La Mesa del Congreso decidirá esta semana si concede o no grupo en la Cámara a la antigua CDC. La disposición inicial a favor ha quedado envenenada por el último reto al Estado del Parlament. Ahora el PSOE sopesa una abstención que dejaría al PP solo ante el dilema y destaparía el pacto secreto que creen que existe entre populares y nacionalistas catalanes.
PPy PSOE se enfrentan a un nuevo dilema: adoptar una posición definitiva respecto a la oportunidad de facilitar o no a Convergència la constitución de un grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados. Los dos partidos, favorables en principio a la demanda del nacionalismo catalán, ahora dudan. No hay decisión tomada, pero sí debate interno, condicionado claramente por el último desafío del Parlament al Estado. Un reto, el de la «desconexión», calificado por ambas formaciones como «gravísimo» e «inaceptable» en el marco constitucional.Tanto es así que la apuesta por votar a favor de la creación del grupo parlamentario por parte de los convergentes, que ahora se autobautizan Partido Demócrata Catalán, empieza a flaquear.
En el PSOE lo admiten. Aguardarán a la discusión que se suscite, previsiblemente mañana, en la reunión de la Mesa del Congreso, calibrando los argumentos presentados por CDC y los precedentes y razones aportados por los juristas de la Cámara, pero entre los socialistas se sopesa ya la posibilidad de optar finalmente por una abstención dejando solo al PP como responsable último de la decisión, bien sea en contra o a favor del nacionalismo catalán.
Populares y socialistas han insistido en que no debe mezclarse el «desafío» del Parlament aprobando la desconexión, con el debate sobre la formación del grupo parlamentario de CDC. Desde el PSOE se han manifestado en este sentido el portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, y la vicepresidenta segunda de la Cámara, Micaela Navarro, pero lo cierto es que las dudas acerca de la oportunidad de facilitarloestán sobre la mesa.
La posibilidad de que sea el PP quien se enfrente en solitario al dilema pesa con claridad. A fin de cuentas, explican en el PSOE, son los populares los que pactaron con CDC el apoyo a una Mesa del Congreso controlada por el centro derecha e hicieron promesas, que no se han hecho públicas, como contrapartida.
Si finalmente el PP se mantiene a favor de conceder grupo a los convergentes pese a no cumplir todos los requisitos del Reglamento, se abrirá entre ellos y Ciudadanos un nuevo flanco de discrepancias poco oportuno justo cuando Rajoy pretende convencer a Rivera de la necesidad de que sus 32 diputados acaben votando sí a su investidura y faciliten con ello la formación de Gobierno.
El partido de Rivera se ha mostrado radicalmente en contra de permitir a CDC la formación de grupo y conseguir con ello los beneficios en términos de visibilidad política e ingresos económicos que conlleva. C’s ha llegado a hacer de esta cuestión un auténtico casus belli.
El PP no sólo siente la presión de la formación naranja, cuyo apoyo sería clave para la investidura de Rajoy, los estímulos también le llegan desde sus profias filas, activados por los populares catalanes.
Así el coordinador general del PPC, Xavier García Albiol, ha llegado a asegurar que la posibilidad de que CDC pueda tener grupo propio en el Congreso es como «una patada donde más duele». No obstante, y a la espera de la posición última que decida la dirección del PP, justifica que esto pueda suceder porque el Reglamento de la Cámara Baja lo podría permitir.
CDC cuenta con ocho diputados pero no ha superado el 15% de los votos en las cuatro provincias catalanas –en Barcelona y Tarragona se quedó por debajo de este límite– ni tampoco en el conjunto de Cataluña. En consecuencia no cumple con los requisitos que exige el Reglamento del Congreso. No obstante, los nacionalistas catalanes han presentado un escrito de alegaciones ante la Mesa de la Cámara aludiendo a los precedentes similares que existen.
Así, apela al caso del PNV en 1986 cuando, en una situación parecida, se le concedió la formación de grupo haciendo la media aritmética del porcentaje de votos obtenido en el total de provincias en el que se presentó, al margen del censo de cada una de ellas.
CDC argumenta además que formar grupo no menoscaba los derechos del resto de las formaciones, en tanto que si no lo logra y tiene que pasar a integrarse en el Grupo Mixto, sí distorsionaría el funcionamiento de este. Esto es así porque cuanto más miembros de diversas procedencias se sumen al Mixto, menos tiempo político y menos dinero en concepto de subvención les corresponde a cada uno.
Fuentes parlamentarias consultadas ayer por Efe señalaban que si finalmente hay dudas por parte de los servicios jurídicos de la Cámara respecto a la formación del grupo, éste no obtendrá la luz verde.