El progresismo se pone belicoso

EDURNE URIARTE, ABC 05/02/13

· Resulta todo un espectáculo el despliegue de los líderes progresistas en defensa de la guerra de Malí.

El progresismo se ha puesto belicoso, y no lo digo por la enésima campaña de agitación de Pérez Rubalcaba contra un Gobierno del Partido Popular, sino por el sentido más estricto del término belicoso, es decir, guerrero. Guerrero en apoyo a la guerra de Malí, en coincidencia absoluta con el neoconservadurismo y su idea de que hay guerras que deben ser libradas en aras de la defensa de la libertad. No se trata tan sólo de que sea un líder progresista, François Hollande, quien lidere esta guerra. Se trata, sobre todo, del entusiasmo ideológico de los intelectuales progresistas franceses, españoles y de toda Europa en su apoyo a la intervención militar en Malí. Con el resultado de una alianza progresista perfecta entre el poder político, el socialismo francés, y el intelectual, todo el progresismo europeo, que no se dio en la guerra de Libia por el protagonismo político de Sarkozy.

Y esto ocurre mientras una parte de la derecha, la española, por ejemplo, se queda en un discreto segundo plano, en parte por su vuelta a ese tradicional realismo y aislacionismo de la política exterior de los que Aznar y el minoritario neoconservadurismo español han sido y son una excepción. Y en parte porque a la derecha gobernante actual, al igual que a la mayoría de los españoles, sólo le interesa la resolución de la crisis económica. De tal manera que resulta todo un espectáculo el despliegue de los líderes progresistas en defensa de la guerra de Malí, en contraste con el autorretrato pacifista que hicieron en toda la primera década de este siglo tanto con Irak como con Afganistán. Con el ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, en primera línea de liderazgo. «Soy un solado de Hollande», ha dicho de si mismo, algo que corroboran los generales franceses. «Tiene un compromiso mucho más fuerte con la guerra que cualquier otro ministro antes, de la izquierda o de la derecha», ha dicho un general a LeMonde del 30 de enero. Y «Con François Hollande expresan una visión de Francia que me gusta, la de un país miembro permanente del Consejo de Seguridad que debe participar en la seguridad colectiva», ha dicho otro general al mismo periódico.

Pero mucho más entusiasmados deben de estar los generales con los intelectuales progresistas que ahora sí están de acuerdo con George W. Bush, pero con una década de retraso, y llaman a combatir militarmente al terrorismo islamista y a defender nuestra seguridad en tierras lejanas. Sin una sola referencia al uranio de Malí, todos ellos proclaman ahora que hay que intervenir contra el terrorismo de AQMI. El bien contra el mal y la seguridad de Europa, escriben al unísono. Y claman contra la indiferencia de una Europa que no apoya suficientemente a Francia en esta guerra. Esta «Europa blandida», empeñada en el «poder blando», llega a escribir uno de los que clamaba contra Bush y la guerra contra el terrorismo hace no mucho tiempo.

El progresismo se hace con la guerra de Malí totalmente neoconservador: hay que intervenir en otros países para defender la democracia, la libertad y los derechos humanos. No me extrañaría que presentaran la candidatura de Hollande para el próximo Nobel de la Paz. Y que lo ganaran, como siguen ganando la batalla de las palabras y de la propaganda.

EDURNE URIARTE, ABC 05/02/13