EL CONFIDENCIAL – 06/09/16
· Los socialistas asumen en el programa de cara a las elecciones “estudiar” la incorporación del concepto de ‘nación’ en el Estatuto de Gernika en una futura reforma del texto.
El PSOE se ha abierto a reconocer a Euskadi como una “nación”. Los socialistas están dispuestos a avalar que se reconozca al País Vasco bajo este abrigo dentro del Estatuto de Gernika en una futura reforma del texto. Así lo asumen en el programa electoral diseñado para las elecciones vascas del 25 de septiembre, en el que el PSE asegura que “estaría dispuesto a estudiar la incorporación” del concepto de ‘nación’ en la revisión del texto estatutario que plantea, aunque deja de manifiesto que “siempre que quede claro que no se fundamenta en una supuesta soberanía diferenciada”.
Pese a esta salvedad que rehúye cualquier sentido independentista, lo cierto es que el PSE se abre a reconocer un término, el de nación, por el que suspiran los nacionalismos vascos y catalán, que han activado la cruzada contra el Estado para el reconocimiento de la identidad nacional de ambas comunidades. Su incorporación en el Estatuto de Gernika, con todo el significado que encierra, no dejaría de ser utilizado por el nacionalismo vasco en su concepción más soberanista, con el derecho a la autodeterminación como fin último. Y a nadie se le escapa que se plantea en un momento en que el PSOE, en Madrid, necesita al PNV más que nunca.
Los socialistas vascos se presentan a las elecciones con un planteamiento encaminado a abordar una “revisión” del Estatuto de Gernika que incluye la introducción de un preámbulo o una exposición de motivos (carece de estas disposiciones habituales en normas fundamentales, caso de la Constitución o el Estatuto catalán), que “puede ser aprovechado para hacer un reconocimiento explícito de la pluralidad de identidades y sentimientos que existen en la sociedad vasca” y que tienen como “nexo común” la asunción de la singularidad del País Vasco en términos de “nacionalidad”. Este reconocimiento, según defiende, debe ir “más allá” de su actual plasmación en los artículos 1 del texto de Gernika y 2 de la Constitución, y de “los signos más diferenciales de nuestro autogobierno: la referencia a los derechos históricos contenidas en las disposiciones adicionales de la Constitución y el Estatuto, el concierto económico, el euskera como idioma cooficial o el derecho civil”.
Está dispuesto a reconocer el término de nación por el que suspira el nacionalismo con todo lo que encierra, que sería utilizado en su concepción más soberanista.
Ante la cuestión de la identidad, el PSE asegura que “no sacraliza” el concepto de nación, el cual, según sostiene, “está sufriendo en los últimos tiempos una profunda modernización y reformulación de su significado original en el mundo occidental”, aunque tampoco considera que deba ser una cuestión “tabú” que no se deba abordar. Por ello, los socialistas dejan constancia de su disposición a estudiar la inclusión del concepto de nación en el futuro texto estatutario, aunque siempre despojado de su concepción soberanista. Para ello, se amparan en la argumentación del Consejo de Europa de que “la reivindicación como nación de una comunidad que se autodefine como tal por razones culturales, históricas o lingüísticas no presupone el derecho político a constituirse en Estado” con vistas a defender su planteamiento.
Más allá de definiciones, el PSE también apunta a argumentos jurídicos. Así, alude a la sentencia del Tribunal Constitucional que en 2010 avaló buena parte del Estatut de Cataluña, si bien despojó de toda eficacia jurídica al término ‘nación’. Los socialistas constatan que en este fallo, que declaró inconstitucional 14 artículos del texto normativo catalán, el alto tribunal “ya aventuró que una definición como nación de esa naturaleza [no jurídico-política] podría ser perfectamente compatible con la Constitución, que ya distingue entre nacionalidades y regiones”.
Con la vista puesta tras el 25-S
La puerta abierta que deja el PSE a reconocer a Euskadi con el concepto de nación coincide con un momento de auge independentista en el País Vasco, y en pleno ajedrez de Sánchez por ganarse al PNV por lo que pueda suceder. Su propuesta llega cuando en Euskadi se ha retomado el planteamiento de la consulta soberanista con vistas a las elecciones autonómicas del 25-S. PNV, EH Bildu y Podemos concurrirán a la cita con las urnas con el referéndum por el derecho a decidir como reclamo electoral. Y lo hacen a pesar de que el sentimiento independentista en la sociedad vasca está bajo mínimos. Según el último Sociómetro Vasco, los partidarios de la soberanía se sitúan en el 23%, mientras que el 36% de la población se muestra en contra. Pese a ello, el PNV ha recuperado la propuesta de consulta que ya abanderó Juan José Ibarretxe y que el actual lendakari y candidato a la reelección, Íñigo Urkullu, obvió en 2012 en el que fue su primer asalto a Ajuria Enea. Todo para contentar a esa parte del electorado con mayor ADN independentista, fundamentalmente guipuzcoano (únicamente dos de cada 10 de sus votantes se muestran partidarios de la independencia vasca, según refleja el sondeo que difunde el Gobierno vasco).
La puerta abierta del PSE coincide con un momento de auge independentista: PNV, EH Bildu y Podemos acuden a las urnas con la consulta como reclamo.
Con su propuesta, el PSE busca atraer a ese electorado vasco de izquierda partidario del reconocimiento, de algún modo, de la identidad vasca, y más si cabe con ETA desactivada. Este concepto de nación que plantea el PSE sin la concepción soberanista se incluiría en el Preámbulo del Estatuto de Gernika, en el cual, según defiende, sería “igualmente adecuado incorporar el compromiso de la sociedad vasca con una Europa unida en su diversidad”. Asimismo, defiende que en este apartado se debería incluir una “referencia obligada a nuestra historia reciente que nos permita una descripción real y consensuada de la violencia política sufrida en plena fase de consolidación y desarrollo de nuestra autonomía”. Esta referencia estaría encaminada a la proyección de “un futuro común en base a la memoria y a la verdad de las víctimas, a la paz para siempre y al pluralismo democrático de una convivencia renovada”.
Y unos representantes diplomáticos
Asimismo, el PSE plantea en su programa electoral ganar en la proyección exterior de Euskadi. Para ello, propone que un agregado con estatuto diplomático, nombrado por el Gobierno vasco con el plácet del Estado, “se sume a representaciones diplomáticas españolas en países en los que exista una especial presencia de empresas vascas, así como descendientes de las grandes migraciones del siglo pasado, que ven en lo vasco la forma de participar en la vida colectiva de sus respectivos países”.
Los socialistas defienden que es “momento de reflexionar” sobre esta posibilidad para dar solución a la división existente entre “quienes defienden que la acción exterior es un área de exclusividad del Estado y aquellos que buscan el conflicto permanente en los ámbitos internacionales”.
EL CONFIDENCIAL – 06/09/16