El PSE ante la izquierda abertzale

FLORENCIO DOMÍNGUEZ 08/01/13

Entre las imágenes que Rafaela Romero, portavoz del PSE en las Juntas Generales guipuzcoanas, tiene subidas a su cuenta de twitter hay una fotografía de Patxi López durante un acto electoral celebrado en San Sebastián el 7 de octubre del pasado año. A modo de resumen del discurso del candidato socialista, Romero puso el siguiente pie de foto: «@patxilopez pnv no parara a bildu sino que junto com bildu haran prisionera de a ruina a Gipuzkoa» (sic).

El discurso de campaña socialista advertía contra el peligro de un entendimiento entre el PNV y Bildu, pero apenas dos meses más tarde es el PSE el que salva los muebles presupuestarios de la izquierda abertzale en la Diputación de Gipuzkoa.

La operación, desde el punto de vista de los socialistas, podría tener una explicación si buscasen hacer un favor a Bildu evitando que esta coalición tuviera que necesitar al PNV en Gipuzkoa y se viera obligada a devolverle luego el respaldo en el Parlamento vasco. Puesto que no le debería nada al PNV, Bildu no tendría necesidad de respaldar al Gobierno de Urkullu. De esa manera se pondrían de relieve los riesgos de la decisión del lehendakari de no hacer pactos con un partido en solitario. Aunque parezca una paradoja, esa operación tendría sentido si lo que se quisiera fuese empujar al PNV hacia un pacto en toda regla con el PSE, tal como viene demandando Ramón Jáuregui.

Para redondear la jugada hubiera sido oportuno que el PSE facilitara la aprobación de los presupuestos de la Diputación de Alava y de esa manera el PP tampoco estaría en deuda con el PNV. Pero no sólo no se hizo esto, sino que las explicaciones de los socialistas guipuzcoanos han presentado su acuerdo con Bildu como el anticipo de unos pactos estratégicos que tienen que venir entre partidos de izquierda. Y en la misma línea se ha pronunciado la dirección del PSE de Alava. Unos y otros consideran que lo natural en la política vasca es el esquema izquierda-derecha, esquema que, por cierto, nunca antes se ha aplicado. En los más de treinta años de andadura autonómica han funcionado otros esquemas a la hora del pacto tales como la transversalidad de identidades (PNV-PSE) o el posicionamiento ante la cuestión nacionalista (PNV-EA-EE, PNV-EA-EB o PSE-PP). La única vez que se intentó fue tras las elecciones de noviembre de 1986. El PSE, EA y Euskadiko Ezkerra negociaron sin éxito para formar un gobierno que dejara fuera al PNV.

Llama la atención la facilidad con que en algunos sectores del PSE ha prendido una idea simplona: ahora que ETA no mata es posible todo con la izquierda abertzale, a pesar de que el núcleo mayoritario y dominante de las coaliciones de esa izquierda abertzale, formado por la antigua Batasuna, tiene todavía por delante mucho camino por hacer para insertarse en la normalidad democrática. Lo primero de todo hacer un reconocimiento autocrítico de sus responsabilidades políticas en tantos años de terrorismo. Todo ese afán de normalizar las relaciones con la izquierda abertzale a lo único que conduce es a eximirle de la revisión de su pasado y a bajar el listón de exigencia democrática.

FLORENCIO DOMÍNGUEZ 08/01/13