EL MUNDO 03/03/13
· Críticas internas a Rubalcaba por no haber evitado llegar a la actual situación.
El PSOE está profundamente dividido respecto a si deben mantenerse las relaciones con el PSC -y en caso afirmativo, de qué manera- tras la ruptura de la disciplina de voto de sus diputados el pasado martes en el Congreso, apoyando el llamado derecho a decidir.
La dirección del PSOE ha optado ya por un camino. Básicamente consiste en seguir con el PSC, pero en un marco de relaciones distinto al actual. Fundamentalmente, se busca que ese marco sea más recíproco y, sobre todo, con reglas de juego claras para todos.
A ello se va a dedicar el propio Alfredo Pérez Rubalcaba la próxima semana, con el respaldo de Elena Valenciano y Óscar López. De hecho, ya hay un protocolo de relaciones entre ambos partidos que fue frenado por Ferraz. Y es que Rubalcaba se encontró con resistencias internas para su aprobación y no quiso abrir otro frente que, ahora, irremediablemente ha estallado.
Pero dicho documento ya no convence para nada al PSOE. La dirección del partido quiere replantearlo todo: desde la cuota del PSC en todos los órganos institucionales, y su primada presencia en los órganos de dirección del partido, hasta su participación en los congresos federales socialistas, según confirmó a EL MUNDO un miembro de la dirección del PSOE.
Actualmente, la vía elegida por la dirección socialista cuenta con un apoyo matizado de gran parte de los barones del partido, pero en la línea de ser muy exigente en dicha negociación del protocolo de relaciones. Y es que, como afirman varios de estos dirigentes, el PSC ha hecho mucho daño al PSOE en los últimos años, y el partido ha pagado un coste muy alto en toda España por ese motivo.
El propio ex presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, admitía que la crisis económica tuvo mucho que ver en que él perdiera las elecciones en su región, «pero también cómo se gestionó el Estatuto de Cataluña». Tanto el dirigente extremeño como el secretario general del PSOE castellano-manchego, Emiliano García-Page, no ven con malos ojos, incluso, que se ponga punto y final a esta relación con el PSC y el PSOE vaya con sus siglas a Cataluña. Como dijo Fernández Vara: «Fue bonito mientras duró».
Entre estas posiciones mucho más claras están las de Alfonso Guerra y veteranos socialistas como José María Benegas. Incluso el ex vicesecretario general del PSOE, José Blanco, cree que es tiempo de romper relaciones. Hay que recordar que Blanco, junto a José Bono, ya intentó esta operación cuando estalló la crisis entre Pasqual Maragall y Carod-Rovira.
Entre otros argumentos, este sector cree que no merece pagar el coste en el resto de España por las posiciones que mantiene el PSC -cada vez más alejadas ideológicamente del PSOE-, cuando el partido de los socialistas catalanes está en horas bajas y apenas tiene el 14% de los votos.
«En otra etapa nos podía interesar. ¡Pero por un partido que tiene el 14% de los votos, que pague el PSOE tanto precio! No perderíamos mucho de ese porcentaje si el PSOE va allí con sus siglas y otro discurso», afirmó un diputado socialista que fue muchos años miembro de la dirección del PSOE. Sin embargo, otros históricos rechazan este argumento y consideran un suicidio romper con el PSC porque condenaría al PSOE a no poder gobernar en España durante décadas. Así piensa, entre otros, el ex presidente de Castilla-La Mancha José María Barreda.
Y más allá de los posicionamientos en cuanto a las relaciones con el PSC, en el PSOE sigue existiendo un gran malestar por lo ocurrido, del que fundamentalmente se culpa a Rubalcaba, por «la debilidad política» que ha demostrado con los socialistas catalanes. Es cierto que así opinan diputados y dirigentes que apoyaron a Carme Chacón en el último Congreso, pero incluso entre los propios afines a Rubalcaba se admite que se han cometido graves errores con el PSC y que, tal vez por las elecciones que afrontaban, se les consintió ir demasiado lejos. En el cuestionamiento de Rubalcaba está, además, muy presente el papel que ejerció Carme Chacón, que recibió grandes elogios por su posición en la reunión del Grupo Socialista. No obstante, su decisión posterior de no votar sentó muy mal a algunos de ellos.
Esta semana parece que será clave para saber cómo se sustancia esta grave crisis del PSOE que algunos creen que puede llevarse a Rubalcaba por delante e, incluso, anticipar el proceso de primarias.
EL MUNDO 03/03/13