EL CORREO – 15/12/14
· Hasier Arraiz acudió a Sabin Etxea el mismo día en que dijo en público que preparan una declaración «con terminología que no es la nuestra»
LAS FRASES
· Contactos fluidos La resistencia de Sortu a reconocer el daño causado complica la negociación.
· Exigencia pública Urkullu exhortó el viernes a EH Bildu: «Les estamos esperando para coser juntos la paz».
· «No rebajar los consensos» Mendia ha mantenido la misma posición de máxima exigencia que abanderó Rodolfo Ares.
El PNV trabaja con Sortu en un texto alternativo al actual ‘suelo ético’ que reconozca de forma expresa el daño causado por ETA y por la negativa histórica de la izquierda abertzale a condenar sus atentados. Según ha podido saber este periódico de fuentes de toda solvencia, burukides del EBB supervisan las distintas versiones del documento redactado por la cúpula presidida por Hasier Arraiz, que a finales de noviembre ya desveló que preparaba una declaración en la que incluiría «terminología que no es la nuestra». Eso ya sugería la ‘mano’ de Sabin Etxea, que negocia el borrador con el objetivo prioritario de lograr el regreso del PSE a la ponencia de paz del Parlamento, en vía muerta desde septiembre de 2013.
Los socialistas vascos decidieron entonces abandonar el foro, convencidos de que no tenía sentido intentar avances para asentar la convivencia mientras la izquierda abertzale no aceptase expresamente los «mínimos democráticos» básicos. Desde entonces, las presiones del PNV para volver a atraer al PSE al órgano parlamentario, ahora paralizado y sin actividad, han sido incesantes. Tras la reformulación del plan de paz, hace ahora un año, el Gobierno vasco albergó la esperanza de que la gestión consensuada de ese texto propiciara el regreso de los socialistas a la ponencia, con la convicción, que el lehendakari y su partido mantienen, de que las conclusiones del foro sólo serán de utilidad si incluyen a alguna sensibilidad no nacionalista. En la misma época, Joseba Egibar llegó a amagar con rehuir los debates sobre pacificación en la tribuna parlamentaria si el PSE mantenía su negativa a sentarse en la ponencia, una posición que no pudo mantener por mucho tiempo.
Ahora, Sabin Etxea ha visto en el texto que redacta Sortu una nueva oportunidad para integrar al PSE en su estrategia de paz y convivencia. Un proceso torpedeado por la resistencia de ETA a disolverse y su intención de seguir tutelando el debate político y por la tardanza de la izquierda abertzale en hacer autocrítica explícita. «Les estamos esperando para coser todos juntos la paz», replicó el viernes en el Parlamento el lehendakari Urkullu a Marian Beitialarrangoitia (EH Bildu), que le había reprochado en la tribuna que se refugie en la «discreción» para ocultar su «inmovilismo» en materia de paz.
Pese al rifirrafe público –ayer mismo Andoni Ortuzar llamó «fachas vascos» a la izquierda abertzale– la interlocución en privado es intensa y fluida. Las visitas discretas de Arraiz y del responsable de Resolución del Conflicto de Sortu, Rufi Etxeberria, a Sabin Etxea son frecuentes. Una de las últimas tuvo lugar el 26 de noviembre, momentos después de que Arraiz desvelase en Euskadi Irratia que la izquierda abertzale estaba dispuesta a aparcar su lenguaje habitual si eso servía para reactivar la ponencia y acabar con la «parálisis». Consultadas por este periódico, fuentes oficiales del PNV declinaron hacer comentarios sobre la marcha de las negociaciones y pidieron «máxima discreción» para poder consolidar avances en este terreno.
No obstante, según ha podido saber este periódico, la formación de Andoni Ortuzar no ha visto aún en los papeles que intercambia con la izquierda abertzale la contundencia necesaria para romper el bloqueo de la ponencia. De hecho, hace ya más de dos meses que Arraiz se comprometió con el lehendakari a impulsar un nuevo ‘suelo ético’ y más de dos semanas desde que habló en público de «nueva terminología» y el documento aún no ha visto la luz. Las negociaciones permanecen atascadas por la resistencia de la izquierda abertzale a asumir, con claridad meridiana, el reconocimiento del daño causado en cuarenta años de violencia de ETA y el error de haber justificado sus crímenes. Los jeltzales creen que bastaría con reconocer la «injusticia» del dolor provocado, como han hecho ya damnificados por el terrorismo de Estado como Edurne Brouard.
Abiertos a escuchar
El PSE, por su parte, aún no ha recibido ningún texto y, de hecho, considera «innecesario» reformular el ‘suelo ético’. «Es una cuestión predemocrática, bastaría con el rechazo taxativo de la izquierda abertzale a cualquier utilización de la violencia como arma política, y eso ya lo dicen las bases sobre las que edificamos la ponencia la pasada legislatura. Sería bastante más sencillo que Sortu asumiese lo que ya existe», sostienen los socialistas vascos, que no están dispuestos a ceder ni un milímetro en su exigencia, aunque aseguran estar abiertos a «escuchar, oír o leer lo que haga falta».
Desde que Idoia Mendia asumiera en septiembre la secretaría general del PSE, la cuestión ha sobrevolado todas sus reuniones e, incluso, el relevo en la cúpula socialista hizo albergar a los jeltzales la esperanza de una posición de partida más flexible. No obstante, Mendia ha dejado claro que su postura es «exactamente la misma» que abanderó Rodolfo Ares como representante del PSE en la arrinconada ponencia. «Hay principios irrenunciables, y no tiene sentido rebajar los consensos ya alcanzados para alcanzar acuerdos de mínimos», defienden en el PSE. El lehendakari Urkullu enfatizó en su primer encuentro con Mendia la importancia de reincorporar a los socialistas al debate parlamentario sobre paz y convivencia y lo mismo hizo Ortuzar cuando recibió en octubre en Sabin Etxea a una delegación de la nueva ejecutiva. Con Arraiz la complicidad fue más bien nula y el presidente de Sortu criticó, tras su primer encuentro con la líder socialista, su actitud «cerril» respecto a la ponencia de paz.
EL CORREO – 15/12/14