- Lo de ayer, un paso más en el desmoronamiento del estado moderno que era España. Volvemos a la Edad Media. No sabemos muy bien cuál es la razón última. No hay ley divina, ni de la naturaleza, ni de los hombres, que justifique que un gobernante actúe contra su propio pueblo y contra su nación. Ese es Sánchez
Sánchez, ese señor que perdió las elecciones y que tiene que vender el patrimonio común de los españoles para seguir en la Moncloa, dio ayer un nuevo paso para la demolición del actual sistema político español. La supuesta «financiación singular catalana» es un paso hacia al abismo, por otro lado. Que no se crean los independentistas de todo pelaje que esto sirve para algo. Es solo un peldaño más hacia el precipicio. No importaría si quienes se despeñan son ellos, apenas representan el diez por ciento de los votantes, el problema es que en esa caída hacia la nada, nos arrastrarán a los demás.
Como primera idea de esta nueva impostura moral del sanchismo, debe quedar claro que esto no forma parte de ningún diseño ni proyecto de país. Es sencillamente el pago para mantenerse en el poder. En cualquier país democrático, España está empezando a dejar de serlo, Sánchez ya hubiese presentado la dimisión a causa de la corrupción que lo circunda y que, por primera vez, alcanza a la propia familia del presidente. Tal podredumbre solo se mantiene por aquellos que quieren justamente terminar con el proyecto democrático y constitucional del que venimos disfrutando desde hace casi medio siglo.
La segunda idea es la ruptura de la igualdad ante la ley de los españoles. Que esto lo haya hecho un partido que se autonombra socialista, obrero y español, mueve, cuando menos, a la carcajada, sino hubiese una tragedia por medio. Un desastre que viene garantizado por el hecho de que semejante trato no aparece en la Constitución, aunque ya sabemos que el menguante Pumpido, por un sillón en el Consejo de Estado, está dispuesto a cualquier felonía. Pero ya vendrá el verano, Cándido.
La lucha contra el fraude será, a partir de ahora, más compleja. La anomia que ya caracteriza a Cataluña se va a ver incrementada. No le envidio, sin embargo, la ganancia a los catalanes de bien. Su comunidad es la peor gestionada en materia económica de los últimos 45 años. De haber sido independientes estarían en el furgón de cola de Europa e intervenidos. Difícilmente se puede justificar una deuda de ochenta mil millones de deuda en medio de cuatro provincias.
Lo de ayer, un paso más en el desmoronamiento del estado moderno que era España. Volvemos a la Edad Media. No sabemos muy bien cuál es la razón última. No hay ley divina, ni de la naturaleza, ni de los hombres, que justifique que un gobernante actúe contra su propio pueblo y contra su nación. Ese es Sánchez.