EL MUNDO 27/12/13
· Plantea añadir una disposición a la Constitución que fije la singuralidad de Cataluña.
· El PSOE replica que la reforma debe ser con todos y para todos, no algo bilateral.
El PSC vuelve a intentar marcar perfil propio. Después de apartarse de la vía hacia la consulta de autodeterminación dibujada por CiU y ERC, los socialistas catalanes buscan retomar un papel activo en el debate soberanista, aunque ello pase por sembrar nuevas diferencias con el guión federalista pactado con el PSOE.
El PSC entiende que «la propuesta federal acordada con el PSOE no encaja con el ritmo y urgencia que el problema [el desafío independentista] requiere». Es por ello que los socialistas catalanes plantean avanzar ya en el «encaje singular de Cataluña en España» mediante una modificación «más minimalista» y apresurada de la Carta Magna. Así lo trasladó ayer a este diario el portavoz del PSC en el Parlament, Maurici Lucena, quien remarcó que «no pierden la vocación de una futura reforma general de la Constitución».
Y es que el PSC no olvida el acuerdo suscrito con el PSOE en el cónclave de Granada del pasado julio, que apuesta por una profunda reforma constitucional para aplacar las aspiraciones secesionistas. Sin embargo, Lucena consideró que la redefinición a fondo de los preceptos constitucionales «requiere de un consenso que no existe dada la mayoría absoluta del PP» e implicaría una «larga discusión». Como alternativa, precisó el portavoz del PSC, su partido sugiere una «reforma limitada» que pase por añadir una quinta disposición adicional a la Constitución donde queden «blindadas las competencias exclusivas de Cataluña en materia lingüística, cultural y educativa, y en lo referente a su autonomía financiera».
Lucena se declaró consciente de que esta vía no estaría exenta de «consecuencias políticas y territoriales», pero auguró que conllevaría un «debate menos complicado». «Sería un retoque marginal», abundó el diputado socialista en la Cámara catalana, quien subrayó que la vía propuesta por el PSC evitaría, por ejemplo, entrar a revisar cuestiones más espinosas y colindantes con otras comunidades como la reformulación del Senado. La idea, insistió Lucena, es «no abrir en canal la Constitución, como exigiría la propuesta federal pactada con el PSOE», sino buscar una «solución específica» a un problema, el órdago soberanista, que en los próximos meses «se puede ir complicando mucho».
El portavoz socialista vaticinó que la propuesta del PSC «puede tener una muy buena acogida en Cataluña». Subyace en la afirmación el deseo de evitar que los socialistas catalanes queden encuadrados en el bloque «inmovilista» en el que Lucena situó a PP y Ciutadans.
La voluntad del PSC es ofrecer su plan como una opción «no categórica» que ofrezca nuevas salidas al «choque» entre el Gobierno de España y Cataluña. «Si Rajoy es inteligente, haría bien en ir por esta vía», recomendó Lucena.
El parlamentario catalán admitió, por otra parte, que la intención del PSC es «no mezclar demasiado al PSOE» en su propuesta; aunque reconoció que será uno de los puntos que se aborden en la reunión que el líder de los socialistas en Cataluña, Pere Navarro, y el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, mantendrán en enero. Matizó que ofertan un punto de partida para abrir el diálogo y abandonar la «encrucijada» actual. Una propuesta que Lucena rechazó que sea «incompatible» con los postulados que el PSOE defiende y asume.
Muchas de las singularidades que el PSC busca blindar con esa suerte de cirugía poco invasiva a la Constitución que promulga ya estaban incluidas en el pacto de Granada que suscribió con el PSOE. Acuerdo que Navarro tildó de «histórico» y, pronosticó, desataría los nervios entre los promotores de la ruptura.
Navarro se felicitaba en julio por la inclusión en el documento pactado con el PSOE de un capítulo que aboga por subrayar los «hechos diferenciales», por la clarificación de las normas competenciales en el ámbito educativo y lingüístico o por la incorporación, en el económico, del principio de «ordinalidad», que establece que aquellas comunidades que más aportan en concepto de solidaridad no vean mermada su posición en cuanto a renta per cápita.
Ante la sorprendente propuesta, la dirección federal del PSOE se mantiene firme en todos los puntos incluidos en la Declaración de Granada. Y con ellos en la mano, Ferraz ha recibido con máxima reticencia las propuestas que, según Lucena, planteará Navarro a Rubalcaba en enero en Barcelona, en una cita –a la que también acudirá la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano– que estaba fijada para analizar el avance del independentismo en Cataluña y para precisar la posición unitaria que mantendrán los socialistas ante la decisión de Artur Mas de celebrar el próximo 9 de noviembre una consulta soberanista, que no encaja en el marco de la Constitución.
Los nuevos planteamientos del PSC fueron acogidos con sorpresa en Ferraz. Fuentes de la dirección del PSOE aseguraron a EL MUNDO no haber «oído nunca hablar» de estas propuestas que, advirtieron, casan mal con el espíritu y la letra de la Declaración de Granada. Desde la cúpula socialista se insiste en que el Estado de las Autonomías necesita una revisión profunda y una actualización urgente, como se señala en el texto pactado por el Consejo Territorial, y por ello el PSOE apuesta por la reforma constitucional, pero «con todos y para todos», sin negociaciones previas de carácter bilateral, como parece sugerir Lucena.
Las fuentes consultadas calificaron, además, de impensable la posibilidad de añadir una disposición más a la Carta Magna para contemplar en ella las singularidades de sólo una comunidad autónoma. Argumentaron que, si por el momento no existe disposición en el PP para ni tan siquiera sondear las posibilidades de negociar una reforma constitucional, menos aún cabe pensar en la posibilidad de sumar nuevas disposiciones a su texto. Adiciones que, además, suscitarían el rechazo inmediato de otros territorios.
Y vuelven a la Declaración de Granada: «España no sólo necesita una gran concertación económica y social para salir de la crisis. Necesita renovar el pacto para reformar el sistema político y construir la democracia del siglo XXI». Y más aún: «Los cambios que necesita el Estado de las Autonomías no pueden solventarse mediante simples modificaciones legales. Si queremos hacerlo de verdad, es obligatorio abrir el camino de la reforma constitucional. Y eso significa restablecer un nivel de consenso al menos tan amplio como el que hizo posible la Constitución de 1978».
Las palabras de Lucena se solaparon ayer con la propuesta, impulsada por el PNV, de un nuevo estatus para el País Vasco.
Desde Izquierda Unida, su número dos, José Luis Centella, rechazó abiertamente el «debate troceado» que, en su opinión, se está produciendo sobre el modelo de Estado a raíz de la intención de Mas de convocar una consulta soberanista, y que ahora ha encontrado eco también en el País Vasco.
EL MUNDO 27/12/13