogobierno no es para nosotros un fetiche, sino un propósito de bienestar, de calidad de vida», dice el documento político, porque el desarrollo que necesita Euskadi para ser una «locomotora» a nivel europeo no se puede conseguir bajo «el paraguas del Estado español».
En el texto Trabajando el mañana se detallan un total de 250 propuestas para favorecer el desarrollo y mejorar el bienestar en Euskadi en materias como el empleo, la educación y la formación, el sistema de salud, los servicios sociales, el buen gobierno y la presencia de Euskadi en el mundo.
EL PAÍS, 15/1/12