Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 5/2/12
Con la victoria de Alfredo Pérez Rubalcaba en las primarias a la Secretaría General del PSOE, los socialistas han demostrado voluntad de volver a su pasado más oscuro. La escasa diferencia de votos con la otra candidata, Carmen Chacón, confirma también que una parte importante del partido, prácticamente la mitad, no hubiera tenido el menor reparo en confiar el destino del socialismo español a una persona que defiende sin pudor los privilegios de la región en la que ha hecho su carrera política y para la que ha llegado a pedir, en público y por escrito, su constitución como un estado independiente en flagrante vulneración de los preceptos constitucionales.
Los discursos de ambos candidatos al inicio de este trigésimo octavo congreso del PSOE nos han permitido conocer también lo que los españoles pueden esperar del Partido Socialista Obrero Español en el futuro inmediato. Los ataques a la Iglesia por parte de Rubalcaba fueron contestados por una sollozante Chacón con afirmaciones delirantes sobre las causas de la crisis económica y un esbozo de programa económico que superó en radicalismo a cualquier formación antisistema, además de anunciar el apoyo del partido a cualquier movilización callejera contra el gobierno legítimamente surgido de las urnas tras la debacle socialista en la que tanto ella como su rival tuvieron un papel determinante. En ambos casos, las soflamas fueron acogidas con enfervorecidas salvas de aplausos de toda la concurrencia puesta en pie.
Así pues, el debate de ideas anunciado por los dos contendientes en caso de que se haya producido, circunstancia que hasta el momento se desconoce, ha dado como resultado una refutación en toda regla de los esquemas ideológicos homologables con las modernas socialdemocracias que operan en gran parte del continente.
Este es el PSOE que inicia una etapa con el personaje más nefasto del socialismo español, lo que ya es mucho, al frente de sus destinos. Un partido cuyas principales señas de identidad seguirán siendo el sentimentalismo adolescente, el apego a las frases huecas, el radicalismo en lo económico y una gran facilidad para la traición, todo ello adornado con las dosis habituales de sectarismo y falta de escrúpulos de la marca Rubalcaba.
Bajo el férreo dictado de Rubalcaba, todos aquellos que se han atrevido a cuestionar su liderazgo tienen ahora un motivo añadido para temer por su futuro político dentro de las estructuras del partido. Su nuevo Secretario General, que presume de saber todo de todos, tiene a su disposición ahora toda la maquinaria de Ferraz para ajustar las cuentas que considere oportunas como iremos viendo a partir del lunes. A pesar de su dolorosa derrota por la mínima, Carmen Chacón no va a ser la única víctima de este congreso socialista. Eso puede darlo por seguro.
Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 5/2/12