El día 4 de las elecciones madrileñas se cumplirá un año de que yo publicara aquí que estamos gobernados por un mentiroso, un psicópata y un necio. No había en ello rastro de animus iniuriandi, sino la definición de tres rasgos de carácter que estaban apoyados por la primera acepción del DRAE (la condición de mentiroso), por la segunda (la voz psicopatía) y por el diccionario etimológico del maestro Corominas su cualidad de necio (de nescius, el que no sabe).
El doctor Plagius iniciaba ayer un periplo africano por Angola y Senegal, un viaje oficial con objetivos tan misteriosos como los de vacaciones que hace con sus amigos a Doñana y La Mareta. Sí conocemos alguno de ellos: aprovechar la cohorte de periodistas para darles doctrinilla contra Madrid y su presidenta. Dejemos constancia de que en este viaje hay un clamoroso romancero de ausencias. En agosto de 2018, este galán hizo nombrar a su mujer directora del Africa Center del Instituto de Empresa.
¿Con qué base? Con la misma que le sirvió para nombrar ministra a Irene Montero. O a los otros 22, pero no me quiero poner cenizo, verán. Siempre he considerado que lo natural del hombre (y de la mujer) es aprender de la experiencia (y del estudio) y pensaba que dos años y ocho meses después de estar en el cargo, Begoña debería haber aprendido algo sobre el tema. Sería difícil cuantificarlo porque la transparencia de su marido impide saber cuáles son las funciones del cargo, su horario de trabajo o cuánto cobra por ello. Pero resulta impresionante saber que en el primer gran viaje africano d el presidente del Gobierno no se lleve consigo a la especialista, porque Begoña Gómez, mientras, asistía en Madrid a la Mercedes Benz Fashion Week el pasado jueves al atardecer. El príncipe de Zamunda y la reina de Africa. Tiene cojones, Romanones, que diría el maestro Umbral para valorar un momento como este.
El doctor ha aprovechado la presencia de periodistas para malmeter contra Díaz Ayuso y poner en cuestión los datos de la sanidad madrileña, lo que ha llevado al alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, a acusar al presidente del Gobierno de hacer campaña sucia, en reproche que se me hace algo redundante porque este tipo, jugar limpio es que no sabe. La presidenta ha dicho: “piensa el ladrón que todos son de su condición”, en afirmación que no me parece muy afortunada. El ladrón no piensa eso; quiere que lo pensemos los demás.
La manera más segura de aproximarse al pensamiento Sánchez es negarlo todo. Recuerden su comparecencia del martes y su descripción portentosa del itinerario de las vacunas: 33 millones de españoles, y españolas, claro, vacunados para agosto, mientras el pobre Gabilondo acusaba a Ayuso por la compra de la vacuna rusa Sputnik para la Comunidad de Madrid “saliéndose del marco del plan nacional y del plan europeo”. Mientras, Ximo Puig se reunió con ejecutivos de la farmacéutica Janssen para encargar la compra de dos millones de vacunas para Valencia. Quiere la tradición que el farsante de La Moncloa acabe transitando por la senda que antes abriera Día Ayuso tras ponerla a parir o que niegue las mejores medidas hospitalarias como el hospital del Ifema, o el Isabel Zendal, mientras el de Ximo se reveló más volátil que su peluquín. ¿Recuerdan el pasaporte Covid? Una pionera. Madrid, Madrid, qué bien tu nombre suena, mientras esta tropa inventa chismes, expertos y viajes para buscar la mejor distancia de tiro.