EL CORREO 04/10/13
· Censura la «pasividad» de la presidenta de la Cámara, que no intervino ante el insulto porque, según argumentó, «no lo he escuchado»
El Parlamento vasco vivió ayer una jornada especialmente agria, que alcanzó su punto de mayor tensión cuando el PP solicitó a la presidenta de la Cámara, la jeltzale Bakartxo Tejeria, que abriera un «expediente sancionador» al líder de Sortu, Hasier Arraiz, por calificar de «fascista» al portavoz popular, Borja Sémper.
El ambiente en el hemiciclo venía caldeado por la detención de los miembros de la plataforma de apoyo a los presos de ETA Herrira. Los representantes de la coalición abertzale vestían, de hecho, camisetas en favor de ese colectivo. El debate sobre el Instituto de la Memoria y, por extensión, del final del terrorismo en Euskadi desató la polémica.
La sesión acababa de empezar unos minutos antes y los partidos apenas habían concluido el debate del segundo punto del orden del día, referente a la creación del centro que coordinara todas las políticas públicas en materia de memoria y en favor de la convivencia. La iniciativa, que llegaba impulsada por el PNV y el PSE, obtuvo finalmente el respaldo de EH Bildu, pese a que la coalición fue muy crítica con su contenido. Este apoyo de la coalición abertzale reafirmó al PP en su rechazo al proyecto en los términos en los que está planteado. El instituto abordará todas las violencias sufridas en Euskadi desde 1936. Es decir, desde la Guerra Civil hasta la actualidad.
En su última intervención, el portavoz del PP, Borja Sémper, se dirigió a la bancada del PNV para advertirle de que su partido no puede «ir de la mano con unos señores que no se sonrojaban cuando ETA mataba y no lo hacen al justificar lo que hizo ahora que no mata». Luego, miró a los asientos ocupados por la coalición abertzale. «¿Cuándo les ha importado a ustedes la voluntad popular? En la puñetera vida. ¿Qué hicieron cuando la sociedad vasca pedía a ETA que nos dejara en paz?», espetó Semper a los representantes de EH Bildu, a quienes los demás partidos habían emplazado sin éxito a mostrar «coraje» y hacer una autocrítica sobre su pasado. Fue en ese instante, justo en el que el portavoz del PP se disponía a abandonar el estrado, cuando al parecer alguien grito «fascista» desde los escaños de la coalición abertzale.
Sémper no dudó en girarse hacia la presidenta del Parlamento vasco: «¿Va usted a permitir que me llamen fascista?», le preguntó. Bakartxo Tejeria, sin responder al parlamentario, se dispuso a seguir adelante con la sesión plenaria. El representante de UPyD, Gorka Maneiro, tomó la palabra desde su escaño y recriminó a Tejeria su actitud: «Han llamado fascista a un parlamentario absolutamente democrático. Eso es inaceptable y no se puede permitir en el Parlamento vasco», exclamó.
La presidenta de la Cámara replicó a Maneiro pidiéndole que se sentara tras recordarle que hablaba fuera de su turno. Ya en su escaño, Sémper también reclamó de nuevo la atención de Tejeria para solicitarle que retirara la expresión «fascista» del acta del pleno «por la dignidad de la Cámara». La discusión, sin embargo, no quedó ahí. La máxima responsable del Parlamento denegó esta posibilidad con el argumento de que, si accedía a retirarla, debería eliminar esa palabra de las actas de otros plenos anteriores en los que parece haberse pronunciado también.
«No identifico a nadie»
Dos horas después, y antes de dar por finalizada la sesión matinal del pleno, Tejeria quiso «aclarar» lo ocurrido. Aseguró no haber «escuchado» el insulto a Borja Sémper y que, por ese motivo, decidió no intervenir. «No identifico a nadie, pero sí digo que no voy a aceptar este tipo de comentarios», argumentó la política del PNV.
En las filas populares, sus explicaciones resultaron insuficientes: los parlamentarios de este partido registraron una protesta oficial en la Cámara por la «pasividad» de su máxima representante, que calificaron de «inadmisible y contraria» al reglamento. «Ha hecho una dejación de funciones y ha consentido que resultara impune una conducta contraria a la legalidad», censuraron.
Del mismo modo, el PP solicitó al Parlamento –también UPyD se sumó a la demanda– que abra un «expediente sancionador» al presidente de Sortu, Hasier Arraiz, al que los populares identificaron como el autor del insulto. El reglamento fija este tipo de conducta como una infracción leve y la sanción prevista sería la suspensión temporal de los derechos de parlamentario por un plazo no superior a un mes. EH Bildu optó por no hacer declaraciones.
La polémica sirvió de desagradable colofón al debate sobre la creación del Instituto de la Memoria, al que el hemiciclo dio ayer su primer empujón de la mano del PNV y del PSE. El acuerdo sobre este centro se gestó durante la pasada legislatura, pero la disolución de la institución legislativa a raíz de las elecciones autonómicas retrasó su impulso.
La iniciativa, que deberá poner en marcha el Gobierno vasco, contó con el respaldo crítico de EH Bildu y la oposición del PP y UPyD. Los partidos, no obstante, abordarán las bases sobre las que se creará este instituto en una futura ponencia parlamentaria, que se habilitará en el seno de la comisión de Derechos Humanos.