EL CORREO 21/08/13
· Opina que el documento actual trata de atraer a la izquierda abertzale cuando debería mantener la exigencia por su responsabilidad en la pervivencia de ETA.
La intención inicial del lehendakari de encarrilar en septiembre un acuerdo de mínimos sobre el plan de paz del Gobierno vasco tiene visos de complicarse, porque el PSE está preparando unas aportaciones que rozan la enmienda a la totalidad. Los socialistas plantearán que el texto se «rehaga» completamente para evitar que el plan caíga en la «ambigüedad» o que se produzca una «equiparación entre víctimas». El objetivo último es que se mantenga la «exigencia» sobre la izquierda abertzale para que no se diluya su responsabilidad en la pervivencia de ETA durante décadas, según fuentes socialistas.
El Ejecutivo de Iñigo Urkullu era consciente de que el plan elaborado por el secretario general de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, requeriría de una ardua negociación con el resto de los grupos parlamentarios a finales de septiembre para lograr un consenso entre todas las sensibilidades políticas, pero a pesar de ello la previsión inicial era que el Consejo de Gobierno pudiera aprobarlo en octubre. Las posiciones casi antagónicas mantenidas por EH Bildu y el PSE sobre este documento, no obstante, aventuran un recorrido bastante más largo a la aprobación del plan, siempre y cuando el Gobierno vasco mantenga su idea de sacarlo adelante con el máximo consenso posible.
El 20 de septiembre es la fecha límite marcada por el Ejecutivo para que los grupos parlamentarios presenten sus aportaciones al plan presentado antes del verano por Jonan Fernández, que cuenta con el beneplácito del lehendakari. Ante una materia tan sensible, Urkullu ha expresado su deseo de que el texto final pueda contar con el respaldo de todos los partidos, al menos en sus líneas básicas. Sin embargo, desde la misma presentación del plan, el 12 de junio, todos los grupos de la oposición han mostrado discrepancias con el texto inicial, unas diferencias que han ido tomando cuerpo en las últimas semanas de cara a la presentación oficial de las aportaciones.
Evitar la «equiparación»
El PSE, inmerso en negociaciones con el PNV para lograr un acuerdo que ofrezca estabilidad al Gobierno vasco, parecía a priori el partido más cercano a los planteamientos del Ejecutivo a la hora de abordar el reto de la paz y la convivencia, pero el documento que está preparando como réplica dista mucho de ser complaciente. Fuentes socialistas señalaron a este periódico que se reclamará al Gobierno vasco que «rehaga» el documento tal y como está configurado en estos momentos, ya que «debe quedar claro que no se puede equiparar a todas las víctimas y que aquí hubo gente que asesinó y personas que fueron asesinadas».
La posición del PSE tampoco es nueva, ya que desde junio sus dirigentes han venido mostrando su «desacuerdo» con el plan y han destacado que era «manifiestamente mejorable». La novedad radica en que sus aportaciones no estarán enfocadas en matices o cuestiones puntuales que criticaron en su día, sino que abogarán por una reformulación del documento en toda regla.
El grupo liderado por Patxi López pretende «desterrar la idea del conflicto político» para desactivar uno de los pilares sobre los que EH Bildu incidirá en sus aportaciones. Los socialistas creen que es una forma de «justificar la violencia de ETA» y de «blanquear el pasado de la izquierda abertzale de apoyo al terrorismo». Los socialistas consideran que el documento elaborado por Jonan Fernández «busca la aceptación de la izquierda abertzale o rebajar la exigencia sobre ellos para tratar de llegar a acuerdos con ese mundo», lo que consideran «una equivocación». Desde el PSE entienden que el Gobierno quiera abrir el acuerdo a todos los grupos, pero «no puede hacerse a cualquier precio».
Si el acuerdo con el PSE parece en estos momentos difícil, el Ejecutivo tampoco encontrará facilidades en EH Bildu. La coalición independentista incidirá en la necesidad de una fotografía «completa» de las consecuencias de «todas las violencias» y planteará abordar también «el origen del conflicto político» y enmarcarlo en la «negación de los derechos nacionales del pueblo vasco».
EL CORREO 21/08/13