ABC 10/08/16
· Los socialistas se quedan sin estrategia si Rajoy consigue los apoyos de Rivera
La primera reacción de la dirección del PSOE, a apenas una hora de producirse ayer el anuncio de Rivera, fue decir que no van a entrar en la «negociación» entre PP y Ciudadanos, aunque «tampoco la vamos a obstaculizar». Lo que no pudieron evitar es lanzar a Rivera el reproche por estar dispuesto a pactar con Rajoy y con el PP «a pesar de los casos de corrupción que afectan a este partido». El PSOE, cada vez más aislado, sólo tuvo a su lado en las críticas a Rivera a los partidos más extremos: Podemos, ERC o Compromís.
El PSOE «respeta» las condiciones planteadas por Rivera a Rajoy, pero avisa que no va a entrar en esa negociación porque sigue anclado en el «no». La dirección socialista pide «respeto» también a la posición de Pedro Sánchez, y que no «haya interjerencias» tratando de modificar esta actitud del líder del PSOE. Lo cierto es que la estrategia del secretario general Sánchez de mantenerse «por ahora» en el «no» al evidenciar que Rajoy no había conseguido «ni un apoyo más» que sumar a los 137 que consiguió en las urnas, saltó ayer por los aires tras la declaración formal de Albert Rivera.
Múltiples caminos
El PSOE ha reiterado en los últimos días que mantendrá el voto contrario a la investidura de Mariano Rajoy, y que esta decisión no cambiaría ni aunque el PP lograse el voto afirmativo de Ciudadanos. Ayer Óscar López, portavoz socialista en el Senado, reiteraba que «en el PSOE fijamos una posición que es la de votar no a la investidura del señor Rajoy». El mismo discurso que plante Meritxell Batet, número uno de la candidatura del PSC, que pidió «respeto» para la decisión «unánime» de los órganos de dirección socialista.
Pero las posiciones en el seno de los socialistas distan mucho de seguir un único camino. A la petición de Felipe González de permitir gobernar a Rajoy «aunque no se lo merezca», se unió apenas unos días después la del también expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, propiciando que se abriera un debate interno en el seno del PSOE para analizar la situación.
Era una manera indirecta de referirse a la diferencia de opiniones que se ha manifestado mayoritariamente en privado y en ocasiones en público, entre quienes en el PSOE defienden la vía del «no» y los que apuestan por una abstención que les permita mantenerse luego en cabeza de una dura oposición al gobierno que salga de la investidura.
Silencio en el Comité
Las posiciones de las dos figuras del socialismo recibieron una misma respuesta por parte de un airado Antonio Hernando: el portavoz socialista en el Congreso afirmó tajante que nada iba a «quebrar al PSOE», por mucha presión que intentara ejercerse desde el Partido Popular.
Ferraz tenía hasta ahora un escudo ante las voces discrepantes que recomiendan la abstención de este partido: nadie se levantó en el último Comité Federal del partido defendiendo esta postura. Y ninguna resolución salió del mismo en ese sentido: se mantuvo la del anterior encuentro, en diciembre, cuando el Comité vetó cualquier pacto con los independentistas o con Rajoy.
Precisamente ese silencio ha sido duramente criticado desde el PP, donde han planteado públicamente que quien no esté de acuerdo en el PSOE con la «estrategia del no», lo plantee en los órganos de su partido.
Las palabras del secretario de Economía del PSOE, Manuel de la Rocha, el pasado domingo, en las que abría la puerta a reconsiderar el «no» a la investidura de Mariano Rajoy «si las circunstancias cambian», tienen ahora, tras el giro que ha dado a la situación el líder de Ciudadanos, otra lectura. Porque ese «cambio de circunstancias» que preconizaba se ha producido. La incógnita ahora es saber si habrá un movimiento en el PSOE.
Si finalmente se produce el apoyo de Ciudadanos al PP en la investidura, los escaños sumados de ambos supondrían 169 de un hemiciclo en el que la mayoría absoluta se fija en 176. Parafraseando al barón socialista y presidente autonómico de Extremadura Guillermo Fernández-Vara, «si Rajoy se presenta con 170 escaños, a ver quién es el guapo que dice «no»».