PEDRO GARCÍA CUARTANGO-ABC

  • Nadie puede predecir si habrá nuevas elecciones en Cataluña con un mínimo de garantías de acierto

El físico Erwin Schrödinger vivió cinco años en Zurich, en Huttenstrasse número 9. Visité el lugar hace casi cuatro décadas. Había en el jardín un gato metálico, de color dorado. La posición del animal variaba cada día de suerte que el visitante nunca sabía dónde podía encontrarle. Fue allí donde se le ocurrió su famosa metáfora del gato encerrado en una caja, que está a la vez muerto y vivo, al igual que las partículas cuánticas que pueden permanecer en varios estados.

El ‘procés’ está vivo y muerto a la vez. Vivo porque los independentistas siguen contando con un fuerte apoyo electoral, porque hay un profundo sustrato nacionalista en la sociedad y porque sus reivindicaciones conectan con el sentimiento victimista que han explotado sus líderes. Y muerto porque las urnas han revelado el hastío de un sector mayoritario de los ciudadanos, porque sus dirigentes están desprestigiados y porque han decepcionado a sus votantes con promesas jamás cumplidas.

Schrödinger sostenía que su gato permanecía vivo y muerto hasta que un sujeto externo abría la caja. La mera observación decantaba al animal hacia uno u otro estado al producir una interacción que acaba con la simultaneidad o la superposición de ambas potencialidades.

Al ‘procés’ le sucede lo mismo. Permanecerá por un tiempo indefinido en una caja hasta que sepamos si cobra vida o hay que enterrarlo. De momento es imposible saberlo. Pero es posible inferir que no serán lideres como Puigdemont y Junqueras quienes puedan resucitar al gato. Ellos son los que han provocado ese estado de incertidumbre cuántica.

Todavía más, ambos dirigentes se encuentran en una situación parecida al felino. Puigdemont prometió que se iría si no era elegido presidente y Junqueras confirmó ayer que se retira unos meses para meditar su futuro. También vivos y muertos a la vez.

Esta metáfora de la física cuántica no es un juego de palabras. No sólo porque ha sido corroborada experimentalmente sino también porque es además útil y esclarecedora para comprender lo que está sucediendo en Cataluña, donde no sabemos lo que no sabemos. Nadie puede predecir si habrá nuevas elecciones con un mínimo de garantías de acierto.

Es posible que los errores del independentismo hayan matado el ‘procés’ y que lo que luego venga sea algo totalmente diferente de lo sucedido en los últimos diez años. Pero también es verosímil que todo se repita, aunque en clave de farsa.

Siempre insisto en que el futuro está abierto y es impredecible. En Cataluña, hay una dinámica política que escapa al control de los partidos. Probablemente, igual que en España y en otras naciones europeas. Ahora habrá que esperar que alguien abra la caja del gato, aunque también hay otra tercera posibilidad que no se le ocurrió a Schrödinger: que no haya nada.