EL CORREO – 24/07/14
· Su salida de prisión se produciría solo unos meses antes de las autonómicas en las que Urkullu optará a la reelección.
La decisión de rechazar el recurso presentado por Arnaldo Otegi y mantenerlo en prisión hasta abril de 2016 adoptada el martes por una ajustada mayoría de los magistrados del Tribunal Constitucional –siete a cinco– no sólo ha supuesto un varapalo para el exportavoz de Batasuna, sino que también puede tener una importante repercusión política que va más allá de las declaraciones lanzadas ayer por todos los partidos. Si se cumplen las previsiones, el máximo referente de la izquierda abertzale saldrá de la cárcel a escasos meses de las elecciones autonómicas. Y el efecto movilizador que pueda tener su vuelta a la calle es algo que preocupa a la mayoría de las formaciones, pero en especial al PNV.
Los jeltzales y EH Bildu mantienen una dura pugna electoral que vivió su último episodio en las europeas de mayo, donde las dos formaciones compitieron por adjudicarse el título de ganadora. El PNV se impuso en Euskadi por poco más de 30.000 votos, pero la coalición soberanista se proclamó vencedora simbólica al sumar los datos de Navarra y evidenció su fortaleza al ganar en Álava, un territorio en el que hasta ese momento no había cosechado grandes triunfos.
El temor del PNV es que esa ‘zona de seguridad’ que parece mantener sobre EH Bildu se acabe desvaneciendo en las próximas citas elec torales. Las siguientes que aparecen en el calendario son las locales y forales de mayo del año que viene, donde se comprobará si la ciudadanía castiga o valida la gestión de la izquierda abertzale durante los últimos años, sobre todo en Gipuzkoa. Luego llegarán las generales, en otoño de 2015, pero la gran cita se producirá justo un año después.
Las últimas autonómicas fueron en octubre de 2012, por lo que las próximas deberían ser a lo largo del otoño de 2016, si no hay un inesperado adelanto. Y serán las primeras elecciones con la izquierda abertzale legalizada y un Otegi en libertad que, en todo caso, no podrá optar a la Lehendakaritza al estar inhabilitado para cargo público durante diez años. La única opción de que se aceleren los ritmos está en la Justicia europea. Sortu anunció ayer que recurrirá al Tribunal de Estrasburgo, pero es muy improbable que esta Corte resuelva de forma definitiva en menos de dos años.
Es imposible calcular la movilización que pueda generar su excarcelación, pero todos los partidos creen que será notable. Y ese es el gran miedo que se admite desde Sabin Etxea. Que Sortu, formación de la que Otegi es secretario general, y EH Bildu rentabilicen su salida de prisión –en estos momentos está en la de Logroño– y le quieran hacer aparecer como una especie de «Mandela vasco», una analogía a la que ya recurrió Hasier Arraiz el pasado diciembre durante un homenaje al expresidente sudafricano. Ya entonces, el PNV no tardó en salir al paso para recordar que hay una «cierta distancia» entre ambos.
La formación liderada por Andoni Ortuzar sí está convencida de que el encarcelamiento de Otegi nunca debió producirse y que ahora, con la izquierda abertzale en todas las instituciones y ETA sin atentar, tiene aún menos sentido. En esta misma línea, el Gobierno vasco emitió ayer una nota en la que aseguraba que el mantenimiento en prisión de Otegi «debe corregirse», que es una situación que nunca «debería haberse generado» y que es «incongruente» que permanezcan en la cárcel «personas con responsabilidades políticas públicas condenadas por desarrollar actividades políticas antes ilegalizadas y ahora plenamente legales y consolidadas».
«Por la paz»
Pero el escenario que temen los jeltzales –a los que en términos políticos también les hubiese interesado más que el Constitucional hubiese aceptado el recurso y hubiese excarcelado a Otegi este mismo verano, lejos de cualquier cita electoral– es ver a Otegi recorriendo Euskadi durante el verano de 2016 movilizando al electorado soberanista y atrayendo a nuevos votantes, en especial a los más jóvenes. Teniendo en cuenta además que las siguientes elecciones autonómicas se producirán siete años después del último atentado mortal de ETA.
Otra cuestión es si el tirón de Otegi en libertad es suficiente como para convertir a EH Bildu en la primera fuerza en el Parlamento vasco. No es fácil. A pesar de que ha demostrado su fortaleza electoral, la izquierda abertzale aún no ha sido capaz de derrotar al PNV en Euskadi, gracias especialmente a la solidez que demuestran los jeltzales en Bizkaia. En 2012, Urkullu ganó por más de 100.000 votos a la candidatura de Laura Mintegi. Pero cualquier ascenso de EH Bildu o un acortamiento en la distancia que le separa del PNV podría condicionar las futuras políticas de Urkullu.
El dirigente de Sortu está en prisión desde octubre de 2009, encarcelado junto a Rafa Díez, Sonia Jacinto, Arkaitz Rodríguez y Miren Zabaleta acusados de intentar reconstruir la ilegalizada Batasuna bajo las directrices de ETA. Y, precisamente, el argumento de la izquierda abertzale es justo el contrario, que Otegi estaba trabajando «por la paz», para que la banda cesase su actividad terrorista, algo que hizo justo un año después.
EL CORREO – 24/07/14