Juan Carlos Viloria-El Correo

Los sondeos de intención de voto no parecen ser muy boyantes para el Partido Popular del País Vasco de cara al día 21, pese a tener un candidato, Javier de Andrés, muy adecuado a los nuevos tiempos en Euskadi. Un alavés cortés, pero no falso, como predica el vizcaíno zumbón. Realista y pragmático, sin perder su idiosincrasia vasco-alavesa-española. Con memoria del pasado inminente pero sin dejarse aplastar por los recuerdos de los años de persecución y acoso. Clarividente para diagnosticar el presente en declive del ámbito económico y social de un País Vasco, perpetuamente gobernando en clave nacionalista junto a un socio socialista incondicional, desde que Idoia Mendia y Sánchez se entregaron a Sabin Etxea y Sabin Etxea se entregó a la Moncloa. Un poco ‘naif’, quizás, la campaña popular de proponer una Euskadi «abierta», frente a la Euskadi de la boina «a rosca» aunque la metáfora no deje de tener su fondo de sustantividad.

En teoría electoral, la opción de los populares debería beneficiarse del clima distendido de campaña donde la izquierda, el nacionalismo y el populismo, parecen tener otras preocupaciones que aquello de «frenar a las derechas» que tan bien les funcionó en otras citas electorales. Están a lo suyo. A impedir el trasvase de votos de Podemos-Sumar a Bildu; del PNV a la desmovilización; del conglomerado Sumar/Podemos a subsistir. Del PSE a mixtificar sus años de seguidismo al PNV y puesta en valor de Bildu.

Pero el problema para el centro derecha liberal en el País Vasco es que el trabajo de demonización del PP (en realidad de todo lo que no fuera nacional, socialismo, abertzale) ya está hecho desde hace mucho tiempo. Son siglas apestadas en el cuerpo electoral vasco. Asociadas a la Guerra Civil, al franquismo, al nazismo, a la corrupción, a la xenofobia, al machismo. Eso ha logrado un rechazo instintivo de muchos vascos, aterrados de que les señalen como votantes de unas siglas «fascistas». Si las urnas dan la razón a los sondeos se confirmaría que Euskadi es diferente. Ya se ha podido acreditar en la celebración multitudinaria de la Copa del Rey en la ría. Aunque pudiera ser que el descenso del ímpetu soberanista que reflejan las encuestas se haya sublimado a través del Athletic y a la hora de votar pese más la razón que las vísceras.

La elección de Javier de Andrés como candidato a lehendakari por el PP sustituyendo a Carlos Iturgaiz, supone también, de parte de los conservadores, un esfuerzo en pasar página. Una forma inteligente de evitar el efecto boomerang de la persistente rememoración del martirologio político de los no nacionalistas durante las décadas de plomo. Porque a las víctimas no se les premia en el País Vasco, electoralmente hablando. Quizás, al contrario. Igual habría que recordar que la derecha vasca heredera de UCD fue copartícipe, indispensable, para traer a Euskadi, la amnistía, el Estatuto de Gernika y la Constitución. Lo cierto es que el PP no se merece lo que le auguran las encuestas.