Igor Marín-El Correo

Con la cautela que obliga el hacer un análisis prácticamente a vuela pluma, el PNV ha sido el gran derrotado de la campaña electoral alavesa. Es evidente que la defenestración de Gorka Urtaran ha sido una decisión pésima que va a pesar al Araba Buru Batzar (ABB). La apuesta por Beatriz Artolazabal, una gran desconocida para el público vitoriano, lejos de provocar el efecto deseado ha evidenciado el miedo de los jeltzales a perder. Nunca sabremos qué resultado habría obtenido Urtaran, pero cuesta creer que hubiera sido peor.

Pero no solo ha errado en el cambio de candidato, la campaña peneuvista también ha fallado en cuanto al tono, defensivo cuando no soberbio, y a las propuestas. Un partido no puede presentarse a la reelección con una enmienda a la totalidad de los ejes del gobierno municipal que defiende. Por no decir que una candidata casi desconocida no debe comparecer continuamente del brazo del presidente del ABB, José Antonio Suso. Esa imagen traslada desconfianza y sensación de tutela por parte del hombre fuerte de su partido. Mal asunto para alguien que aspiraba a ser la primera mujer en ocupar la Alcaldía.

Ese papel está ahora entre Rocío Vitero, que opta a gobernar en solitario, o Maider Etxebarría, que ha logrado un buen resultado para un PSE que sí ha sabido conectar en Vitoria. Si la socialista lograra el respaldo del PNV y de Elkarrekin Podemos, podría conseguir la makila en detrimento de la abertzale. Veremos cómo actúan sus posibles socios y si logran alcanzar un pacto. Incluso será interesante ver cómo reacciona el PP y si es capaz, llegado el caso, de facilitar un gobierno de Bildu con su abstención. Sospecho que tanto los resultados globales en Euskadi como las cercanas elecciones generales jugarán un papel determinante en las posiciones que interprete cada partido.

El PP, a pesar de subir en un concejal, se queda a medio camino y no aprovecha la ola que los de Génova sí han logrado en otros feudos. Ni siquiera ha absorbido los 3.000 votos de Ciudadanos que se quedaron huérfanos hace cuatro años. Eso sí, adelanta al PNV y se coloca como tercera fuerza municipal, que no colma sus esperanzas pero al menos es un pequeño botín.

Bildu, el gran vencedor de la noche, ha amortizado su cambio de discurso. De aspirar a la patria vasca a hacerse fotos en Madrid. En la Vitoria de Fernando Buesa o Jesús Velasco, entre otros muchos, la memoria parece que se ha borrado. Hay trecho que recorrer.

Para terminar, dos notas breves. La abstención es un toque de atención. Es la gran asignatura que deberían tener en cuenta los partidos. Y, para concluir, un abrazo a los que ‘cocinan’ las encuestas pagadas con dinero público. No hay más ciego que el que no quiere ver.