La convulsión de la política española en el último año y medio ha producido episodios inéditos. Entre ellos la abstención del PSOE para facilitar el Gobierno de Mariano Rajoy, que dio pie a un entendimiento de los dos principales partidos desconocido hasta ahora. Sin embargo, el regreso de Pedro Sánchez a la cúpula socialista ha puesto fin a esta etapa.
El PP dio ayer públicamente por rota su «tregua» con el PSOE. Ha esperado a la celebración del congreso socialista, a que haya formalmente una nueva dirección. Pero concluido el proceso, los populares retoman la hostilidad que caracteriza las relaciones de dos partidos que pujan por el Gobierno.
Tiene todo el sentido. Nadie en estos momentos puede aventurar cuándo habrá elecciones generales, por lo que es comprensible la pulsión electoral. Pero es que, además, el congreso socialista ha concluido con la promesa de Sánchez de asfixiar al PP y acabar con su «etapa negra». Y a este anuncio los populares dieron ayer su réplica.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se mantuvo firme en el plano institucional y, en un corrillo con periodistas, tras ejercer de presentador en el desayuno informativo de Cristina Cifuentes, insistió en pedir «entendimiento» en los temas de Estado. «Lo tengo que intentar», dijo, en referencia a la posibilidad de llegar a acuerdos con el PSOE.
Sólo unas horas después, tras la reunión del Comité de Dirección presidido por Rajoy, el PP enseñaba sus fauces a Sánchez. El nuevo PSOE está «fracturado» y se ha «radicalizado», aseguró el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, en rueda de prensa. El dirigente popular puso el acento en dos asuntos. Uno, el «extremismo» de Sánchez, sus «estridencias» y sus «insultos». «Nos ha dejado todo el centro a nosotros», advirtió.
Y dos, su «ambigüedad» frente al «desafío soberanista» tras consagrar el giro a la España «plurinacional». «¿Cuáles serían las naciones? ¿Hasta dónde llegaría su derecho a decidir?», preguntó Casado.
«Nos preocupa esa contemporización de Sánchez con el independentismo», señaló. «Nos gustaba más el Pedro Sánchez que llamaba a Rajoy para apoyar una respuesta conjunta al secesionismo catalán», añadió el dirigente popular.
En este contexto, Casado sostuvo que el PSOE vive una «realidad paralela que nosotros vamos a rebatir». «La tregua se ha acabado. Ya hay un líder de la oposición».
En privado, el PP asegura que ve en Sánchez «otro Zapatero», que ha regresado más «rencoroso» y «radical». «Se acabó, no te vamos a reír las gracias», afirmaron sobre él fuentes populares. De hecho, por ahora no hay fecha a una posible reunión con Rajoy.
Ayer, mismo, el nuevo portavoz del PSOE, Óscar Puente, reclamó oficialmente al presidente del Gobierno un encuentro con el nuevo secretario general del PSOE, que ayer reunió a su nueva Ejecutiva en la sede federal del partido.
El también alcalde de Valladolid respondió a los periodistas que el PSOE está «a la espera de que el presidente del Gobierno convoque al líder de la oposición», ya que el único contacto que tuvieron ambos fue por una llamada de Sánchez antes del congreso federal para mostrarle su apoyo ante la crisis independentista en Cataluña.
Puente anunció que «de manera inmediata», el PSOE quiere poner en marcha el «espacio de diálogo y coordinación» de los socialistas en el Congreso con Podemos y Ciudadanos para desmontar las políticas del Gobierno del PP. En los próximos días, Sánchez se pondrá en contacto con Pablo Iglesias, con el que ya se cruzó un mensaje la semana pasada, y con Albert Rivera, para impulsar medidas contra el PP.