EL MUNDO 07/05/2013
· Navarro sale «preocupado» e «indignado» de la reunión por el derecho a decidir.
«No continuaremos por este camino». El líder del PSC, Pere Navarro, salió anoche «indignado» y «muy preocupado» de la reunión por el derecho a decidir. El socialista se desmarcó del proyecto independentista del presidente de la Generalitat, Artur Mas, y anunció que hay muy pocas posibilidades de que su partido acuda a una nueva convocatoria de estas características en el futuro.
Navarro lamentó que CiU dé por hecho que si se celebrase un referéndum independentista el resultado sería favorable a la secesión. También reclamó a Mas que «deje de hacer partidismo» con la consulta y le demandó que frene la creación de estructuras de Estado sin haber preguntado previamente a los catalanes si desean o no separarse del resto de España.
Pero lo que peor sentó al líder socialista fue la vinculación que el Gobierno de CiU, con Mas a la cabeza, hace entre crisis y secesión. Para los nacionalistas, el derecho a decidir es «indisociable» del plebiscito separatista. «Del sufrimiento económico que padece Cataluña, se sale con la consulta», explicó el portavoz de CiU, Jordi Turull, al término del encuentro. Turull dio a entender que todos los asistentes coincidieron en mayor o menor medida con esa afirmación.
Pero Navarro lo desmintió rotundamente. La prioridad para el PSC es salir de la crisis y crear empleo, algo que para Navarro no está vinculado ni al referéndum secesionista ni a la independencia. «Lo que hemos visto ahí dentro no es la Cataluña real», reflexionó el socialista. «Para la Generalitat, la consulta no es un principio democrático, sino un instrumento para la independencia», añadió. Y es que Navarro constató que el Govern «plantea el derecho a decidir sólo como un objetivo para la independencia». Nada que ver con el planteamiento del PSC, que se declara no independentista, pero que sí es partidario de celebrar un referéndum siempre y cuando éste sea acordado con el Estado y que sea legal y vinculante.
Así, y tras constatar ayer que su camino y el de Mas son muy diferentes, Navarro sólo pudo ofrecer al presidente autonómico una cosa: acompañarlo a Madrid a hablar con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para tratar de que éste dé el visto bueno a la celebración del famoso referéndum. Nada más. Pero pese a las pegas de Navarro, Mas consiguió su objetivo de sentar a los socialistas en la misma mesa que los partidos que quieren un Estado propio para Cataluña. El presidente catalán logró lo que quería: hacerse la foto con los representantes de 107 diputados de los 135 del Parlamento catalán.
Mas compartió mesa y debatió durante más de dos horas con los representantes de CiU, ERC, PSC, ICV y la CUP, con dirigentes del mundo local y con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias. Navarro, el portavoz del PSC, Maurici Lucena, y la alcaldesa de Hospitalet, la socialista Núria Marín, eran los únicos que no provenían del mundillo nacionalista. No obstante, el líder de ICV, Joan Herrera, también fue muy duro a la hora de juzgar la conveniencia de la reunión. En su opinión, los participantes salieron del encuentro «sin un plan de trabajo» porque sólo sirvió «para llenar titulares de periódicos, pues, de otra manera, se podría haber solventado con reuniones en el Parlamento catalán». En otro ataque frontal a CiU, Herrera consideró la cumbre «el escenario ideal para una Generalitat que no gobierna, que no llena de contenidos su gestión».
También usó la terminología nacionalista como un bumerán cuando exigió a la Generalitat que «deje de destruir estructuras de Estado», que en su caso identificó no con herramientas para avanzar hacia la independencia, sino con los servicios sociales, en claro retroceso desde que empezó la crisis económica y se impusieron los recortes. Mas había convocado la cumbre como un embrión de lo que debe ser el Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, formado por partidos, instituciones y entidades económicas y sociales partidarias de la consulta soberanista. Ésa es la razón por la que, tanto desde su propio partido como desde otras trincheras de la oposición, habían advertido a Navarro sobre los peligros de que CiU usara su presencia en la reunión de ayer en beneficio propio.
De hecho, dirigentes de Convergència ya dejaron claro en la víspera lo importante que es para ellos que los socialistas no se bajen del tren de la consulta. El secretario de Organización del partido nacionalista, Josep Rull, afirmó que intentarán que al PSC «le sea muy difícil descolgarse» del resto de partidos que ayer se reunieron en el Palacio de la Generalitat. De momento, no lo ha conseguido. Mucho tendrían que cambiar las tornas para que Navarro ceda y vuelva a sumarse a otra cumbre de partidos secesionistas a juzgar por su enfado de ayer. Al desmarcarse de Mas, el PSC se suma al PP y Ciutadans, quienes ya desde un primer momento anunciaron que no acudirían al encuentro pues no secundan la celebración de un referéndum independentista.
Quien sí salió contento de la reunión fue el líder de ERC, Oriol Junqueras, que celebró que el Gobierno autonómico tenga intención de sumar «a la sociedad civil» al proceso independentista.
Por su parte, el portavoz del Ejecutivo, Francesc Homs, dejó claro que el objetivo principal de CiU era presumir de la pluralidad de su proyecto soberanista gracias a la presencia en la reunión del PSC. «Hoy hemos constatado el compromiso de todos de sacar adelante el proceso del derecho a decidir», afirmó.
En cuanto a las críticas de Navarro, les quitó importancia e incluso puso en duda que el PSC se acabe desmarcando del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, la siguiente etapa de la estrategia. «No tengo la sensación de que nadie se descuelgue del todo», concluyó Homs.
EL MUNDO 07/05/2013