ABC – 18/08/14
· Pedro Sánchez aparca la petición de una ponencia en el Congreso en septiembre para dar prioridad a su ofensiva contra la «desigualdad» que genera el PP.
· No dar ventajas El PSOE cree que el debate sobre la ponencia de la Carta Magna daría réditos al PP y a los nacionalistas.
Pedro Sánchez ha decidido no pedir en septiembre la creación en el Congreso de una ponencia para reformar la Constitución, como Alfredo Pérez Rubalcaba había comprometido, porque quiere que el nuevo PSOE se centre en exponer su alternativa «socioeconómica» y en denunciar la «desigualdad» que genera el PP. El principal partido de la oposición dispone del mínimo de 70 diputados que exige el reglamento del Congreso para pedir esa ponencia, pero sería solo «una tarde de gloria», admiten fuentes próximas al líder socialista. Dos son las reflexiones de fondo que le han llevado a tomar esa decisión: el «no» del PP y Mariano Rajoy a reformar ahora la Carta Magna de 1978, y que ese debate perjudicaría al PSOE. Mientras que al PP, por un lado, y a todos los partidos nacionalistas, por otro, la tensión territorial que surgiría de la ponencia les proporcionaría réditos electorales, a los socialistas les obligaría a hacer múltiples equilibrios; máxime en vísperas de la amenaza de referéndum en Cataluña, el 9 de noviembre.
Una forma de redimirse
Por eso Pedro Sánchez quiere salirse de esa dinámica. Huye de que en esta nueva etapa el PSOE sea solo noticia por sus líos con el PSC o porque quiera convertir a España en un Estado «federal», como incluyó en la «Declaración de Granada» hace ahora un año. Sánchez se propone que, cuando pida esa ponencia constitucional, en otro momento de la legislatura, le sirva para lucir sus propuestas sociales; por ejemplo, «blindar» la educación y la sanidad públicas en la Carta Magna. Una forma de redimirse por el cambio llevado a cabo aprisa y corriendo, en agosto de 2011, por José Luis Rodríguez Zapatero en el artículo 135 para priorizar el pago de la deuda pública, hito que muchos en el PSOE consideran origen de buena parte de sus actuales males electorales. En definitiva, trata de arrebatar así a Podemos y a IU el discurso que quiere: «de izquierdas, claramente diferenciado del PP» y poniendo el acento en la clase media trabajadora «empobrecida», según dijo el martes en Murcia.
Para ello, el equipo que dirige lleva semanas preparando lo que va a ser caballo de batalla del Grupo Socialista en el nuevo curso político: El Grupo Socialista presentará enmienda de totalidad contra los tres proyectos de ley aprobados por el último Consejo de Ministros y que constituyen la reforma fiscal del PP. Considera que los cambios sobre el IRPF, Sociedades y otros impuestos solo son «calderilla» para las clases más desfavorecidas y conllevan una importante «transferencia de rentas de abajo arriba», según los responsables de política Económica en el PSOE y en el Grupo Socialista, Manuel de La Rocha y Pedro Saura.
Junto a eso, el PSOE ya ha registrado en el Congreso, para debatir en septiembre, una proposición no de ley instando al Gobierno a establecer un subsidio de 426 euros mensuales para parados sin ingresos que tengan hijos a su cargo. Una medida que se haría extensible a otros colectivos vulnerables como víctimas de violencia machista, discapacitados en grado igual o superior al 33% y los parados mayores de 45 años que hayan agotado la Renta Activa de Inserción o se encuentren dentro del año anterior a la solicitud de ingreso en dicho programa. En total, unas 700.000 familias que ahora no disponen de ingresos.
El «rescate» de los bancos
Esta fue la primera iniciativa que planteó Pedro Sánchez a Mariano Rajoy en la primera entrevista que mantuvieron en La Moncloa, el pasado 28 de julio, en la que el líder socialista ya dejó claro que en lo único en que coincidían era en rechazar el referéndum catalán del 9 de noviembre.
De hecho, el nuevo secretario general del PSOE no tardó ni un día en exigir a Mariano Rajoy que explique por qué el Estado ha «malvendido» Catalunya Banc al BBVA, y va a perder en la operación 12.000 millones del dinero público que invirtió en su «rescate». El PSOE tiene el inconveniente de que uno de los causantes de la quiebra de Catalunya Banc fue Narcís Serra, quien fuera todopoderoso vicepresidente del Gobierno con Felipe González.
Pero Sánchez ha dado luz verde a la ofensiva parlamentaria. El Grupo Socialista ha registrado en el Congreso de los Diputados la petición de comparecencia «urgente» (será en el próximo mes de septiembre) del ministro de Economía, Luis de Guindos, para que explique lo ocurrido después de decir que el rescate de la Banca no costaría «un euro» a los españoles.
ABC – 18/08/14