IGNACIO CAMACHO-ABC

  • El sanchismo y Vox se necesitan mutuamente en su estrategia de radicalización emocional de la sociedad española

Da mucha pereza entrar en polémicas mostrencas urdidas a beneficio exclusivo de sus autores, pero como «no se habla de otra cosa», que decía Anson, en esta campaña desquiciada, vamos allá con un cuarto a espadas. 1. Un gobernante en ejercicio oficial no puede ir a un país extranjero –se trate de Milei en España o de Sánchez en Israel– a meter bronca ni a insultar a sus dirigentes legítimos. 2. Milei, como Pablo Iglesias, hizo fortuna política en las tertulias y las redes y sigue cómodo en ese papel de agitador incendiario al que nadie sensato haría mucho caso. 3. De su discurso en Madrid, las invectivas contra Begoña Gómez fueron lo menos escandaloso al lado de la descalificación de la justicia social y otras barbaridades propias no ya de un demagogo al uso sino de un auténtico exaltado desprovisto de todo atisbo de sensibilidad solidaria. 4. En el origen de este ‘quilombo’ está el ministro Puente y su temeraria acusación, no desautorizada, sobre la afición a las sustancias tóxicas del presidente argentino. 5. La señora Gómez no es un bien de Estado ni representa la soberanía nacional ni encarna institución alguna, por lo que ningún español tiene motivo objetivo para sentirse ofendido. 6. La sobreactuación del Gobierno es el segundo acto de la comedia victimista iniciada con la ficticia pausa de reflexión de Su Persona. 7. Las quejas de Exteriores y la protesta forzada de varias empresas del Ibex constituyen una patética muestra de sumisión a la estrategia propagandística del Gabinete. 8. Es una completa irresponsabilidad que un burdo montaje electoral como éste derive en una crisis diplomática susceptible de comprometer los intereses de España. 9. Como Sánchez no está en condiciones de gobernar porque sus socios no le dejan se dedica a lo que mejor sabe, que es armar ruido, tomar la iniciativa de la conversación pública. Y la confluencia táctica con Vox le suministra los materiales para hacerlo con eficacia aplastante. 10. El PP, como casi siempre, tiene serias dificultades para encontrar su marco discursivo en medio de esta gresca postiza. La ‘pinza’ funciona, vaya si funciona, pero en detrimento de la alternativa de poder.

Estos diez puntos se encierran en una sola conclusión, y es que el sanchismo y Vox se necesitan mutuamente en su designio de radicalización emocional de la sociedad española. El problema consiste en que esa tensión bipolar refuerza al presidente y su bloque de apoyo mucho más que al partido de Abascal, por muy orgullosos que éste y sus simpatizantes se sientan de librar solos su bizarro combate de aspavientos hiperbólicos. Ambos pretenden alistar a los españoles en facciones de una dialéctica extremista, un choque civil suicida que está alcanzando una desmesura paroxística. A Milei ya le va bien chapoteando en el lodo pero esto no es Argentina, aunque nos quieran arrastrar a su misma dinámica de enfrentamiento populista.