Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 22/10/11
La izquierda abertzale se ha situado en el centro del escenario político vasco. En realidad viene pujando con éxito por esta privilegiada situación desde que anunció en el Palacio Euskalduna su apuesta por las vías políticas y su renuncia al uso de la violencia. Y ahora lo hace sustentada en la fuerza de los hechos tras el anuncio de ETA a su actividad armada, que fue celebrada mayoritariamente ayer en la sociedad vasca. En este contexto tan favorable a sus intereses se desarrollará esta tarde, en Bilbao, una marcha convocada por los firmantes del Acuerdo de Gernika reclamando que Euskal Herria quiere una solución.
Dos días después del esperado comunicado de la banda terrorista, el terreno se encuentra lógicamente abonado para que la izquierda abertzale disponga de una respuesta exultante por las calles de la capital vizcaína. Ha bastado una simple convocatoria de la movilización, en la que se incluía a firmantes del Acuerdo de Gernika como Jone Goirizelaia, José María Arrate o Ainhoa Etxaide, así como un recuerdo puntual del acto durante la mañana del viernes previa a la difusión del comunicado para que se cree el clima favorable a una participación mayoritaria. En realidad, la renuncia de ETA a su actividad hace el resto.
En realidad, el éxito de esta convocatoria vendría a redondear una semana estratégica de la izquierda abertzale que ha tenido en el eco internacional de la Conferencia de Paz de San sebastián su puntó más álgido antes de precipitar la consabida reacción de la banda terrorista. Para sus promotores, uan respuesta masiva en la marcha sería interpretada como un refrendo popular a su estrategia en favor de las vías políticas.
La escenografía en la calle de la apuesta por el derecho de autodeterminación identifica el punto de partida sobre el que se construirá una parte medular del discurso radical y al que, sin duda, no será ajenas el resto de fuerzas nacionalistas, de una manera especial el PNV. En el EBB son conscientes de esta situación, pero con la misma naturalidad advierten de que su apuesta por esta aspiración «es de sobra conocida» y se ha planteado institucionalmente en todos los foros democráticos. No obstante, es obvio que con la manifestación de esta tarde, la izquierda abertzale rasea esta reivindicación a pie de calle, con una repercusión mediática garantizada.
Además, en su estrategia acomodada a los nuevos tiempos, la izquierda procedente de Batasuna se apresta a no descuidar ningún flaco para rearmar su posición política. Así deben entenderse, por ejemplo, declaraciones tan intencionadas como las que Martín Garitano (Bildu), diputado general de Gipuzkoa, realizó ayer en ETB-2 al ser preguntado sobre la nueva realidad que se abre en el País Vasco. Garitano, identificado con el tránsito hacia la democracia que ha realizado la izquierda abertzale desde sus orígenes ideológicos, no desaprovechó la oportunidad de contextualizar la insólita situación que genera la renuncia de ETA al proclamar abiertamente que «lo que ahora toca no es exigir más cosas, sino abrir un diálogo político y abordar de forma serena, ás tranquila, el problema de fondo: el conflicto político».
Garitano comparte así la preocupación de los tres miembros de ETA en la despedida de su comunicado del pasado viernes al objeto de que se abra un cauce entre los Gobiernos español y francés encaminado a la resolución del conflicto, la auténtica prueba del nueve de la histórica reivindicación nacionalista y abertzale.
En esencia, el ahora diputado general de Gipuzkoa y una de las voces que ha interpretado desde los medios de comunicación con mayor fidelidad hasta su salto a la política la identidad del pensamiento abertzale viene a centrar el discurso de la antigua Batasuna ante la nueva realidad política en Euskadi. Y es que Garitano entiende que «Euskal Herria nunca ha estado más cerca que hoy de conseguir su reconocimiento como pueblo, como sujeto político». Quizá por ello da un paso adelante y prevé que «a partir de ahora, las fuerzas políticas no van a encontrar un argumento para negarse a ese diálogo político y a esas negociaciones», añade.
Este mensaje de Garitano refleja con nitidez la intencionada voluntad de instrumentalizar desde su entorno político un lenguaje que proyecte una visión propia de los antecedentes que, a su juicio, han provocado los movimientos de ETA y, especialmente, los de la izquierda abertzale. De hecho, el diputado general de Gipuzkoa atribuyó a este sector haber precipitado con su apuesta política la llegada de este nuevo tiempo de paz.
Así las cosas, en el resto de partidos vascos, conscientes de la capacidad de encantamiento mediático que provoca la izquierda abertzale en la mayoría de sus movimientos estratégicos, existe el soterrado temor de que tome cuerpo un discurso que distorsione la realidad objetiva alcanzada con el final del terrorismo. Como significaba ayer con cierto escepticismo un dirigente socialista, «nos queda la obligación de recordar cómo y por qué hemos llegado hasta aquí porque corremos el riesgo de que cuando sea demasiado tarde, a alguien se le haya ocurrido construir su propia historia».
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 22/10/11