LA RAZÓN, 24/2/12
MADRID- El texto sobre el final de ETA pactado en el Congreso, con excepción de UPyD y Amaiur, no tendrá más recorrido parlamentario, es decir, que se quedará sin ser ratificado por el Pleno de la Cámara Baja. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que el PP varíe también su decisión de no parlamentarizar, en la medida de lo posible, la situación actual de la política antiterrorista.
Fuentes de la dirección del Grupo Popular confirmaron a este diario que no tienen la intención, y así es el deseo del presidente del Gobierno, de convertir en una iniciativa parlamentaria la enmienda transaccional que la mayoría de la Cámara presentó a la propuesta del partido de Rosa Díez de ilegalizar a Amaiur y a Bildu. UPyD vetó la posibilidad de que se votase esa enmienda pactada por los demás grupos, en el ejercicio de su potestad como titular de la moción que se sometía a debate. Pero el PP, y en principio cualquier otro de los partidos firmantes de ese acuerdo sobrevenido ante el movimiento de Rosa Díez, puede presentar una proposición no de ley, sobre la base de la citada transaccional, que acabe en el Pleno y en su correspondiente votación.
El PP no es nada partidario, al menos de momento, y prefiere que el texto quede en reposo. Tirar hacia adelante sólo traería «más quebraderos de cabeza» –dicen– después de «haber sorteado la inoportuna y demagógica» iniciativa de Rosa Díez con un texto «mejorable, pero que, sin duda, era la única salida». Entre otras cuestiones, al PP le preocupa que provocar su votación rompa el actual acuerdo porque cada grupo intente incorporar nuevos añadidos. El PNV, por ejemplo, cree que se «ha pasado» suscribiendo la enmienda transaccional pactada inicialmente por populares y socialistas, y ésta es también la razón de que se haya decidido aparcar la idea de hacer un movimiento parecido en el Parlamento vasco. Si estuviera garantizado el apoyo del PNV, el PP vasco y el PSE podrían haber tirado hacia adelante con el objetivo de dejar en evidencia dónde están los de la «izquierda abertzale». Pero ese apoyo del PNV en el País Vasco se percibe hoy muy lejano, lo que los populares explican en «el juego a dos bandas de los nacionalistas».
Aunque no haya intención de llevar al Pleno el acuerdo sobre ETA, al menos a medio plazo, el Gobierno sí lo utilizará como respuesta a los matices, muy importantes, que el PSOE pone a su discurso en política antiterrorista. Un día después de la firma del pacto, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, defendió en el País Vasco un cambio en la política penitenciaria. Es decir, en teoría estaba todavía caliente el pacto con el PP, mientras que en la práctica se pregonaban la diferencias de estrategia sobre la supuesta gestión pactada del final de ETA.
El Ejecutivo sostiene que el final incondicional de la banda, que recoge la enmienda, no pasa por hacer cambios en la política penitenciaria ni por alentar «esperanzas» en los presos etarras de supuestas recompensas que «sólo sirven para alejarles de la ruptura con la banda». El Gobierno sigue diciendo que no comparte las «prisas» del PSOE para que haya movimientos en el lado de la democracia; y los socialistas siguen aventando que el Ejecutivo comparte su hoja de ruta.
LA RAZÓN, 24/2/12