Gorka Maneiro-Vozpópuli
- Es posible que todo pueda empeorar y que el postsanchismo que unos esperan sea al final algo parecido al sanchismo que padecemos
La semana pasada se reunieron en Madrid unos cincuenta ex altos cargos y militantes socialistas críticos con Sánchez, al parecer, para preparar el postsanchismo, o sea, la etapa en la que al PSOE ya no lo dirija Sánchez y, por lo tanto, una parte de sus males hayan pasado; no se sabe si preparar el postsanchismo implica sólo desear que Sánchez desaparezca o incluye hacer algo para que Sánchez desaparezca, más allá de reunirse y comentar la jugada desde la distancia y con influencia limitada; o si quizás sea comprometerse a, una vez Sánchez haya desaparecido, ayudar a crear algo lo suficientemente decente como para que el PSOE vuelva a ser lo que fue (salvo alguna cosa). Desde luego, salvo reunirse para intercambiar opiniones, lo demás no es fácil: ni organizarse internamente para descabalgar al líder del partido en el que militas cuando en el fondo estás más fuera que dentro; ni hacer algo desde fuera, más allá de votar en las elecciones a un partido distinto al «propio», cosa poco habitual en España, donde los militantes optan por mantener su voto porque las siglas son las siglas y el sectarismo manda. Y lo más difícil de todo es posible que sea devolver al PSOE sus principios históricos. Así que no puede decirse que el éxito de la iniciativa esté garantizado sino más bien parece lo contrario: puro voluntarismo inane.
Nivel político e intelectual
Entre los presentes en el cónclave, estuvieron algunas viejas glorias que llevan siendo críticos con Sánchez mucho tiempo, como Rodríguez Ibarra, los ex ministros Jordi Sevilla y Virgilio Zapatero, el ex presidente del Senado Juan José Laborda, la ex portavoz socialista en el Congreso Soraya Rodríguez, el ex consejero vasco Maturana, los ex eurodiputados Bofill y Cercas, el ex diputado nacional Urquizu o Nicolás Redondo, quien ya no tiene carnet socialista porque lo echaron por pensar más de la cuenta y expresarlo. Además, la presidenta de Sociedad Civil Catalana, Teresa Freixes, o el catedrático Antonio Elorza, dos referencias de prestigio. Entre el medio centenar de asistentes a la cita es posible que haya alguno que ya ni siquiera sea socialista, pero lo que es seguro es que su nivel político e intelectual está muy por encima de los actuales dirigentes socialistas, cosa que, también es verdad, tampoco es decir demasiado. En todo caso, es gente de prestigio y sobradamente preparada, aunque no sean tan jóvenes como nos gustaría, y no sólo porque eso significaría que uno mismo tendría menos años de los que tiene, sino porque, a sus años, es complicado pensar que sean capaces de liderar un nuevo PSOE. De todas formas, no parece que su pretensión sea liderar nada sino que Sánchez sea cuanto antes descabalgado de Moncloa, tanto para regenerar el PSOE como para regenerar España, lo cual es un buen propósito. De entre los presentes, con alguno he hablado sobre la situación en la que se encuentra el PSOE y la necesidad de que se regenere y deje atrás cuanto antes la etapa de Sánchez. En mi caso lo pienso desde Zapatero, con el que empezó todo, empeorado después por quien hoy dirige la nave socialista y los piratas que lo acompañan, gente sin preparación ni principios que no tiene otro objetivo que mantenerse en Moncloa caiga quien caiga y aunque caiga España. Sin embargo, pasado un cuarto de siglo durante el cual el PSOE ha sido liderado primero por Zapatero y luego por Sánchez (con la excepción luminosa de Javier Fernández), es difícil seguir pensando que el actual PSOE es la excepción y no la regla; y si tenemos en cuenta el caldo de cultivo que se ha generado durante las últimas dos décadas y la perversión práctica de lo que ha sido históricamente la izquierda que los jóvenes de ahora no conocen, es posible que todo pueda empeorar y que el postsanchismo que unos esperan sea al final algo parecido al sanchismo que padecemos.