EL MUNDO – 02/10/15
· El presidente del Gobierno se muestra convencido de que finalmente no se llegará al extremo de inhabilitar a Artur Mas en el caso de que fuera reelegido presidente de la Generalitat; sin embargo, no duda en que apoyaría una decisión de este tipo si la adopta el Tribunal Constitucional.
Así se expresó anoche Mariano Rajoy ante las cámaras de Antena 3 en la primera entrevista que concede tras las elecciones catalanas del 27-S.
A sus reflexiones sobre el reto independentista, el presidente añadió el anuncio oficial de que las elecciones generales se celebrarán el próximo 20 de diciembre, a fin de no interferir el periodo navideño con la constitución de las nuevas Cortes. Eligiendo esta fecha para los comicios, existe plazo hasta el 14 de enero para la formación de las nuevas cámaras.
Las palabras de Rajoy giraron en su mayor parte en torno al conflicto catalán
El presidente aseguró que su intención es resolver este asunto haciendo «pedagogía», «hablando mucho», incluyendo la posibilidad de reformar la Constitución y afrontando el problema «desde la política».
Respecto a la posibilidad de abordar una modificación de la Carta Magna, como propugna el PSOE, Rajoy reclamó una vez más a Pedro Sánchez que especifique los puntos que en su opinión deberían cambiarse. A partir de ahí aseguró estar abierto a considerar la idea y discutirla, siempre y cuando no se pretenda tocar los aspectos clave de la ley de leyes que, en su opinión, son los que establecen la unidad del Estado, la soberanía nacio- nal y la igualdad entre todos los españoles.
Para el presidente, tal y como señaló, «nunca hubo un gran riesgo de declaración de independencia» pero ahora, después de que el 52% de los catalanes no haya respaldado las tesis de las fuerzas secesionistas, ese peligro «es aún menor».
No se mostró Rajoy especialmente temeroso de lo que pueda deparar el futuro en relación con este problema. Más aún, aseguró que en esta legislatura ha resultado más difícil solventar la «durísima» crisis económica que encarar el desafío de Mas.
Pese a ello, afirmó tomarse «muy en serio» al 48% de catalanes que ha apostado en las urnas por la ruptura con España, algo que, según él, «sería ruinoso» para Cataluña.
«Hay que explicar a los catalanes», dijo, «que España no les roba y que, además, sí les queremos». En definitiva, apostar por la palabra para convencer. Ésa es la fórmula que defiende ahora Rajoy, quien no cree que al final se vayan a dar pasos traumáticos que impliquen por ejemplo la suspensión de competencias catalanas o la inhabilitación del presidente de la Generalitat, pese a que a él, a Artur Mas, es a quien Rajoy imputa la responsabilidad de la situación de fractura a la que se ha llegado en Cataluña. «La responsabilidad es», dijo, «de quien desafía a la Constitución y propone incumplir la ley».
Preguntado por su relación con su predecesor, José María Aznar, quien tras los comicios catalanes emitió un durísimo comunicado criticando la gestión del Gobierno, el presidente prefirió echar balones fuera y evitar la polémica. «No entraré a valorar las palabras de nadie, cada uno es libre de expresar sus opiniones». Pero después añadió: «Yo no hablo con nadie a través de comunicados, cuando hablo lo hago a la cara».
Anoche, el presidente del Gobierno quiso presentarse ante los ciudadanos como un político seguro de los pasos que debe dar, alejado de posiciones extremas y dialogante. Así, por ejemplo, insistió en su disponibilidad para conversar no sólo con quien resulte elegido nuevo presidente de Cataluña, sino también con el líder del primer partido de la oposición, Pedro Sánchez –a quien sin embargo reprocha abiertamente los pactos que ha alcanzado en Cataluña con las fuerzas independentistas para apartar de las alcaldías al Partido Popular–; con el de Ciudadanos, Albert Rivera, e incluso con el de Podemos, Pablo Iglesias, con quien hasta la fecha no ha mantenido contacto alguno.
EL MUNDO – 02/10/15