ABC 08/04/14
· El PSE se desentiende de su presidente tras decir que «en Madrid se vivía mejor con ETA»
El PSOE no sabe cómo quitarse de enmedio al presidente del PSE, Jesús Eguiguren, tras la enésima metedura de pata política diciendo que «en Madrid con ETA se vivía mejor». Muchos en la Ejecutiva Federal y algunos barones consultados por ABC creen que su continuidad es insostenible; y el hecho de que su nuevo libro, titulado «Euskal Herria. Por un nuevo nacionalismo, vasquismo y navarrismo», donde defiende la creación de «una nación, un ente llamado Euskal Herria», lo haya presentado con entrevista al diario abertzale «Gara», les refuerza en su teoría de que el presidente del PSE está descontrolado.
Pero la federación vasca no está dispuesta a dejarle caer. No, al menos, por este nuevo episodio. Fuentes de la dirección del PSE señalaron a ABC que Patxi López va a comparecer hoy en rueda de prensa para ratificar la tesis que viene propagando sottovoce desde ayer: que son solo «opiniones personales» del díscolo presidente. El asunto genera máxima incomodidad en Ferraz y ayer el secretario de Organización, Óscar López, intentó escenificarlo. Habló con el «número dos» del PSE, Rodolfo Ares, para trasladarle el malestar y presionar, sin éxito, a fin de que se tomen medidas. Luego Óscar López no quiso hablar de esas medidas y se remitió a lo que diga hoy Patxi López. El secretario federal de Organización se limitó a comentar: «por supuesto que los socialistas no compartimos esa declaración de Eguiguren». Una desautorización que se quedará en nada si no va a compañada de un cese o una rectificación, a ojos de muchos dirigentes regionales.
La implicación de una Navarra integrada en el País Vasco, como defiende Eguiguren en su libro, hizo que el portavoz del PSN en el Parlamento navarro, Juan José Lizarbe, tuviera que rectificar al «compañero fraternal» por un pensamiento «libre» opuesto al del PSN, que aboga por una Navarra foral sin integración.
Duras críticas de PP y UPyD
Lo ocurrido ha dado munición a los adversarios políticos del PSOE. La presidenta de UPyD, Rosa Díez, argumentó que si Rubalcaba no expedienta al presidente del PSE, el líder de los socialistas «será cómplice de esa infamia», que no se puede zanjar con un «son cosas de Eguiguren». Díez pide que el PSOE le «desautorice de verdad» y le «excluya de sus cargos» porque es la «persona que se sienta a la derecha del secretario general cada vez que éste va al País Vasco».
Y desde el PP, la eurodiputada del PP Teresa Jiménez Becerril comentó: «Espero que si en las filas socialistas existe algo de respeto, actúen en consecuencia y descalifiquen a quien ha ofendido a tantos españoles, madrileños, guardias civiles y a muchas familias rotas por el terrorismo», mientras que el secretario general del PPE, Antonio López Istúriz, los calificó de «insulto» a las víctimas del terrorismo, le exigió una «rectificación inmediata», y pidió que Rubalcaba y la cabeza de lista europea, Elena Valenciano, desautoricen también su idea de que «Euskadi será independiente cuando los no nacionalistas» así lo decidan.
El conspirador inestable
«Yo ya sabía que el que se mete en esto acaba mal». El presidente del PSE, Jesús Eguiguren, asume en el documental «Memorias de un conspirador» que saldría trastocado de la negociación con ETA en la que se embarcó por orden de su «amigo» y admirado José Luis Rodríguez Zapatero. Conversaciones con los cabecillas terroristas que él continuó en Oslo con «Thierry» y Ternera, pese al atentado de la T-4 de Barajas, que se cobró la vida de dos ciudadanos ecuatorianos. Un «proceso» del que fraguó una gran amistad con el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, a quien ha solido visitar en la cárcel y para el que exige su libertad,
porque «es un hombre de paz». Incluso te a recoger envió un a premio su hija adolescen- con la vástaga de los Otegi el año pasado a Guernica. Pero lo cierto es que Eguiguren, que se pasó treinta años con escolta enterrando a sus compañeros asesinados por ETA, se ha quedado solo, «apartado» y sin peso en su partido. El PSE le mantiene en la presidencia -«un cargo meramente honorífico», recuerdan- por «respeto» y «agradecimiento a su trayectoria», pero nada más. En la sede de Bilbao nadie oculta su preocupación por la «inestabilidad» de su líder, que dejó la primera línea de la política en 2012, pero que se resiste a su trocito de parcela en los medios. Cada vez que «Txusito» habla se produce un incendio. «Son sus desvaríos, ya se sabe cómo es Jesús», es la respuesta a
las palabras que indignan especialmente a las víctimas, pero no exclusivamente. La última, en «Gara», asegurando que «en Madrid con ETA se vivía mejor» cierra una larga lista de quien se sintió con la «autoridad» otorgada por Zapatero para pactar con los pistoleros y acabó convirtiéndose en «un personaje sospechoso, un loco», según la imagen que él mismo dice haberse granjeado.
Pese a todo, al PSE le ha servido de «puente» hacia la «izquierda abertzale». Les representó en la Conferencia de Ayete, donde ETA escenificó un final de alfombra roja mientras, el lendakari Patxi López viajaba en un tren por Estados Unidos. A él le recriminó Eguiguren no haberse «quemado por la paz». Los socialistas le replicaron: «no hemos achicharrado» por la libertad. Y desde entonces la dirección se desentiende de cada salida de «Txusito», aunque no de todas. Le sirvieron algunas, como su defensa de legalización de Sortu o el acercamiento de presos.
ABC 08/04/14