- El sanchismo pierde a chorros voto femenino en tanto que el PP, por un sortilegio aún por descubrir, aumenta en adhesiones del elector más joven
Creía Aristóteles que las mujeres tienen menos dientes que los hombres. Lo que tienen es más votos. Al menos en España. De 47,6 millones de habitantes, más de 24,3 millones son mujeres. Dato electoral clave. Adolfo Suárez, ese Tirane Power de camisa azul mahón, falangista y coquetón, arrasaba entre el público femenino. Felipe González también tenía gracejo y tirón. No así Albert Rivera, pese a su estampa a lo criaturita de Fidias, que anduvo siempre rezagado en la querencia de las damas. Por detrás incluso de Pablo Iglesias cuando tenía coleta. En tiempos de Rajoy, quién lo diría, el PP le arrebató al PSOE este fundamental nicho, más decisivo que el del pensionista o el funcionario a la hora de decidir gobiernos.
Pedro Sánchez recuperó el trono para la banda del progreso e incorporó el lema del partido ‘más feminista de la historia’ con un entusiasmo adolescente. Una insistente letanía que produjo cierto efecto. De hartazgo para unos, de convicción para otras. Hasta que llego el descacharre del sí es sí. Irene Montero lo desalojó de ese trono con su la ley de los violadores. Casi mil malvivientes han sido beneficiados por esta norma cruel y medio millón de mujeres han desertado de la izquierda a un ritmo de vértigo, tal y como recordaba esta semana El Mundo. De 32,7 por ciento de voluntad de voto socialista en noviembre al 30,2 de febrero.
«Este ha sido su más grave error en la legislatura, mil veces más dañino que la sedición y la malversación», comentan en Ferraz
Núñez Feijóo, escaso de sex-appeal y no sobrado de simpatía, ha logrado hacerse con ese hueco del favorito de las damas. Cuentan en Génova que ya le sacan al PSOE entre uno y dos puntos, según sus últimos sondeos. El sí de las niñas de la tarta y el disparate Trans ha redondeado este fenómeno que trae de cabeza a los estrategas de Moncloa. Cuando Sánchez suelta en un mitin la palabra ‘feminista’, se escuchan bisbiseos, carraspeos y hasta silbidos. De ahí las prisas que se ha dado en reformar la ley, de ahí la urgencia en pasar página. Hasta le suplicó al PP para que le sacara del trance. «Este ha sido su más grave error en la legislatura, mil veces más dañino que la sedición y la malversación», comentan en Ferraz. Se temían un descenso en el voto de las donas pero no semejante boquete, una vía de agua que no parece tener fin.
El hundimiento de las expectativas socialistas se complementa con el dato del voto joven, de acuerdo con los datos del CIS, poco de fiar pero quizás en esto acierte. El PP aumenta un 52% entre los menores de 35 años desde las últimas generales en tanto que el socialismo gobernante se despide de un 2,9 por ciento. Los analistas apuntan al trasvase de simpatías desde las filas de Ciudadanos y, al tiempo, a un horizonte de no future para la población postadolescente que todo lo enturbia. La tontuna del cheque cultural de los 400 euros, ideada por la torpe factoría de Bolaños, ha tenido tanto éxito como la campaña de obsequio masivo de viviendas del Sareb, tan ruinosas e improbables que, lejos de despertar esperanza, han movido al meme y a la burla.
Sin jóvenes, que lo ignoran, y sin mujeres, que lo huyen, el candidato del PSOE intenta forzar las dos únicas bazas que le quedan para evitar un colosal naufragio en las generales. La apuesta ecologista de Doñana apenas logra movilizar al corazón verde del electorado, refractario siempre a todas las medidas que disponga el Gobierno de turno, sea del color que sea. Lo único claro de este empeño es que en Huelva no le van a votar ni los fresones. En Andalucía, tampoco.
Tan mal ven las cosas en el Ala Oeste que hasta envidian lo de Macron, posiblemente el dirigente más vituperado de Europa
El otro desesperado recurso es el semestre europeo que no llega hasta junio, en plena resaca del castañazo del 28-M. Una maldita broma de la agenda. . Sánchez tiene ante sí un escenario más inhóspito que una sesión de cinefórum con Almodóvar. Tan mal ven las cosas en el Ala Oeste que hasta envidian lo de Macron, posiblemente el dirigente más vituperado de Europa. El presidente francés cuenta con varias cartas a su favor. Llega el verano y las movilizaciones de jubilados se acaban. Se celebra luego en casa el Mundial de rugby, deporte de gran afición entre el público galo. Se suma la reinauguración de Nôtre Dame, reconstruida tras el terrorífico incendio; después, los Juegos Olímpicos. En fin, una serie de grandes acontecimientos que ejercerán de bálsamo para calmar la ira de las pensiones. Además, Macron no tiene la presión de unas elecciones puesto que no puede presentarse de nuevo.
¿Con qué argumentos cuenta Sánchez para llegar vivo a la cita de las generales? De momento, la exhumación de los restos de Primo de Rivera, el urbanismo de género (poner a las calles más nombres de señoras) y el despliegue de mítines y shows parlamentarios para potenciar el autoelogio, ejercicio harto fatigado que mueve más al rechazo que a la adhesión. Ah, también podrá mostrar fu foto con Joe Biden, a quien acaba de darle vía libre para empoderarse de Rota y a quien sometió nuestra relación con Rabat sin pasar por el Congreso. Será el último resquicio de un sanchismo que ya apesta a pasado.