Los temidos castigos por haber roto la disciplina de voto del Grupo Socialista en la investidura fueron menos duros de lo que se temía. Pero no se ciñeron sólo a los diputados que votaron no a Rajoy en contra del criterio de la mayoría de los barones y del Comité Federal, que aprobó entregar el Gobierno al PP para evitar unas terceras elecciones.
El PSOE decidió ayer marginar a varios de los diputados y senadores más próximos a Sánchez: Meritxell Batet, Adriana Lastra, Susana Sumelzo, Luisa Carcedo o Sofía Hernanz. Todas ellas eran y siguen siendo dirigentes muy cercanas al ex secretario general (cuatro estaban en su Ejecutiva en puestos de importancia y Hernanz, amiga personal suya, era portavoz adjunta del PSOE en el Congreso). De ellas, ni Lastra ni Carcedo rompieron la disciplina de voto. La primera votó abstención «por imperativo», dijo; y la segunda es senadora y no vota la investidura.
Además, el PSOE retira de las portavocías adjuntas de Empleo y de Defensa a Rocío de Frutos y a Zaida Cantera, que también votaron no a Mariano Rajoy.
Como explicó el portavoz de la Gestora, Mario Jiménez, se han seguido dos criterios para realizar estos cambios: capacidad y confianza de la dirección. Como explicaron fuentes de Ferraz, todas estas personas ya no son de la confianza de la nueva dirección y por eso han sido apartadas.
Lo que aseguran los críticos, sin embargo, es que la Gestora es «un órgano provisional fruto de una crisis». Por lo cual, aseguran que su función es convocar un congreso federal, «en ningún caso rehacer equipos y decidir quiénes son sus personas de confianza para encabezarlos». «Lo más grave es que están tomando decisiones como si hubieran ganado un congreso», aseguraron fuentes socialistas críticas con la actual dirección.
Ferraz no decidió finalmente abrir expediente a los seis militantes del PSOE que votaron no (otros siete son del PSC y dos son independientes). Como explicó en rueda de prensa Jiménez, «en estos momentos el expediente no está sobre la mesa». Pero tampoco lo descartó por completo en el futuro.
La Gestora sí salvó contra todo pronóstico a la independiente Margarita Robles, presidenta de la Comisión de Justicia, a pesar del profundo malestar de la dirección con la diputada no sólo por romper la disciplina de voto, sino por sus posteriores manifestaciones públicas.
Destituir de su cargo a Robles era un proceso muy traumático y complejo, y al PSOE podría haberle salido mal. Como la ex magistrada del Tribunal Supremo no estaba dispuesta a renunciar a su cargo, era necesario expulsarla de la comisión para que dejara de ser presidenta.
Después, para mantener este puesto para el Grupo Socialista, el PSOE debía proponer el nombramiento de otro candidato y conseguir el apoyo, al menos, del PP. Fuentes parlamentarias explicaron que tras la bronca con el Grupo Popular a cuenta del rechazo socialista a la elección de Jorge Fernández Díaz como presidente de dos comisiones, el PSOE corría el riesgo cierto de perder este puesto institucional, que podría ganar el PP.
Jiménez, sin embargo, desvinculó la polémica con el ex ministro del Interior de su decisión de salvar a Robles. Según explicó, la Gestora «no entiende que por cuestiones partidarias se tenga que alterar el normal funcionamiento de las Cámaras». Sin embargo, portavoces autorizados de la dirección han asegurado en los últimos días que Robles se merecía el castigo máximo por haber «hecho daño al partido en sus múltiples apariciones públicas».
El PSOE sí limitó a la mínima expresión el castigo a los representantes del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), a la espera de que el grupo de trabajo conjunto para solventar la crisis empiece a funcionar. De hecho, aunque Meritxell Batet fue expulsada de la dirección del Grupo Socialista, su puesto quedará vacante para que el PSC pueda volver a ocuparlo en el futuro. Al margen de la salida de Batet, los otros tres portavoces de comisión catalanes seguirán en su puesto.
El PSOE y el PSC cerraron ayer, además, el grupo de trabajo conjunto para analizar el protocolo que une a los dos partidos y que podría reformularlo en los próximos dos meses. Por parte del PSOE, entran el número dos de la Gestora, Mario Jiménez, la eurodiputada Elena Valenciano y Francisco Fuentes. Del PSC entrarán el secretario de Organización, Salvador Illa, Meritxell Batet y Antonio Balmón, alcalde de Cornellà.