EL CORREO 24/05/2013
· Según una encuesta del Gobierno vasco, EH Bildu acusa su gestión en Gipuzkoa, donde se dejaría un representante que recuperaría en Álava, y Ezker Anitza irrumpiría en el Parlamento.
BILBAO. ¿Qué ocurriría si ahora se celebrasen elecciones autonómicas en Euskadi? La respuesta a efectos de representación parlamentaria es que prácticamente lo mismo que el pasado 21 de octubre, aunque con una ligera variación: el PSE perdería un escaño de los 16 que obtuvo entonces. Un asiento que pasaría a ocupar Izquierda Unida-Ezker Anitza, que irrumpiría así por primera vez en la Cámara vasca, donde su líder, Mikel Arana, ya tuvo su acta aunque obtenida bajo las siglas de Ezker Batua.
Ése es el panorama que dibuja una encuesta del gabinete de prospección sociológica del Gobierno vasco hecha pública ayer, que arroja otra conclusión de calado: los seis meses de Iñigo Urkullu en Ajuria Enea, lastrado por su debilidad parlamentaria y obligado a retirar los Presupuestos precisamente la misma semana que se hizo el trabajo de campo del sondeo, no pasan factura al PNV, que no solo no se desgasta sino que sube en todos los territorios y vuelve a ser primera fuerza en Gipuzkoa, además de mantener su hegemonía en Álava y en Bizkaia.
Justo cuando algunas voces sugerían un hipotético adelanto electoral ante la incapacidad del PNV de encontrar un socio estable que le permita gobernar sin sobresaltos –una impresión mitigada en parte por el nuevo tono constructivo del PSE y las perspectivas alentadas por Andoni Ortuzar de alcanzar un pacto fiscal a finales de junio–, el Ejecutivo vasco ha hecho pública una encuesta que lanza un mensaje diáfano: la hipotética disolución del Parlamento y convocatoria de nuevos comicios autonómicos sería especialmente negativa para el PSE, la única fuerza que perdería representación, y en general para todos salvo para el PNV, UPyD y IU-Ezker Anitza, los únicos que cobran impulso en todos los territorios. En cambio, tanto los potenciales socios con que al PNV le darían los números –socialistas y EH Bildu– como el PP saldrían, en mayor o menor medida, peor parados de las urnas.
La encuesta, de reflejarse en unas elecciones reales, demostraría que la realidad política vasca es mucho menos volátil que la española –donde los partidos tradicionales sufren una significativa sangría de votos en los sondeos por los efectos de la crisis y el descrédito de la clase dirigente– y que las cosas apenas se mueven en el Parlamento vasco pese a que Urkullu gobierna en minoría y pese a que los efectos de la recesión, con una huelga sindical en el horizonte más próximo, se siguen dejando notar. Es más, se mueven tan poco que el PNV seguiría necesitando a PSE o EH Bildu como las dos opciones numéricamente factibles para procurarse estabilidad. El Partido Popular le seguiría resultando insuficiente, y si hasta ahora ha resultado inverosímil un pacto con los populares y UPyD, también lo parece con PP e IU, que sumarían asimismo 38.
El mantenimiento del ‘statu quo’ se refleja en que el partido mayoritario, el PNV, refuerza su hegemonía y sube unas décimas en su feudo vizcaíno y en territorio alavés, además de recuperar la primera plaza en Gipuzkoa, donde Bildu había logrado en las elecciones forales de mayo de 2011 un ‘sorpasso’ traumático para los jeltzales, que sólo lograron recortar distancias, de forma notable, en las últimas autonómicas. Ahora, según el sondeo gubernamental, la coalición de fuerzas abertzales acusaría el desgaste de su gestión al frente de las principales instituciones del territorio –la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de San Sebastián– y la fuerte polémica que le ha acompañado su fallida apuesta por el sistema ‘puerta a puerta’ (PaP) de recogida de basuras.
De hecho, EH Bildu se dejaría casi dos puntos en apenas seis meses y perdería un escaño, que recogería otra formación de izquierdas, IUEzker Anitza. No obstante, el balance global no es netamente negativo para la coalición que lidera Laura Mintegi, que conservaría su actual peso parlamentario gracias a su ligera subida en Álava –también crece en Bizkaia, aunque la subida es menor–, que lograría rentabilizar al máximo. Los nuevos votos alaveses le reportarían un escaño más en un territorio en otro tiempo menos nacionalista, donde pasaría a tener siete representantes, empatado con el PNV. De esa manera, las fuerzas abertzales en Álava sumarían catorce escaños frente a los once que, juntos, obtendrían PSE, PP y UPyD.
Caída libre
De hecho, es en esta circunscripción donde el PSE, en caída libre en el territorio desde las forales de hace dos años, pierde su decimosexto diputado, que no logra recuperar en ninguno de los otros dos. Es más, la formación de Patxi López, que ha acentuado su perfil más izquierdista y antirrecortes desde que está en la oposición, además de apretar las tuercas a Urkullu y desdeñar sus cantos de sirena para convertirle en socio preferente, no ve premiada esa apuesta en absoluto: baja unas ocho décimas en Bizkaia y Álava y algo más de un punto en Gipuzkoa.
Las cosas no le van mucho mejor al PP, que no recibe un batacazo equiparable al que se lleva en todas las encuestas Mariano Rajoy –desgastado por su papel de gobierno y por las tremendas consecuencias de la crisis económica– pero sí un severo correctivo que, seguramente por disponer de un mayor ‘colchón’ de votos que el del PSE, no le pasa factura en escaños. La formación de Arantza Quiroga mantendría sus diez escaños, pero se dejaría diferenciales superiores al punto en todos los territorios, una bajada especialmente severa en Álava. El beneficiado es claramente UPyD. La formación de Gorka Maneiro demuestra una evidente tendencia al alza, no sólo en Álava sino también en los otros territorios, aunque la pujanza le es aún insuficiente para obtener otro escaño.
EL CORREO 24/05/2013