LIBERTAD DIGITAL 07/02/15
· El líder de Convergència fija el día en el que el fundador de su partido debe comparecer en el Parlamento para comenzar la refundación.
Artur Mas lo tiene todo planificado. El manejo del calendario no tiene secretos para él, que logra impregnar de carácter «histórico» cualquier fecha de su elección. El último guiño está en el día de la ejecutiva de Convergència que tiene que decidir el plan de refundación del partido. Será dentro de tres lunes, el 23-F,día en el que además de la reunión en la que se activará la cuenta atrás de la disolución de CDC está previsto que comparezca el ex presidente de la Generalidad Jordi Pujol en la comisión parlamentaria que investiga su caso. La cita del patriarca del catalanismo, fundador de CDC y de CiU, con los diputados es por la tarde, por lo que ya podrá acudir a ella como el creador de un partido en trance de desaparición.
Mas no quiere hacer campaña ni en las municipales ni mucho menos en las autonómicas con unas siglas asociadas a la corrupción institucionalizada del clan Pujol. Para evitarlo, activará a partir del 23-F el mecanismo para la refundación, un cambio cosmético y de siglas en el que lo de menos es la redefinición ideológica. Lo que salga de ahí será un nuevo nombre para los mismos dirigentes, una marca «transversal» que pueda acoger a «independientes» como Carme Forcadell, a un paso de romper el carnet de ERC, o al economista Sala Martí en una lista por el «Estat Català».
La coincidencia del 23-F de Convergència, anticipada por el diario independentista Naciódigital, y la declaración del «expresident» no es gratuita. Ante la petición de comparecencia de Mas, éste solicitó acudir casi de urgencia a la comisión, de manera que este próximo lunes el presidente de la Generalidad se someterá al escrutinio de los diputados. Ahí pretende cerrar toda relación con los múltiples casos de la familia Pujol que salpican o jalonan su carrera como escudero, lugarteniente y delfín de los Pujol.
En Convergència ya están acostumbrados a los calendarios de su líder. A nadie extrañó, por ejemplo, que eligiera el 27 de septiembre para las autonómicas. Para Mas era una fecha redonda, una carambola a tres bandas. Un 27 de septiembre firmó el decreto para celebrar el referéndum del 9 de noviembre (la pluma se expone en el «Museu d’Història de Catalunya») y que las elecciones se celebren un año exacto después provoca que el 11 de septiembre, «Diada» catalana, sea el primer día de la campaña. Además, conceden en Convergència, un 23-F es fácil de recordar, sobre todo si es para darle un golpe de gracia al partido de Pujol y a la coalición de Duran.