ABC 02/11/16
· El jefe del Ejecutivo quiere que Ciudadanos sea el apoyo fundamental toda la legislatura, junto a Coalición Canaria, pero no vetará a ningún grupo
Mariano Rajoy continuará hoy cerrando la estructura de su nuevo Gobierno, que tiene previsto hacer público mañana, jueves, por la tarde. El presidente mantiene un férreo silencio sobre sus planes, pero en su entorno dan por hecho que habrá cambios importantes en un Ejecutivo en minoría, que afronta una situación muy diferente a la que había en 2011. El Gobierno tendrá que ganarse los apoyos día a día en el Parlamento, y para ello no despreciará ningún voto, según advierten en La Moncloa: «No se vetará a ningún grupo». De la habilidad política del Ejecutivo dependerá la elección de los mejores apoyos para cada momento e iniciativa.
Mucha «cintura» «La geometría variable y la cintura política van a ser las reglas del juego desde ahora», dice La Moncloa
El voto «limpio» del PNV El Gobierno considera más «limpio» el voto del PNV que el de Convergencia, pero no despreciará ninguno
De entrada, en el entorno de Rajoy asumen que el camino estará lleno de obstáculos, que tendrán que salvarse uno a uno, pero ya tienen perfilado quiénes podrían ser sus socios en cada circunstancia. Con el PSOE confían en salvar las políticas de Estado, incluida la defensa de la unidad de España y la respuesta al desafío independentista, y con los nacionalistas esperan sacar adelante medidas sectoriales, en el terreno económico y social.
La segunda votación de la investidura, con el apoyo de Ciudadanos y Coalición Canaria y la abstención de 68 de los 84 diputados del PSOE, formó una mayoría simple en el Congreso que serviría para sacar adelante reformas y proyectos de ley, incluidos los Presupuestos, que no requieren una mayoría absoluta en su aprobación. Pero desde el Grupo Socialista ya se ha advertido a Rajoy de que no puede contar con ellos para llevar adelante su programa político ni sus cuentas públicas. El Gobierno lo tendrá bastante más complicado, pero no lo ve imposible.
Calculadora en la mano
La aritmética parlamentaria será fundamental desde el primer día, y la suma y resta de diputados estará en boca de todos para cualquier iniciativa que se negocie y se vote. El PP parte de sus 133 diputados, más los cuatro de sus socios electorales (UPN, Foro y PAR). Con esos 137 escaños no puede hacer nada en solitario.
Por eso, quiere contar con los 32 diputados de Ciudadanos más el de Coalición Canaria como «apoyo fundamental». «Buscaremos que el pacto de investidura sea en la práctica la base de un acuerdo de legislatura», comentan en La Moncloa. Rajoy no se cansó de agradecer al partido de Rivera su apoyo, pero no solo eso, aseguró que cumplirá los compromisos adquiridos con Ciudadanos: «Soy consciente de la importancia de esos acuerdos. Mi voluntad es mantenerlos y cumplirlos. No tengan ustedes ninguna duda. Lo haré», prometió Rajoy.
El PP, Ciudadanos y Coalición Canaria suman 170 diputados, a solo seis de la mayoría absoluta, que es la que se necesita para aprobar leyes orgánicas. Pero no siempre se necesitan esos 176 votos para aprobar una iniciativa, y muchas votaciones se resolverán por mayoría simple. Es el caso de los proyectos ordinarios, la mayoría de ellos, donde les bastaría con 11 abstenciones para poderlos aprobar. En la búsqueda de esos votos se centrarán buena parte de los esfuerzos, aunque a veces pondrán por delante la «calidad» del socio a la «cantidad» de apoyos.
Desde esa «humildad» obligada, nada que ver con la actitud de mayoría absoluta que el PP tuvo en la legislatura de 2011 a 2015, el Gobierno no despreciará a ningún grupo político. «La geometría variable y la cintura política van a ser las reglas del juego a partir de ahora», aseguran en el equipo de Rajoy.
Terreno de la oposición
Desde el Ejecutivo y desde el PP se buscará «de forma preferente» al PSOE, pero saben perfectamente que hay temas en los que el Partido Socialista no podrá apoyarlos, ya sea por diferencias en el terreno social o económico o porque esta formación está necesitada ahora mismo de marcar distancias con el Gobierno y mostrarse como oposición ante la opinión pública. «Esperamos que no sean los asuntos más importantes ni los más urgente, pero serán la mayoría», asumen en La Moncloa.
En previsión de esa situación, con un PSOE que desea exhibir su distancia respecto a Rajoy, en el entorno de Rajoy planean formar lo que han bautizado, de forma coloquial, como «pequeñas UTV (uniones temporales de voto)», que se harían con otros grupos de la Cámara, en concreto con los nacionalistas.
En primer lugar, la opción preferida en La Moncloa es el PNV, partido al que Rajoy ha tendido la mano en los dos últimos debates de investidura que ha protagonizado. Sus cinco escaños
valen su peso en oro en el Congreso en este momento, y eso lo saben los de Aitor Esteban. Rajoy cuenta a su favor con la buena relación que mantiene con Íñigo Urkullu. Desde el PNV no se da portazo a los acuerdos, ni siquiera se plantean exigencias programáticas. De momento, piden un «cambio radical de talante» en Rajoy en su relación con los nacionalistas vascos.
«El PNV va a ser clave para la gobernabilidad», subrayan desde el Gobierno saliente. Desde La Moncloa reconocen que los votos de los nacionalistas vascos son «más limpios» que los de la antigua Convergencia Democrática, ahora relegada en el Grupo Mixto con sus ocho diputados.
Límites de negociación
¿Significa eso que los populares despreciarán los votos del partido de Francesc Homs y ni siquiera dialogarán con este? No. «No habrá vetos», insisten en el entorno de Rajoy. Lo que sí existen son límites en la negociación: el presidente del Gobierno nunca dialogará sobre la unidad de España, la soberanía nacional o la igualdad de derechos de todos los españoles, como dejó bien claro en su investidura. No habrá, pues, un diálogo sobre el eventual referéndum independentista de Cataluña, pero sí se ponen sobre la mesa asuntos económicos o sociales, por ejemplo un plan de empleo o de autónomos, sí se buscará el acercamiento, como de hecho se hizo ya en las últimas semanas con algunas medidas económicas del Gobierno en funciones relacionadas con Europa y el techo de gasto de las Comunidades.
En el Gobierno no se olvida que la reforma laboral de 2012 contó con el apoyo de Convergencia, pese a que en ese momento sus votos no eran siquiera necesarios.
Con todos esos apoyos potenciales, que se buscarán según cada circunstancia y medida concreta, y partiendo desde una posición de «centro» por el acuerdo con Ciudadanos, desde La Moncloa se confía en que la legislatura avance y no quede embarrancada.