La creciente tensión entre el PNV y los socialistas vascos se trasladó ayer al Congreso, donde los nacionalistas se afanaron en escenificar, quizá como estrategia, que su relación con el PSOE no es tan idílica como cabría deducir de su pacto presupuestario.
La Comisión de Fomento reflejó un distanciamiento entre ambas formaciones que se encargó de corroborar el portavoz peneuvista en la Cámara Baja, Josu Erkoreka, al advertir de que el Gobierno central, «hoy por hoy», no cuenta con el respaldo de su partido «de ninguna manera».
Aunque sin una vinculación expresa al cruce de acusaciones en Euskadi, el alejamiento entre ambas formaciones fue evidente en la Comisión de Fomento, donde el PNV logró sacar adelante, pese a la oposición del PSOE, una iniciativa en la que insta al Ejecutivo a presentar, en el plazo de un mes, «un calendario actualizado» de la ejecución de la nueva estación de tren de Legorreta y de la implantación del Bloqueo Automático Banalizado (BAB) en la línea ferroviaria que une San Sebastián e Irún. La proposición no de ley nacionalista establece que antes del verano podrá licitarse el primer proyecto y proceder a la contratación del segundo.
El diputado peneuvista José Ramón Beloki lamentó «la inexplicable oposición del PSOE», máxime tras considerar que el delegado del Gobierno central en Euskadi, Mikel Cabieces, «pregona a los cuatro vientos que son proyectos importantes y necesarios para Guipúzcoa». Según argumentó, no se trata de nuevas iniciativas, sino de «obligaciones y compromisos contraidos» por Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), pero que «se incumplen cuando toca la hora de ponerles fecha». El representante nacionalista recordó que ya en diciembre de 2008 se encargó la ejecución de ambos proyectos, dentro del programa de actuación previsto hasta 2010, y denunció que aún están «en el aire».
La respuesta llegó en boca de la diputada socialista María Antonieta Marañón, quien destacó las «grandes inversiones» realizadas por el Ejecutivo central en Guipúzcoa y aseguró que «nada va a quedar en el aire». Al menos, por parte del PSOE, ya que durante su intervención, y aunque sin una acusación directa al PNV por su estrategia de pactos postelectorales, sí aludió al resultado de las municipales en Euskadi y confió en que la llegada de Bildu a numerosos Ayuntamientos no tenga una repercusión sobre las obras previstas.
El desapego entre el PSOE y el partido que hasta la fecha lo ha sostenido en el Gobierno gracias al acuerdo presupuestario entre ambos lo confirmó Erkoreka, al insistir en que el adelanto de las elecciones generales a noviembre es una «posibilidad» sobre la que trabaja su partido. «En el abanico de posibilidades que manejamos, la eventualidad de un adelanto electoral no se puede descartar», aseguró.
El portavoz del PNV en el Congreso quiso reflejar así que el Gobierno socialista no tiene garantizado a día de hoy el apoyo nacionalista. Una advertencia con la que tomó posición sobre la futura negociación de los presupuestos de 2012, en la que el papel peneuvista se antoja esencial para sacar adelante las cuentas y facilitar que el presidente Zapatero pueda completar la legislatura. Según aseguró Erkoreka, su partido solo hablará con el Ejecutivo cuando «se cumplan plenamente los acuerdos presupuestarios de 2011».
Las palabras del portavoz en el Congreso sucedieron ayer a las que un día antes había realizado el propio presidente del PNV, Iñigo Urkullu, para quien el adelanto electoral es «el escenario más realista» en la actualidad. Una afirmación que cabe interpretar como amenaza estratégica en la negociación de las transferencias pendientes y pactadas a cambio del apoyo peneuvista a los presupuestos de 2011. Los plazos apremian, dado que al menos ocho nuevos traspasos deben cerrarse antes de que termine el presente mes, según se comprometió el Gobierno.
El nivel de crispación entre nacionalistas y socialistas tampoco se rebajó ayer en Euskadi. El consejero de Interior, Rodolfo Ares, aprovechó una entrevista matinal en ETB-2 para insistir en su acusación al PNV de sumir a las instituciones municipales y forales en la «incertidumbre» al anteponer sus intereses de partido a los de Euskadi. Una crítica que sucedió al intercambio de reproches que horas antes, durante la noche del lunes, protagonizó en la misma cadena un programa de debate entre distintos líderes políticos, entre ellos el peneuvista Joseba Egibar y José Antonio Pastor por el PSE.
La excepción a tanto enfrentamiento se dio en Álava, donde los socialistas vascos también se mostraron favorables a alcanzar un «pacto global» para que todos los grupos que obtuvieron representación el 22-M estén en la mesa de las Juntas Generales, que se constituyen hoy. No hay acuerdo, sin embargo, sobre el reparto de los puestos. La presidencia, al igual que la futura investidura del diputado general, podría depender de las dos procuradoras de EB, ya que PP y PSE suman 25 votos, por los 24 de PNV y Bildu.
EL PAÍS, 15/6/2011