EL CORREO 27/06/13
· Considera que «no se dan las condiciones básicas para avanzar en los trabajos» ante la negativa de la izquierda abertzale a asumir el suelo ético.
BILBAO. Era la crónica de una ‘muerte’ anunciada y ayer, en buen grado, se tornó en realidad. La ponencia de paz del Parlamento vasco echará el freno hasta septiembre –en concreto, hasta el día 13– ante las divergencias que existen entre los partidos que la integran, PNV, PSE y EH Bildu. Los socialistas, de la mano de su portavoz en este foro, Rodolfo Ares, advirtieron de que «no se dan las condiciones básicas para avanzar en los trabajos» y abogaron, en contra del criterio de sus compañeros de mesa, por hacer «un alto en el camino y reflexionar para ver si es posible encontrar puntos de encuentro, que todavía están lejanos».
La decisión del PSE solo sorprendió, al parecer, al PNV y a la coalición abertzale. No así al resto de formaciones que se autoexcluyeron del foro, como son el PP y UPyD. La polémica que ha acompañado a la ponencia desde su nacimiento, ha ido ‘in crescendo’ a medida que el órgano parlamentario celebraba una nueva reunión. Y eso que apenas se han citado en cuatro ocasiones. El rechazo de EH Bildu a asumir en su integridad el llamado «suelo ético» aprobado por la Cámara de Vitoria provocó que el órgano parlamentario iniciara su andadura cojo y plagado de dudas. En el texto se recalca, entre otras cuestiones, que «la consolidación de este nuevo tiempo solo será posible con la desaparición definitiva de ETA».
La actitud de la coalición abertzale amenazó ya a mediados de mayo con bloquear el foro. La coalición se ha negado hasta ahora a condenar los atentados de ETA. Sin embargo, ha dejado claro que la modificación de la política penitenciaria para los presos de la banda terrorista tiene que ser uno de los temas «prioritarios» de la ponencia. Una estrategia que es vista con recelos desde el PSE, pero también, aunque con menos preocupación, desde el PNV.
Los socialistas no cierran la puerta al foro. Es más, siguen «creyendo» en esta iniciativa. Pero si con algo con comulgan es con la idea del «consenso a toda costa». «Nosotros no pedimos sometimiento a nuestros postulados, pero nadie nos puede pedir que demos pasos atrás», subrayó Ares. El parlamentario del PSE se refirió de esta forma a la izquierda abertzale, a la que afeó que «en lugar de acortar distancias con el resto, lo que ha hecho es dificultar las posibilidades de acuerdo». Citó así la participación de representantes de EH Bildu en protestas contra la detención de una colaboradora de ETA en Ondarroa, el plan de paz de la Diputación de Gipuzkoa o el intento de justificar las acciones terroristas por la existencia de un «conflicto» y la «equiparación de violencias». «Pedimos que la verdad prevalezca y que se reconozca por todos que en Euskadi ha habido una organización terrorista que ha causado más de 800 muertos, miles de heridos y amenazados», expresó Ares.
«Finiquitada»
Las últimas reuniones de la ponencia han venido a confirmar al PSE que este escenario, basado en unos «principios democráticos mínimos», no se da todavía. De ahí que la formación optara ayer por paralizar temporalmente los trabajos con tres objetivos en mente: seguir la evolución que de la antigua Batasuna, explorar las posibilidades de acuerdo en torno al plan de paz del Gobierno vasco –los partidos tienen de plazo hasta el 20 de septiembre para presentar aportaciones– y, por último, dar un margen de tiempo al PP para que reconsidere su incorporación al foro. Una hipótesis esta última que resulta cada día menos probable.
PNV, PSE y EH Bildu han emplazado sin éxito a los populares a sumarse a la ponencia, con el fin de que las cuatro grandes fuerzas de Euskadi estuvieran presentes en la misma. Ayer, máxime tras el giro de los acontecimientos, la negativa de la formación que lidera Arantza Quiroga fue especialmente contundente. Su portavoz parlamentario, Borja Sémper, aseguró que los propios integrantes del foro «reconocen» en privado que la ponencia está «finiquitada» y que «murió» el día que EH Bildu rechazó sumarse al denominado «suelo ético». En este sentido, consideró que mantener vivo el foro responde a una «escenificación» por parte de PNV y PSE para quienes –añadió– resulta «políticamente doloroso aceptar» que «ha sido destruido por la incapacidad de la izquierda abertzale de dar pasos más allá de una retórica que se pierde en la nada». «Si son incapaces de ponerse de acuerdo en lo fundamental, ¿qué recorrido va a tener?», se preguntó Sémper.
La postura de los socialistas cayó como un jarro de agua fría en las filas del PNV y de la coalición abertzale. Ambos coincidieron a la hora de manifestar su «sorpresa» por la decisión que anunció Rodolfo Ares al término de la reunión de la ponencia por no corresponderse, según aseguraron, con su intervención en el seno del foro, que se celebra a puerta cerrada. El portavoz jeltzale, Joseba Egibar, enmarcó la actitud del PSE en una cierta «incomodidad» e incluso «miedo» a que el trabajo de la ponencia siga adelante sin contar con el PP. Es más, reprochó a Ares que con su discurso de ayer «parece querer dar la razón» a los populares en su negativa a participar en el órgano de pacificación.
Egibar, que confió en que los socialistas acudan «con otro espíritu» a la reunión que el foro celebrará en septiembre, afirmó en cualquier caso que la ponencia «no peligra» puesto que, según señaló, «el PNV no se va a apear», ni tampoco «va a permitir, entre comillas» que el PSE lo haga. «Vamos a trabajar para generar las condiciones que permitan que todos estemos cómodos», sostuvo.
Ares rechazó abordar, tal y como propuso el portavoz jeltzale, los tres microacuerdos que se recogen en el plan de paz del Ejecutivo de Urkullu, como también fijar el calendario de comparecencias del foro, como quería EH Bildu. Fue, de hecho, la coalición la que protagonizó las críticas más duras hacia el PSE. Si hace un mes la izquierda abertzale se quejaba del ritmo de la ponencia, que se ha visto ralentizado debido a las discrepancias internas, ayer acusó a los socialistas intentar bloquear el foro. Su portavoz parlamentaria, Laura Mintegi, tildó el discurso de Rodolfo Ares de «prefabricado», al tiempo que le reprochó que busque «retraerse y querer volver una y otra vez a la casilla de inicio». «Nos está decepcionando profundamente», manifestó. Mintegi consideró que «se está desvirtuando el concepto de suelo ético», hasta el punto de que «se está utilizando de forma maniquea y utilitarista», denunció. No obstante, aseguró que su grupo seguirá trabajando en la ponencia porque «el fin último es muy importante». La duda reside ahora ver si todo sigue igual o si hay movimientos durante el verano. Pero, sobre todo, en saber cuál será el futuro real que le espera a este foro.
El Gobierno vasco apuesta por el memorial
El Gobierno vasco reiteró ayer su apuesta por crear el memorial por las víctimas del terrorismo de manera conjunta con el Ejecutivo central. Desde Lehendakaritza se pronunciaron en este sentido a raíz de la noticia hecha pública la víspera por este periódico, que advertía que el Ministerio del Interior no descarta la posibilidad de dar forma a este proyecto en solitario, si no es posible cerrar un acuerdo con el PNV en lo que al objetivo y el carácter dinámico que, a su juicio, debería tener el mismo.
Fuentes del Gobierno vasco afirmaron que «lamentarían» que Interior optara finalmente por emprender este camino por su cuenta, ya que, según añadieron, el compromiso de Lakua con el memorial es claro. Su puesta en marcha está recogida en el borrador del plan de paz presentado por el lehendakari, Iñigo Urkullu. Es más, según recordaron, la secretaría de Paz y Convivencia solicitó en enero la Dirección de Atención a Víctimas de Madrid la convocatoria de la comisión mixta creada con el fin de impulsar este organismo. Fuentes cercanas al Ministerio del Interior aseguran que el Gobierno central se pondrá en contacto «de inmediato» con Lakua para cerrar una reunión.
En el Partido Popular temen que el Ejecutivo de Vitoria quiera «empezar de cero, después del trabajo ya avanzado» con el Gabinete de Patxi López y busque no solo «retrasar» «sine die» el proyecto, sino «desvirtuarlo». Rechazan, por ejemplo, que el centro nacional por las víctimas del terrorismo dependa del futuro Instituto de la Memoria.
Y es que el borrador de plan de paz recoge que en memorial formará parte de la red de espacios que dinamice el citado instituto. Desde el Gobierno vasco niegan que su objetivo sea subordinar un proyecto a otro, sino que estén coordinados. Confían en cualquier caso en disipar todas las dudas en una futura reunión con el Ejecutivo central.
EL CORREO 27/06/13