El anuncio del equipo de Cristina Cifuentes de que enmendará la ponencia de Estatutos en el congreso del partido para pedir que sólo las bases puedan elegir al presidente del PP –en contraposición al sistema de doble vuelta propuesto por el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maillo– agitó ayer al PP a nivel nacional e hizo estallar un debate sobre si la Gestora que dirige el partido en Madrid y que encabeza Cifuentes tiene o no «legitimidad» para presentar enmiendas en nombre de todo el PP madrileño.
Este recelo, incluso de miembros de la propia dirección de Madrid, hace semanas que era un elemento más de la preparación del congreso de febrero. Pero ayer, tras conocerse el contenido de la enmienda, el PP de Madrid se convirtió en un campo de batalla. En público, y mucho más en privado, se pusieron en cuestión dos asuntos. Uno, si la Gestora, al ser una dirección provisional no elegida en un congreso, debe o no presentar enmiendas en representación del PP de Madrid. Y dos, si Cifuentes, que ha sido puesta «a dedo» por la dirección nacional al frente de esta Gestora, es la más indicada para exigir primarias. Fuentes del partido sostuvieron que el equipo de Cifuentes tiene «derecho pero no legitimidad, sobre todo cuando ellos proponen primarias y han sido elegidos a dedo».
Carmen Álvarez-Arenas, diputada de la lista de Madrid al Congreso y muy cercana a Mariano Rajoy, criticó en declaraciones a Europa Press que Cifuentes se «arrogue la posición de todo el partido» en la defensa de su enmienda y dijo que es un «tema de calado» y no puede hablar en nombre de todo el PP de Madrid. Esta misma posición fue defendida por otros miembros del partido como Mari Mar Blanco o Teófilo de Luis, también diputados nacionales y cercanos a la dirección nacional, según fuentes populares.
Sus pronunciamientos supusieron la prueba del malestar que ha generado en Génova la enmienda de Cifuentes, tras el intento de Maillo de alumbrar una fórmula de consenso con el modelo de dos votaciones –la primera de los militantes, la segunda de los compromisarios–. Este «esfuerzo» se ha reconocido por parte del equipo de Cifuentes, pero la presidenta de la Comunidad de Madrid insiste en que ella siempre ha defendido las primarias puras (un militante, un voto). Desde su núcleo duro se rechaza además que como Gestora no puedan presentar enmiendas y se afirma que «legítimamente representan al PP de Madrid».
Al margen de esta discusión, el contenido de la enmienda –su propuesta de que en la segunda vuelta también voten los militantes y no los compromisarios, que se dedicarían sólo al debate de ponencias– cosechó ayer un rechazo casi coral de los demás barones territoriales. El gallego Alberto Núñez Feijóo aseguró que «copiar lo que funciona mal no es buen planteamiento». En una línea similar, José Antonio Monago dijo en Extremadura que las primarias no son «la pureza del sistema» y apuntó que en el PSOE «eligen un candidato y en otros partidos», en alusión a Podemos, luego vota «sabe Dios quién». Otros dirigentes apostaron directamente por apoyar el sistema planteado por Maillo como modo para desmarcarse del de Cifuentes.
Por ejemplo, el catalán Xavier García Albiol afirmó que el sistema de Maillo «da satisfacción a lo que la mayoría de militantes vienen reclamando los últimos meses», porque permite votar a las bases en primera vuelta. El andaluz Juan Manuel Moreno calificó el planteamiento del ponente de «sensato, oportuno y razonable» porque «abre el partido y mantiene la tradición de los compromisarios». El PP de Castilla-La Mancha señaló por su parte que es «más ágil» que en la segunda votación voten los compromisarios. Y también ha habido respaldo a esta fórmula desde Castilla y León.
En cualquier caso, el cierre de filas con Génova estuvo acompañado de un reconocimiento de que no ocurre nada por que haya debate en torno a esta cuestión. Una posición que defendió también Cristina Cifuentes. La presidenta madrileña indicó en rueda de prensa que los congresos están para debatir y recordó que la elección directa del presidente por parte de la militancia es algo que ella ha planteado «en muchísimas ocasiones». Es en «cumplimiento de un compromiso asumido como presidenta de la Comunidad y del PP de Madrid». «A nadie debería sorprender que se vaya a presentar una enmienda de estas características», destacó.
En su opinión, aunque es «muy interesante» la propuesta del PP de que los militantes tengan voz y voto en la elección de su presidente, el PP de Madrid cree que «es mejorable».
Maillo, en cambio, sostuvo que «la posición mayoritaria en el partido» es que al presidente se le elija manteniendo el sistema actual de representación, aunque «mejorado con el modelo de doble vuelta». «Es un buen sistema, es nuestro sistema, pero atenderemos y estudiaremos todas las enmiendas e iniciaremos un proceso de diálogo con todas las organizaciones territoriales que planteen cosas distintas, como Madrid», manifestó.
Fuentes del PP balear, donde el ex presidente José Ramón Bauzá fue pionero en ser elegido por las bases, sí señalaron que «se encuentran cómodos» aplicando el sistema de un afiliado, un voto y recordaron que lo ha aplicado hasta en cinco ocasiones en sus procesos.
El PP valenciano guardó silencio sobre la propuesta de Cifuentes mientras estudia sus propias enmiendas al congreso. Según explicó la presidenta regional, Isabel Bonig, el modelo que ha planteado la dirección nacional es «un paso importante», pero el PP valenciano está estudiando hacer «algunas matizaciones» para que los compromisarios «en ningún caso puedan cambiar el voto de los militantes».
El PP valenciano está viendo también opciones técnicas para poder aplicar en los congresos regionales la premisa de un militante, un voto, sin tener que recurrir a subterfugios como convertir a todos los militantes en compromisarios. Bonig anunció además que el PP valenciano presentará una enmienda en defensa de la custodia compartida. Esta posibilidad también la contempla el PP madrileño, que además medita enmiendas contra la discriminación del colectivo LGTB y en apoyo a los vientres de alquiler.
Ante este posible movimiento, la ex diputada nacional y ex portavoz del PP de Asuntos Sociales en el Congreso, Lourdes Méndez, presentará una enmienda pidiendo que el PP considere «que la maternidad de alquiler no constituye una forma más de reproducción asistida, ni se trata de un progreso ni avance social». «Por el contrario –sostiene–, es una nueva forma de explotación que atenta contra la dignidad tanto del niño como de la madre, abusando del estado de necesidad en que se encuentran mujeres jóvenes en situación de pobreza».