Alonso Palacios-El Debate
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Trump amenaza con sanciones a España si no aumenta el gasto en defensa al 5 % del PIB
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Pedro Sánchez mantiene su negativa y busca apoyos en la UE para frenar la presión del presidente estadounidense
En un capítulo de la serie televisiva La Diplomática, uno de los personajes afirma que el primer ministro británico cree estar jugando una partida de ajedrez, cuando en realidad está jugando una partida de damas. Algo parecido le pasó a Pedro Sánchez con su política exterior. El presidente español juega en clave de política interna una partida que le queda demasiado grande, en un complejo tablero internacional en el que no funcionan sus componentes para mantenerse en el poder. El costo reputacional, de imagen y de confiabilidad a causa de las políticas de «sal gruesa» está siendo muy alto para el país.
El último ejemplo lo vimos anoche. Estados Unidos ha vuelto a situar a España en el centro de la tensión transatlántica. El presidente Donald Trump ha amenazado con imponer sanciones comerciales a Madrid si el Gobierno de Pedro Sánchez no accede a elevar el gasto en defensa hasta el 5% del PIB. Sánchez, por su parte, ha reafirmado que España cumplirá el compromiso del 2% y no irá más allá, alegando que su prioridad sigue siendo «la justicia social y el crecimiento económico».
Gobierno Frankenstein
El choque se produce cuando Trump pretende consolidar un nuevo marco financiero para la Alianza Atlántica. El presidente estadounidense sostiene que «demasiados países europeos viven de la protección de Estados Unidos» y considera que el 2 % acordado en la cumbre de Vilna de 2023 «ya no es suficiente». Según el plan que impulsa la Casa Blanca, el gasto militar debería alcanzar el 5 % del PIB en 2027, lo que situaría a España muy por debajo de los estándares exigidos.
Desde Moncloa, condicionada por las exigencias de los socios del Gobierno Frankenstein , se insiste en que alcanzar el 5% sería «inasumible» para las cuentas públicas, supondría más de 60.000 millones de euros anuales y obligaría a recortar gasto social o aumentar impuestos. El ala de Sumar y parte del PSOE rechazan cualquier aumento en gasto militar, de modo que una escalada sería políticamente tóxica. No hay que olvidar por otra parte que España ni siquiera tiene Presupuestos Generales.
Ciertamente el Ministerio de Defensa que dirige Margarita Robles ha emprendido un importante esfuerzo presupuestario, con programas de modernización como los cazas Eurofighter, los submarinos S-80 Plus o los helicópteros NH-90, además del desarrollo de capacidades cibernéticas y espaciales. El problema es que a la nos de la Administración Trump espaciales claramente muy insuficiente.
La Unión Europea ha defendido públicamente que el aumento del gasto debe orientarse a la creación de una base industrial común, a la innovación tecnológica y a la cooperación entre los Estados miembros. En esa línea, España participa en proyectos estratégicos conjuntos como el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS) junto a Francia y Alemania.
Moncloa busca ahora convertir la presión de Trump en un debate europeo. El presidente español intentará llegar a la cumbre de Washington con una posición de consenso de la UE que respalde el cumplimiento gradual del 2 %, evitando que la negociación se interprete como un pulso personal con la Casa Blanca.
Sánchez confía en que la necesidad estadounidense de mantener cohesionada la OTAN frente a Rusia impide una ruptura real. A su favor cuenta con el hecho de que España ha reforzado su contribución militar en el flanco oriental: mantiene tropas en Letonia dentro de la operación Enhanced Forward Presence, participa en misiones navales en el mar Negro y en el Mediterráneo, y ha aumentado su presencia en ejercicios de alta intensidad.
Aún así, Washington dispone de instrumentos de presión. La administración Trump estudia reactivar aranceles al aceite, el vino y el acero español, como ya hizo en 2019. Estao, según Reuters, estarían condicionadas a la «falta de compromiso» del Gobierno español con la seguridad colectiva.
Fuentes del Ministerio de Defensa reconocen que la situación es «delicada», pero subrayan que España seguirá siendo un socio leal y predecible dentro de la OTAN. La ministra Margarita Robles insistió la semana pasada en que «el compromiso con la Alianza es total», aunque recordó que «la seguridad no se mide solo en dinero, sino en compromiso operativo y humano».
Por ahora, el pulso con Trump se mantiene en una tensión creciente. Trump no tolera fácilmente que se le contradiga, y ya ha demostrado que puede convertir los desacuerdos económicos en castigos comerciales. El presidente Sánchez sabe que no puede ganar su órdago a Trump, pero como en tantas otras ocasiones se dispone a librar una batalla con pólvora ajena. El coste lo pagará España, sí o sí.