- La ruptura anoche de seis gobiernos regionales en España porque el PP haya llevado a cabo una política de acogimiento de 347 menores que han entrado ilegalmente en España, no se justifica. El escándalo es que Cataluña y el País Vasco no vayan a recibir ninguno de estos menores
Recuerdo que la primera vez que viajé a Canarias todavía usaba pantalón corto. Pero no como esta gente que en verano va a todas partes en bermudas luciendo su pilosidad. No. Yo iba con unas piernas que todavía no habían tenido vello nunca. En el mismo aeropuerto pregunté si «¿aquí no es la misma hora que en España?» Y un vecino, bastante molesto, me interrumpió con mal tono diciendo «niño, aquí es España, pero tenemos distinta hora que en la península». Aprendí la lección.
Vox parece haber olvidado que todos los españoles somos iguales y que el problema que tenemos todos en Canarias debemos resolverlo entre todos porque ellos son España exactamente igual. Aquí hay dos escándalos y ninguno de ellos corresponde al Partido Popular. El primero es que el Gobierno de la nación intente poner parches a este inmenso problema en lugar de ir al fondo del asunto. Por supuesto que esto no se va a resolver trasladando a otras comunidades autónomas a 347 menores extranjeros no acompañados (menas) ni tampoco trasladando a todos los 6.000 menores que están en Canarias. Claro que no. Y el segundo problema es que el Gobierno no tenga una política, un proyecto a corto, medio y largo plazo para enfrentar este problema. Una amenaza creciente. ¿Por qué todo lo que se está reduciendo la inmigración ilegal en Italia casi equivale a lo que se está incrementando en España?
El PP no es capaz de articular un discurso efectivo porque cuando reclama emplear a la Armada y los socialistas buenistas salen indignados denunciando que cómo se va a emplear una fragata contra un cayuco, están ocultando la realidad. La fragata hay que emplearla contra los barcos nodrizas que llevan las pateras abordo hasta la proximidad de las Islas Canarias, como apuntó Vox en su día. Ahora el Gobierno no quiere reconocer que PP y Vox tienen razón. Pero entre tanto, Sánchez va a la cumbre de la OTAN en Washington y reclama la ayuda de la Alianza Atlántica contra esa misma inmigración ilegal. Con un par y la aclamación del Equipo Nacional de Opinión Sincronizada.
Lo que yo no puedo entender es que un inmenso problema humano que tiene España deba quedar circunscrito a una región como el archipiélago canario. Pretender arrojar en Marruecos a miles de menores de edad es absolutamente imposible. No haya lugar a equívocos en mis afirmaciones. Yo creo que esos jóvenes no deben estar en España. Que han entrado ilegalmente, pero que con la legislación vigente es casi imposible expulsarlos.
La ruptura anoche de cinco gobiernos regionales en España porque el PP haya llevado a cabo una política de acogimiento de 347 menores que han entrado ilegalmente en España, no se justifica. El escándalo es que Cataluña y el País Vasco no vayan a recibir ninguno de estos menores. Las dos grandes comunidades de los socios del Gobierno. Si estás con el PSOE no recibes. Si no lo estás, te tocan a ti. Grande. Cataluña dice que ya tiene demasiados inmigrantes. Claro, los que la difunta Marta Ferrusola se empeñaba en que vinieran a su tierra porque no hablaban español. Y la tan católica señora de Pujol apoyaba inundar Cataluña de musulmanes. Ahora no les caben más y como el Gobierno de la nación depende de su sostenimiento, allí no irá ninguno de estos menas.
Ya pueden ir insultándome mis lectores habituales. Pero yo creo que lo que ha hecho el PP en este caso es uno de los actos más básicos que nos enseña el cristianismo. Acoger al necesitado. El problema no son esos menores. El problema es no denunciar al verdadero culpable de este problema. Vox puede romper cinco gobiernos regionales, ¿van a ser más prósperas esas comunidades con Gobiernos en minoría a expensas de la izquierda? ¿Le va a ir mejor a Extremadura si la izquierda presenta una moción de censura y desaloja a la presidente de la comunidad por una abstención de Vox? Yo creo que Vox está demostrando un gran sectarismo. Veremos qué réditos le rinde.
Al final me voy a tener que tragar mis palabras cuando critiqué a María José Saenz de Buruaga hace algo más de un año por no pactar con Vox el Gobierno de Cantabria. Va a resultar que era la única que tenía razón.