EL CORREO 08/04/13
· La dirección popular ve una «involución» en el discurso de la izquierda abertzale y prefiere ligar su entrada en el foro al «largo plazo».
El PP vasco no ve clara su participación en la ponencia de paz. Al menos, a priori. La «involución» que, a su juicio, ha protagonizado la izquierda abertzale esta última semana –especialmente a raíz del fallecimiento del preso de ETA Xabier López Peña, ‘Thierry’– ha sacudido internamente al partido, que ya de por sí se enfrentaba a esta delicada cuestión de manera muy dividida. Los populares, encabezados por Antonio Basagoiti, barajan seriamente no tomar parte en el arranque de la ponencia, previsto para el próximo jueves, y supeditar su participación futura a los pasos que dé EH Bildu.
No se trataría de un portazo. Al menos, así lo conciben los populares. El objetivo de la formación es participar en este órgano. Ahora bien, prefieren hacerlo «a largo plazo». El partido debatirá en los próximos días, y lo hará a contrarreloj, cuál será su postura final ante la inminente puesta en marcha de este foro el próximo jueves. Entre las posibilidades que baraja el PP cobra enteros la de anunciar su presencia en el mismo –incluso revelar quién sería su portavoz–, si bien su idea es darse un margen de tiempo antes de compartir mesa junto al resto de fuerzas políticas, en especial, con la coalición abertzale. Lo que no significa que los populares no vayan a tener información de primera mano sobre las cuestiones que se aborden en su seno.
Que en el PP existen opiniones dispares sobre su participación en este órgano resulta obvio. Las declaraciones que han protagonizado varios de sus representantes en los últimos días no han hecho más que ahondar en esa tesis. El sector más conservador es reticente a compartir espacio con una izquierda abertzale que no ha condenado los crímenes de ETA. El parlamentario Carmelo Barrio, que –junto a Antón Damborenea– llevó la voz de los populares en la ponencia creada en la pasada legislatura, ha puesto en duda incluso el nombre del foro. «Es un error hablar de ponencia de paz porque aquí no ha habido una guerra», manifestó en una entrevista publicada ayer por este periódico. Si algo tienen claro en el PP, sobre todo en la dirección, es que son «un partido institucional, que trabaja desde dentro de las instituciones». De ahí que, recelos a un lado, no cierren la puerta a participar en el foro parlamentario. Será el propio Antonio Basagoiti, quien ha liderado las conversaciones con el PNV y el PSE, el que anuncie mañana o el miércoles cuál será la postura de su formación. El presidente de los populares vascos tiene previsto llegar a un acuerdo con el partido en Madrid –mantiene informado por teléfono a Mariano Rajoy–, antes de hacer pública la decisión.
Jeltzales y socialistas, principales impulsores de esta iniciativa, subrayaron desde un inicio la importancia de dotar a la ponencia del máximo consenso político. Es más, su puesta en marcha se ha visto abortada en dos ocasiones previas por la falta de acuerdo. El reto era lograr que los principales partidos –UPyD se descolgó desde un inicio– accedieran a tomar parte en este órgano para construir entre todos y en base a consensos sólidos, por pequeños que éstos sean, el futuro de una Euskadi sin la lacra del terrorismo.
Salvando distancias, ni la firma del pacto de Ajuria Enea de 1988 ni las conversaciones de Loyola, que tuvieron lugar en 2006, lograron reunir a todas las fuerzas políticas. En el primero de los casos fue Herri Batasuna la que decidió desmarcarse del acuerdo liderado por el entonces lehendakari, José Antonio Ardanza; mientras que en el segundo –en plena tregua de ETA–, participaron PNV, PSE y la izquierda abertzale.
No era tarea fácil convencer a la formación que lidera Basagoiti para que se sumara a la ponencia de paz, pese a que ya lo hiciera el pasado año. Y es que las circunstancias son bien distintas. Entonces no participó en la misma la antigua Batasuna –carecía de representación en la Cámara vasca–, como tampoco lo hicieron EA y la rama oficial de Aralar, inmersos en su convergencia en Bildu y Amaiur. Es más, el apoyo de Aintzane Ezenarro, Mikel Basabe y Oxel Erostarbe a este foro les costó finalmente sus escaños. El PP supeditó su participación a que PNV y PSE elevaran el listón de exigencia hacia EH Bildu. Las tres formaciones pactaron un documento que facilitara a los populares su entrada en este órgano parlamentario. El texto se basa en el ‘suelo ético’ ya aprobado en la anterior legislatura: «La paz y la convivencia futura requieren el reconocimiento de la injusticia de la violencia, el reconocimiento del daño causado y de la dignidad de las víctimas, todas ellas merecedoras del derecho a la verdad, la justicia y la reparación». El documento salió adelante en el último pleno celebrado antes de Semana Santa gracias a los votos de PNV, PSE y PP, mientras que la coalición abertzale se abstuvo.
Líneas rojas
Aunque aquel gesto fue interpretado de forma «positiva» entre las filas populares, los recientes posicionamientos públicos de los representantes de EH Bildu han provocado que el PP se decante por pisar el fre-
no. Ponen como ejemplo la manifestación celebrada el sábado en Bilbao por el preso etarra ‘Thierry’, fallecido la semana pasada en un hospital de París tras sufrir un derrame cerebral. En la marcha, en la que se escucharon proclamas que recordaron a tiempos pretéritos como «Herriak ez du barkatuko» (El pueblo no perdonará) o «Jo ta ke, irabazi arte» (Sin parar hasta la victoria), participaron los principales cabezas visibles de la coalición abertzale, así como de Sortu. Denunciaron la «ruleta rusa» con la que se ven obligados a jugar los reclusos de la banda y sus familiares, y acusaron a los gobiernos español y francés de «violar los derechos humanos» mediante la dispersión, la tortura y la ampliación de condenas.
El PP considera que las declaraciones que realizaron, y que vienen realizando desde la muerte del recluso etarra, evidencian su «involución». Un hecho que les ha hecho replantearse su participación –al menos de inicio– en la ponencia de paz. Los populares temen que este foro se convierta en una herramienta para presionar al Gobierno de Mariano Rajoy en materia penitenciaria, una línea roja que no están dispuestos a traspasar.
EL CORREO 08/04/13