EL CORREO, 11/9/11
El pacto de los jeltzales con el PSE y el PP para presentar lista conjunta a la ejecutiva de Eudel deja fuera a la coalición, primera por número de concejales
«Se ha hecho una candidatura unitaria con los que han querido entrar». Así explica el PNV el acuerdo al que ha llegado con el PSE y PP para presentar una lista conjunta a la comisión ejecutiva de Eudel, que llevará a la edil jeltzale bilbaína Ibone Bengoetxea a la presidencia de la Asociación de Municipios Vascos, donde estará acompañada por el alcalde socialista de Irún, José Antonio Santano, como vicepresidente primero, y por el regidor popular de Vitoria, Javier Maroto, en la vicepresidencia segunda. Aunque ha sido una práctica común las dos últimas décadas, el pacto entre partidos para repartirse los puestos de dirección, que sus impulsores tienen previsto ratificar mañana, arroja ahora una novedad significativa al dejar fuera a la primera fuerza vasca por número de concejales en las pasadas elecciones municipales del 22-M: Bildu.
Los titubeos de la coalición soberanista y su falta de definición sobre la presencia que quería tener en Eudel han acabado por situarla al margen de la ejecutiva. La izquierda abertzale tradicional, que nunca ha participado en la dirección de la asociación municipal, se enfrentaba ahora a la disyuntiva de cómo compatibilizar su apuesta por Udalbiltza -un ente municipal de clara vocación política y volcado en la «construcción nacional» que ya se ensayó en tiempos de Lizarra- con la presencia en Eudel, una asociación de la que critican su «institucionalización» y su protagonismo político, convencidos de que debe limitarse a dar soporte «técnico» a los ayuntamientos.
Sin acabar de aclarar ese debate -ayer, el parlamentario de EA Juanjo Arrizabalaga aseguró en Radio Euskadi que «tenemos claro que sí vamos a estar en Eudel» aunque reconoció que aún no saben cómo-, el PNV ha movido ficha y ha hecho el primer gesto práctico contra Bildu desde la exitosa irrupción de la alianza de izquierda abertzale, EA y Alternatiba en los pasados comicios municipales, en los que se hizo con 106 alcaldías. El pacto PNV-PSE-PP, que se antojó imposible para desplazar a Bildu de distintos gobiernos, cobra ahora especial relevancia política, en plena batalla dialéctica entre los peneuvistas y la izquierda abertzale por la negativa de los primeros a conformar una coalición para el Congreso. Eso, a pesar de que ayer Joseba Egibar se esforzó en negar que existiera tal acuerdo sobre Eudel y prefirió hablar de «pasos de relación con otras formaciones».
Contactos antes de verano
El acuerdo con PSE y PP -que alcanza una vicepresidencia pese a que dirige solo seis consistorios- irritó a los componentes de Bildu, por más que el PNV asegura que ha mantenido contactos con todos los partidos «porque lo lógico sería que todas las fuerzas estén representadas», según Egibar. Los jeltzales achacan a Bildu la responsabilidad de su ausencia porque, según fuentes del PNV, «nunca han querido entrar en la negociación», a pesar de haber mantenido dos contactos para abordar el tema «antes del verano». «Mostraron algún interés, pero nunca han concretado nada», apuntan. Egibar recalcó que, dado que las candidaturas deben formalizarse entre mañana y el martes, y ante el «silencio» de Bildu, «hemos procedido».
Los aludidos no lo ven así, y ayer aprovecharon para cargar contra la «doble moral» de los jeltzales. Esa fue la acusación que lanzó la izquierda abertzale que, a través de un comunicado, denunció que el PNV no tiene «ningún reparo» en «compartir estrategias» con PSOE o PP, pese a tratarse de dos partidos «que desarrollan una política inmovilista y de bloqueo para impedir que Euskal Herria avance hacia un escenario de paz». Al mismo tiempo, según esa misma nota, el PNV rehuye «con excusas y débiles argumentaciones» la colaboración con la izquierda abertzale. La secretaria de comunicación de EA, Ikerne Badiola, acusó a los jeltzales de «hacer el juego» a PSE y PP para «dibujar una realidad poco acorde con el verdadero sentir de la sociedad vasca» y advirtió de que los acuerdos «excluyentes» no ayudan a la «normalización».
EL CORREO, 11/9/11