EL MUNDO 27/09/13
· El PSC decidió ayer unir sus votos a los de CiU, ERC e ICV para dar apoyo al texto sobre el «derecho a decidir» que elaboró el ex presidente del Parlament Joan Rigol.
El texto es en realidad un resumen del manifiesto presentado la semana pasada, y está como aquél lleno de vaguedades. La resolución, que se aprobará hoy, ni siquiera se refiere a la consulta soberanista por ese nombre, y reclama que «la ciudadanía de Cataluña pueda ejercer con el voto el derecho a decidir sobre la propia institucionalización política».
La propuesta de resolución consagra la incapacidad de CiU y ERC de atraer hacia sus posiciones al PSC e ICV. Los socialistas parecen dispuestos a actuar de una manera similar a la patronal Fomento: dan apoyo a un texto que no compromete a casi nada más que «a establecer un diálogo con instituciones del Estado para acordar las condiciones legales para ejercer este derecho a decidir», pero no se sumarán al llamado Pacto Nacional por el Derecho a Decidir.
En otra de sus propuestas, el PSC busca hurgar en las contradicciones internas de CiU. Los socialistas, con la esperanza de que al menos los 14 diputados de Unió lo apoyen, registraron en la Cámara un texto idéntico a la propuesta de Duran Lleida de defender una «tercera vía» entre el independentismo y el inmovilismo.
Porque la segunda jornada del Debate de Política General sirvió para comprobar que la alianza entre Artur Mas y Oriol Junqueras es en estos momentos mucho más sólida que la que une al president con Duran. En contraste con el guante blanco con el que trató al líder de ERC, Mas aprovechó una discusión con Pere Navarro para dejar claro que ni siquiera contempla la «tercera vía» de encaje de Cataluña en España que defienden tanto el líder socialista como el de Unió.
El presidente de la Generalitat confirmó ayer la impresión que ya dejó el miércoles: que ha decidido arrojarse en los brazos de ERC para superar el desaire de Duran. El líder de Unió hizo público el lunes un mensaje en el que propugnaba un camino intermedio entre la «secesión» y la «asimilación». Ese llamamiento sentó como un tiro en CDC, que lo consideró una deslealtad, porque anticipaba un debate que ahora quieren orillar –para centrarse en la consulta– y porque llegaba a pocos días del Pleno más importante del año.
Los convergentes quitaron importancia en público al enfrentamiento, pero ayer Mas decidió coger el toro por los cuernos y subrayar que no tiene intención de variar su rumbo. Aprovechó su intercambio con Navarro para recuperar el asunto y atizar a Duran por su atrevimiento. El líder del PSC defendió la reforma federal de la Constitución. «Nosotros no queremos romper, queremos estar juntos pero mejor. Y ahora algunos se suman a la tercera vía», dijo, con la evidente intención de hurgar en las cada vez mayores diferencias internas en CiU en torno al llamado «proceso soberanista».
Pero Mas recogió el guante: «Cuando se habla de terceras vías, se olvida que se intentó hace poco tiempo», dijo en referencia a la reforma del Estatut. Y añadió: «Hay mucha gente que habla, el señor Duran habla, etcétera. Muy bien. La tercera vía es lo que hemos hecho siempre, llevamos 300 años de terceras vías. Y si estamos donde estamos es porque no han funcionado».
Fue tan evidente que el destinatario de la ira de Mas era Duran que durante todo el día los medios hurgaron en esa división. El propio Duran trató de quitarle hierro –«No voy a polemizar con el president Mas que es mi presidente y el presidente de mi país», dijo en Madrid, para añadir que piensan igual– y Mas, que también debió pensar que se había pasado, se arrancó con un insólito panegírico de Unió ya pasadas las nueve de la noche. «Tanto Convergència como Unió siempre hemos defendido la autodeterminación. Unió, que es mucho más antigua, desde 1932. Algunos de sus dirigentes murieron por catalanistas. Convergència también ha hablado siempre de la plenitud nacional del país, y creo que estamos en un punto en el que puede hacerse realidad. Votar es la fórmula», afirmó Mas desde la tribuna.
Además de su cruce de acusaciones con Navarro y su romance con Junqueras, Mas mantuvo de nuevo duros intercambios con Alicia Sánchez-Camacho y con Albert Rivera. La presidenta del PP catalán le acusó de protagonizar «el desafío más peligroso en la historia constitucional de España», y añadió que su plan soberanista es «el verdadero problema» de Cataluña. En cuanto a Rivera, le dijo que sobre lo único que serán «plebiscitarias» las elecciones que propone si Mariano Rajoy impide la celebración de una consulta será «sobre la carrera política» del presidente de la Generalitat.
EL MUNDO 27/09/13