EL MUNDO 15/04/14
· Pedro Gómez de la Serna (PP): «No sirve para nada. Es un eslogan para el PSC».
El PSOE lo intentará de nuevo. En junio presentará en el Congreso una proposición con el objetivo de iniciar un proceso de reforma constitucional. El plan socialista, para el que Rubalcaba ya ha tendido los primeros puentes, dibujará una «fórmula amplia» de negociación en la que deberían tener cabida las fuerzas parlamentarias y las comunidades autónomas.
El líder del PSOE intenta no constreñir el debate con ideas preliminares, por eso anuncia que su partido no planteará inicialmente una «propuesta de articulado», aunque defenderá las claves aprobadas hace nueve meses por el Consejo Territorial socialista en la Declaración de Granada. El primer objetivo es intentar conseguir que se abra una ponencia constitucional. «Poner al PP frente a la evidencia de que una mayoría de partidos lo cree necesario», afirman desde la dirección del Grupo Socialista
Rubalcaba sin embargo sólo puede dar un primer paso: que se admita a trámite su iniciativa. Para ello cuenta con los requisitos exigidos en el artículo 146 del Reglamento del Congreso: que la propuesta sea suscrita por una quinta parte de los diputados (70), o bien por dos grupos parlamentarios. Probablemente, el plan del PSOE cuente con el apoyo de la mayoría de las fuerzas parlamentarias, que consideran –aunque por diferentes motivos– que la Constitución necesita una reforma.
A partir de ahí, sin embargo, el proyecto podría embarrancar si el Gobierno y el PP mantienen su negativa, porque cualquier plan concreto necesita del voto favorable de los tres quintos del Congreso.
Desde el PP, precisamente, el no a la proposición anunciada por Rubalcaba fue ayer inmediato. En línea con la línea marcada por Rajoy, Rafael Hernando, miembro de la dirección del Grupo Popular, criticó por «imprudente» abrir el debate «si no se sabe en concreto para qué se va a reformar». «Las medidas unilaterales acaban siendo huidas hacia delante», redundó.
Por su parte, el portavoz en la Comisión Constitucional, Pedro Gómez de la Serna, fue aún más firme: «Lo malo de la reforma federal que propone el PSOE es que no sirve para nada. Ni para dar satisfacción a los nacionalistas catalanes, ni para integrar a los secesionistas ni para garantizar la lealtad constitucional de los desleales. Además, tampoco es una demanda ciudadana. Es un eslogan con un destinatario: el PSC».
Consciente de esta resistencia, y pese a los riesgos, el PSOE está decidido a tomar la iniciativa en este sentido dotando a su propuesta federal de «más cuerpo teórico», para neutralizar las críticas de falta de concreción y ambigüedad.
Rubalcaba parte del convencimiento, como reiteró ayer en una entrevista concedida a Catalunya Radio, de que la negativa del Congreso a transferir a la Generalitat la competencia para celebrar un referéndum de corte soberanista no debe interpretarse como un punto y final, sino bien al contrario, debería ser el inicio de un camino para buscar una solución que modernice y ajuste el modelo territorial, que permita, dice, «seguir viviendo juntos».
En relación con los tres puntos clave que sin duda suscitaría una eventual reforma del modelo de Estado –bilateralidad, ordinalidad y derecho a decidir–, el PSOE remite a la esencia de la Declaración de Granada. Un sistema descentralizado siempre comporta cierta dosis de bilateralidad, pero ello no debe implicar privilegios. En cuanto a la ordinalidad, la interpretación debería acomodarse al sentido que le dio el TC en su sentencia sobre el Estatut, es decir, no perjudicar a las regiones más prósperas más allá de lo razonablemente necesario para el fin de la promoción de las menos desfavorecidas. Respecto al derecho a decidir, los socialistas recuerdan que no está recogido en ninguna Constitución porque implica un elemento interno evidente de inestabilidad.
EL MUNDO 15/04/14