EL MUNDO – 14/05/16
· ‘Rescata’ a la alcaldesa entrando en su Gobierno.
· Mientras Podemos urde el sorpasso al PSOE el 26-J, los socialistas catalanes decidieron ayer unilateralmente pactar con Ada Colau, la gran baza electoral de Pablo Iglesias para afianzar sus resultados en Cataluña.
La alianza del PSC con Barcelona en Comú (BComú) llega a sólo un mes del inicio de la campaña electoral de las generales y coincide con la estrategia de acoso y derribo que Iglesias ha decidido lanzar contra Pedro Sánchez para arrebatarle el timón de la izquierda española. Una disputa pública con capítulos tan hirientes como el acaecido hace sólo 10 días, cuando el líder de Podemos ofrecía al secretario general del PSOE ser vicepresidente de un Gobierno presidido por él, tras dar por hecho que su coalición con Izquierda Unida (IU) le permitirá superar a los socialistas en las urnas.
Sabedor de que es imposible obviar el contexto electoral, ayer el líder de los socialistas barceloneses intentó desesperadamente ceñir su acuerdo con Colau al ámbito estrictamente municipal. Jaume Collboni rogó «no hacer interpretaciones torticeras, ni relacionar el pacto con BComú con posibles alianzas a nivel estatal». «Es un acuerdo hecho desde Barcelona, por Barcelona y para Barcelona», enfatizó Collboni, consciente de que está minando la estrategia electoral del PSOE al respaldar a una formación que apoya abiertamente a Podemos y aspira a aupar a Iglesias a la Presidencia del Gobierno.
El matrimonio entre el PSC y Colau se oficializó sólo un día después de que Sánchez señalara desde Barcelona que «la frontera» del PSOE es «la izquierda extremista», en alusión directa a IU y a Podemos –desde ayer, conocidos como Unidos Podemos–. Collboni resolvió por decisión propia atravesar esa frontera el mismo día en que los socialistas también rechazaban por unanimidad la pretensión del presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, de compartir lista al Senado con Podemos y Compromís.
A cambio de recuperar la notoriedad de la que le privaron las urnas, el PSC dotará ahora de cierta estabilidad al Gabinete liderado por BComú. Sólo de cierta, porque la entrada de los cuatro concejales socialistas no soluciona definitivamente los problemas de Colau, pues su Ejecutivo pasará a estar formado ahora por 15 concejales cuando la mayoría absoluta se sitúa en 21.
Pero los socialistas cumplirán una segunda función al asumir áreas incómodas o hasta incompatibles con el ideario de la formación liderada por Colau.
Collboni pasará a ser el número tres del Gobierno y tomará las riendas de Cultura, una cartera totalmente descuidada por BComú. Bajo la tutela socialista quedarán también responsabilidades que Colau aceptaba con disgusto, como la coordinación del Mobile World Congress, un evento demonizado por la alcaldesa y cuya última edición provocó la mayor crisis vivida hasta el momento por el Gobierno municipal, al ser incapaz de evitar una huelga de metro que condicionó la movilidad de los congresistas, para enfado mayúsculo de la organización.
El PSC también compartirá responsabilidad con BComú en la parcela de Turismo, una cartera capital y desde la que se acabará definiendo el futuro inmediato de los alojamientos turísticos de la ciudad, que actualmente tienen prohibido seguir expandiéndose por el veto impuesto por Colau al poco de ser investida.
Comercio, Deportes, parte de Servicios Sociales y Urbanismo amplían la lista de cometidos de los ediles socialistas. Pero la guinda recaerá también sobre Collboni, nuevo responsable de las relaciones institucionales del Ayuntamiento con la Generalitat y el Gobierno central.
Las condiciones del acuerdo no convencieron a la oposición municipal, que ayer mismo empezó a desgastar tanto a los socialistas como a Colau. «Los barceloneses ya saben que votar al PSC es votar Podemos», resumió la representante de Ciudadanos, Carina Mejías, para anticipar un mensaje que amenaza con ser recurrente en cuanto empiece la campaña. En la misma tesitura, el ex alcalde de CiU Xavier Trias reprochó que Colau sea capaz de pactar con aquellos que han «menospreciado e insultado», y el popular Alberto Fernández vio en la alianza un mero «reparto de cargos que no mejora Barcelona».
Las fuerzas de izquierda que no han accedido a compartir Gobierno con BComú y el PSC se centraron igualmente en intentar boicotear el pacto, que todavía deberá ser ratificado la próxima semana en sendas consultas vinculantes a las bases de las formaciones implicadas. El líder de ERC en el Consistorio, Alfred Bosch, confió en que los cuadros de BComú tumben un acuerdo que «traiciona el sueño del cambio para volver a lo de siempre». Por su parte, el edil de la CUP Josep Garganté llamó a los miembros del partido de Colau a «rebelarse» contra una «estafa» a los que la votaron.
EL MUNDO – 14/05/16