IGNACIO CAMACHO – ABC – 28/11/16
· Nadie puede aspirar a liderar el PSOE sin una cartografía política que refleje con claridad su idea de España.
El verdadero problema del PSOE no se llama Pedro Sánchez. La resistencia del derrocado secretario general puede ser un quebradero de cabeza para los aspirantes al liderazgo, pero hay una cuestión mucho más importante que afecta al proyecto nacional del partido. Se trata del modelo de país, del modo de abordar las tensiones territoriales y de la autoridad de la dirección para encauzar ese conflicto en un discurso que pueda defender en Hospitalet y en Málaga, en Pamplona y en Cáceres, en Murcia y en Baracaldo. De la cohesión nacional imprescindible para sostener cualquier relato igualitario.
Ése es el verdadero desafío de Susana Díaz o de quien quiera que aspire a liderar la socialdemocracia. Sánchez ya ha optado; en su inclinación mimética hacia Podemos se acerca a un patrón confederal inclinado a reconocer las pretensiones de autodeterminación encubiertas bajo el eufemismo del derecho a decidir. Los demás están pendientes de definirse. Y ninguno podrá erigirse en referencia sólida sin una cartografía política que refleje con claridad su concepto de nación. Su idea de España.
En este asunto ya no van a caber ambigüedades. El esquema federalista es insuficiente para aplacar la tensión catalana. El pacto de gobierno en el País Vasco, firmado a espaldas de la gestora, avala una ambigua reclamación autodeterminista. Este mismo fin de semana, los socialistas navarros se han manifestado junto con los batasunos en respaldo de los agresores de guardias de Alsasua. Las organizaciones territoriales actúan y se pronuncian según su albedrío; el vacío de poder interno ha dejado al PSOE sin coordinación ni criterio en una materia crucial, básica.
La reconstrucción socialdemócrata exige una definición clara. Desde ya mismo y para los próximos años, la identidad de la izquierda se va a resolver en torno al eterno debate sobre el diseño geopolítico de España. Unitaria o plurinacional; Constitución del 78 o pacto soberanista. Nación de ciudadanos o de territorios. Solidaridad o insolidaridad. Marco jurídico común o a la carta.
Esa elección tiene carácter estratégico. Implica una decisión clave sobre el proyecto propio y también una definición en términos relativos respecto a los demás contendientes en el tablero político y electoral. Un pronunciamiento escorado hacia las tesis de Podemos y del soberanismo implica ceder al centro-derecha la defensa exclusiva del Estado-nación, regalarle ese amplísimo espacio ideológico y renunciar a la hegemonía en las regiones donde el PSOE aún conserva implantación institucional y masa crítica social. La solución contraria conlleva el riesgo de jibarización en algunas federaciones periféricas, como la ya sufrida en Cataluña. Y las vías intermedias se achican o directamente están cegadas. Es tiempo de responsabilidad y de luces largas. De poco servirá coser el partido si se rompen los hilos invisibles de España.
IGNACIO CAMACHO – ABC – 28/11/16