La política española demanda una fecha de investidura para Mariano Rajoy. Pero ahora que está fijada (30 de agosto), todos pasan la hoja del calendario en busca de respuestas al futuro. El no del PSOE al PP, sumado al de los independentistas, aboca, al menos a día de hoy, a una investidura fallida. El presidente del Gobierno en funciones no tiene los apoyos suficientes garantizados, ya que por la suma de PP-Ciudadanos-CC se queda en 170 escaños, cuando la mayoría absoluta son 176. En el escenario de una derrota de Rajoy, Ciudadanos se replanteará su apoyo.
El partido de Albert Rivera aceptó negociar con el PP de Rajoy después de que fuera designado candidato a la Presidencia por el Rey. Conscientes de que no existía el escenario de un paso atrás suyo, rectificaron su veto, todo su posicionamiento político de campaña, y previa exigencia de un pacto contra la corrupción, negocian un acuerdo de investidura. Por tanto, trabajan para que haya un documento que pueda sumar más apoyos. Pero asumen que tras el 2 de septiembre, fecha de la segunda votación de investidura –donde se precisa mayoría simple–, una derrota de Rajoy puede abrir nuevos escenarios.
Como trasfondo, existe la posición de Ciudadanos de que a Rajoy es a quien corresponde buscar los apoyos necesarios y hacer las gestiones necesarias. «Bastante hacemos estando predispuestos a un acuerdo, para que además tengamos que buscarle el voto de los demás partidos. Algo tendrá que hacer Rajoy», señaló José Manuel Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos y miembro de las negociaciones.
Al tiempo, por parte del PP no se cierra la puerta a convencer a Ciudadanos para que pase de acuerdo de investidura a acuerdo de legislatura. «Hay una delgada línea muy fina entre pacto de investidura y de Gobierno», desgranaron ayer desde el equipo negociador designado por Rajoy.
Desde el PP no se cierra la puerta a que Rajoy pueda intentar una segunda ronda de investidura tras la celebración de las elecciones gallegas y vascas del 25 de septiembre, toda vez que asumen que el no de Pedro Sánchez derriba cualquier esperanza de salir victorioso. En Ciudadanos, de manera oficial, señalan: «No estamos pensando en eso ahora». Sin embargo, ante ese escenario la formación naranja entiende que tendrán que reunirse con el PP para conocer sus intenciones y, asimismo, celebrar una Ejecutiva para acordar su postura. Esto es, habrá una reconsideración del apoyo. «No tenemos pensado ni decidido qué hacer», resumen desde la dirección de Ciudadanos.
Desde el partido de Rivera siempre han mantenido que su prioridad es que haya Gobierno para que la legislatura comience y se puedan poner en marcha algunas de las reformas que proclaman. Fue la directriz que guió en febrero la negociación con el PSOE y ahora con el PP. En el caso de Pedro Sánchez, se firmó un acuerdo de Gobierno, pero que no logró sumar más de 130 apoyos. El líder socialista salió derrotado. Entonces, Ciudadanos ya reconsideró su posición, algo que provocó tensión con los socialistas, que se negaban a discutir este aspecto.
Tras una reunión con el PSOE, acordaron poner ese acuerdo de Gobierno como base para cualquier negociación o acuerdo. Pero desde Ciudadanos se desmarcaron de que fuera Sánchez quien lo debía encabezar. Enfatizaron que su compromiso era con las medidas, no con un candidato. «En el acuerdo no hay ninguna cláusula de sillas, ninguna que diga que Sánchez tiene que ser el presidente», dijo entonces Rivera. «No me importa tanto quién va a ser el presidente del Gobierno, sino qué va a hacer ese Gobierno», añadió.
En el partido de Rivera prefieren esperar a la decisión que tome Rajoy, qué puede ocurrir en el PP en caso de investidura fallida y qué posición tomará el PSOE, si abre la puerta a dejar a un lado su no. Y, por supuesto, esperarán a que el Rey designe nuevo candidato. Eso sí, son conscientes de que se necesita a los socialistas, porque descartan una vía con el PNV en el que el PP ofrezca contrapartidas a la formación vasca.
Fuentes del PP apuntan que la negativa del PNV es un obstáculo a la investidura. Consideran que está instalado en el «bloqueo del no», lo que «complica la investidura», y justifican este posicionamiento en que «parece más preocupado por sus datos electorales en el País Vasco que por facilitar la gobernabilidad» en España.
En Ciudadanos se muestran reacios a un acercamiento con la formación vasca y advierten al PP de la cautela en posibles conversaciones. «Hemos pedido que ningún acuerdo con otro partido sea incompatible con el acuerdo que podamos firmar con el PP ni incompatible con el ideario y las posiciones de Ciudadanos», señaló en un receso de las negociaciones Villegas. «Vemos difícil que haya unas contrapartidas al PNV que no sean contradictorias con el pacto que estamos negociando con el PP. Por ejemplo, hablamos de que no haya referéndums separatistas en ningún territorio de España, la necesidad de una unidad de mercado y coordinación entre las comunidades…».
La opción de un diálogo entre el PP y el PNV se reactiva ante la posibilidad de que un entendimiento pudiera ser más fácil tras la celebración el 25 de septiembre de las elecciones autonómicas, dado que si Rajoy fracasa en la investidura de la próxima semana tendría de margen hasta noviembre para volver a presentarse ante la Cámara.
A la una de la madrugada, el ratón del ordenador hace clic en enviar. A esa hora se intercambiaron el martes PP y Ciudadanos el último documento. Diálogo permanente de los equipos, con cruce de propuestas y contrapropuestas. La negociación «avanza», «se van concretando temas» –más de 50 ya, según el PP–, porque los partidos van dejando los escollos para las últimas horas. En el PP presionan para que el consenso pueda alcanzarse el viernes, no apurar más como pretende Ciudadanos, para tener más margen de coacción al PSOE. Mariano Rajoy tendría intención de llamar a Pedro Sánchez cuando el pacto esté ultimado, con el argumento de que ha sumado a Ciudadanos.
«Antes de finalizar la semana, el viernes, se podría llegar a un acuerdo, para que la próxima semana nos presentemos al debate con 170 escaños», dijo ayer Fernando Martínez-Maillo, vicesecretario de Organización del PP y miembro de la negociación. La filosofía de PP y Ciudadanos es que la amplitud de lo pactado y la no exhaustividad de las medidas compliquen la negativa del PSOE a sumarse. Rajoy pretende gozar de unos días para exhibir las medidas pactadas, que considera en su gran mayoría podrá respaldar el PSOE, e incidir en que ha sumado los 32 escaños de C’s a sus 137.
La formación de Albert Rivera estableció ayer una serie de puntos que considera irrenunciables. En concreto, exige que no se suba la carga impositiva a los españoles, que se rebaje el IRPF en dos puntos por tramo a lo largo de la legislatura si se cumplen los objetivos de déficit y el IVA cultural al 10%.
«El PP está trabajando y no está de vacaciones», señaló Maillo en una clara alusión al PSOE –en las últimas semanas han aparecido imágenes de Sánchez disfrutando de unos días de descanso–. Y lanzó una acusación: «Intentan bloquear la investidura pervirtiendo el concepto de abstención, que no significa apoyar. Es compatible la abstención con la oposición. El único que hoy por hoy puede desbloquear la situación es el PSOE y Pedro Sánchez». Cabe recordar, eso sí, que el PP votó en contra y no se abstuvo en la investidura fallida de Sánchez.
En la negociación PP–Ciudadanos, los populares están empleando la estrategia de retrasar a las últimas horas las medidas que rechaza del partido de Rivera. Busca tratar esos aspectos con la presión del reloj, confiado en que su interlocutor sea más accesible en pro de un acuerdo. El contrato único, la ley de autónomos –que paguen en función de los beneficios–, el complemento salarial para las rentas más bajas, la revisión de la última amnistía fiscal del PP, el aumento del permiso de maternidad y paternidad, así como la fecha de bajada del IRPF son asuntos aún pendientes. Desde el PP argumentan sus reticencias a estos puntos en su elevado coste. «No hay que olvidar que las propuestas hay que cuantificarlas», señalan.
Desde Ciudadanos se trató desdibujar unos grados el optimismo de los populares al fijar como aspectos fundamentales para acordar la investidura la defensa de los autónomos, la conciliación y la Educación.
PP y Ciudadanos dieron ayer por cerrado el capítulo de economía y abordaron las políticas sociales. Un plan de emergencia social, un plan de choque contra la pobreza infantil, la ley de dependencia, las pensiones y la Sanidad. También se va a hablar de las pensiones. Hay coincidencia en la necesidad de un fondo contra la exclusión.
Hoy está previsto que los equipos negociadores aborden temas de regeneración y lucha contra la corrupción. Sobre la mesa, el caso de Óscar Clavell, diputado del PP procesado y sobre el que C’s debe decidir si considera que tiene que dejar el acta por corrupción política. O no.