La crisis del PSOE ha cogido al PSC en pleno proceso congresual. No será, además, un paseo para Miquel Iceta: tendrá que enfrentarse en primarias con Núria Parlon, la pujante alcaldesa de Santa Coloma (Barcelona), que ha conseguido exactamente los mismos avales que él. Y la decisión sobre qué hacer con la investidura de Mariano Rajoy se ha convertido en caballo de batalla interno, porque Parlon y sus partidarios proponen que los diputados socialistas catalanes se mantengan en el no aunque sus compañeros del resto de España decidan finalmente abstenerse. Es decir, que el PSC rompa la disciplina de voto en el Congreso si se da el caso.
Realmente, todos en el partido defienden que el PSOE se mantenga en el no a Rajoy, aunque ello suponga celebrar unas terceras elecciones generales. Y también que la Gestora no tiene poder para cambiar el sentido del voto. De hecho, piden que, si se plantea pasar del no a la abstención para facilitar la investidura del presidente en funciones, esa decisión la tome la militancia de toda España en una votación.
No obstante, el sector de Iceta no es tan claro como el de Parlon sobre qué hacer si eso acaba pasando. Ayer, en un cara a cara entre ambos aspirantes por momentos vibrante, las diferencias salieron a la superficie. Para la alcaldesa de Santa Coloma, no puede aceptarse que «al PSOE se le reconozca por sus alianzas activas o pasivas con el PP» y, por tanto, se abstendrá. Parlon fue muy clara con respecto a mantener la posición hasta el final: «Si nuestras bases [las del PSC] deciden un no al PP, aunque el PSOE decida una abstención nuestra obligación es decirle a nuestros diputados que rompan la disciplina de voto».
El PSC, un partido con personalidad política propia pero federado con el PSOE, sólo rompió la disciplina de voto en el Congreso en 2013, cuando CiU propuso en la Cámara celebrar una consulta soberanista en Cataluña «dentro del marco legal». Los socialistas catalanes rectificaron posteriormente esa defensa inicial del derecho a decidir y sufrieron escisiones y descensos electorales por sus titubeos con ese concepto.
Iceta, que como primer secretario ha logrado la paz interna promoviendo como solución al «encaje» de Cataluña en España una reforma en sentido federal de la Constitución, criticó las palabras de Parlon. Para él, el balance histórico de la relación entre el PSOE y el PSC es «enormemente positivo», y alertó contra tentaciones maximalistas. «La relación federal con el PSOE es parte intrínseca a nuestro proyecto, y eso no quita ni una pizca de soberanía al PSC. Para defender su personalidad, el PSC no puede quedarse encerrado en Cataluña pensando que si nosotros hacemos una cosa que queda bien ya hemos cumplido», advirtió.
La ruptura de la disciplina de voto dejó en 2013 en una posición difícil a varios diputados del PSC en Madrid. Carme Chacón, que había llegado al Congreso como cabeza de lista por Barcelona, no participó en esa posición, y en las últimas elecciones renunció a presentarse de nuevo. El secretario general adjunto del Grupo Socialista, José Zaragoza, se vio forzado a renunciar a ese cargo después de los hechos.
Parlon es partidaria incluso de reabrir el debate sobre si los socialistas catalanes deberían tener grupo propio en el Congreso, como partido «autónomo». Para calmar los ánimos y transmitir que el PSC no ha perdido peso dentro del PSOE, Iceta subrayó que durante el convulso Comité Federal del sábado se decidió que los socialistas catalanes tengan un puesto reservado en la Gestora para ocuparlo después de su congreso. El cónclave se celebrará del 28 al 30 de octubre, dos semanas después de las primarias que dirimirán quién se impone como primer secretario.
El PSC tiene hoy siete diputados en el Congreso, la cifra más baja de toda su historia (llegó a tener 25 representantes en 2008). El partido ganó todas las elecciones generales en Cataluña hasta 2011, cuando, en los inicios del debate soberanista, fue superado por primera vez por CiU. En la última convocatoria fue cuarto, por detrás de En Comú Podem, ERC y Convergència.