EL MUNDO – 27/05/16
· Los antisistema reclaman «desobediencia frontal» al Estado a cambio de no tumbar las cuentas de la GeneralitatLa alcaldesa se pliega a sus exigencias y pide a los Mossos «prudencia» con los okupas.
· La CUP se ha cansado de esperar. Apenas seis meses después de apoyar la investidura de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat, los antisistema han decidido que no están cómodos en su papel de muleta del Govern y todo indica que no apoyarán los presupuestos catalanes de este año y que tratarán de forzar la desobediencia a las instituciones españolas.
Además, para acentuar su perfil contestatario, están dando apoyo explícito a los manifestantes que protestan contra el desalojo de un banco okupado en Barcelona y que ya han protagonizado varias jornadas de disturbios y de enfrentamientos con los Mossos d’Esquadra.
La CUP llevaba varios días insinuando que no apoyará los presupuestos para 2016. Si eso acaba sucediendo, no podrán aprobarse y la Generalitat tendrá que prorrogar los del año pasado, a pesar de que el conseller de Economía y líder de ERC, Oriol Junqueras, ha incluido en las cuentas varios guiños a los antisistema. Presume, por ejemplo, de haber aumentado el gasto social, y también de haber destinado 100 millones de euros a «estructuras de Estado» como la Hacienda propia y el Departamento de Exteriores.
Pero nada de eso ha sido suficiente: la CUP sólo avalará los presupuestos si se modifican para plantear la «desobediencia clara y frontal en relación a las imposiciones del Estado», sobre todo en lo que respecta al techo de déficit –fijado en el 0,7% del PIB para las comunidades autónomas– y a la suspensión vía Tribunal Constitucional (TC) de impuestos y leyes.
La diputada de la CUP en el Parlament Eugènia Reguant ya dijo en TV3 que los presupuestos presentados por Junqueras no les gustan. «No se han incluido nuestras propuestas. No queremos prorrogar y avalar la autonomía, no es nuestra partida», avisó. Los antisistema añaden ahora en su ponencia política que Junts pel Sí –la coalición de Convergència y Esquerra que gobierna en Cataluña– «no materializa los pasos irreversibles hacia la ruptura» y que no apoyarán las cuentas si no explicitan la desobediencia.
«El Govern no ha hecho ningún esfuerzo práctico y concreto para aplicar la declaración del 9 de noviembre, las tres leyes de la desconexión parecen avanzar muy poco a poco», añaden sobre la proclama independentista suspendida por el TC. Por ello, la CUP pide forzar la celebración de un referéndum unilateral de independencia antes de enero de 2017, y también que se apliquen en el plazo de medio año todas las medidas que se apuntaron en la declaración independentista anulada.
En el documento también queda clara la incomodidad de la CUP con su papel actual en el Parlament. De hecho, el texto llama a «liberarse» del acuerdo de estabilidad suscrito a principios de legislatura para que el partido «pueda ejercer su función de dinamizador de la ruptura independentista», informa Europa Press.
Además, y para disgusto de Convergència, apuesta por tejer complicidades con «partidos de izquierda» y «alianzas con los movimientos revolucionarios de las naciones sin Estado», entre los que cita a la EH Bildu de Arnaldo Otegi.
Desde que empezó el mandato de Puigdemont, los enfrentamientos han sido continuos. Los problemas en la relación entre Junts pel Sí y la CUP –y también dentro de la coalición gobernante, con grandes diferencias entre CDC y ERC– han provocado que el Govern haya perdido ya varias votaciones en el Parlament.
La presión de la CUP también empieza a hacer mella en Ada Colau. La alcaldesa de Barcelona, que hasta ahora había respaldado sin fisuras a los Mossos d’Esquadra tras tres noches de disturbios, pidió ayer a la policía autonómica «prudencia» y manifestó «cierta preocupación» por «actuaciones no del todo adecuadas». Colau introdujo esos matices en su discurso después de que la CUP le exigiese públicamente que se pronunciara «contra la violencia policial que se está ejerciendo» en las protestas y que reaccionara a la «total impunidad de los Mossos».
La formación antisistema sólo cuenta con tres concejales en el Ayuntamiento de Barcelona, pero su fuerza es mucho mayor a su representación, pues el Gobierno municipal ha necesitado de la connivencia de este partido independentista para sacar adelante sus proyectos y continuará necesitándola durante todo el mandato a pesar de su alianza con el PSC, ya que este pacto sólo le permite alcanzar los 15 ediles, cuando la mayoría se sitúa en 21.
La alcaldesa ya tuvo que aceptar todas las exigencias de la CUP para ver sus cuentas aprobadas, después de que los antisistema las tumbaran en primera instancia, y ahora Colau también parece dispuesta a modular su discurso al gusto de un aliado que ha prometido plantarle cara con especial dureza después de entregarse a los brazos de los socialistas.
Como pago, los antisistema están participando activamente en las protestas por el desalojo del banco okupado y alentando a que continúen. El concejal de la CUP Josep Garganté –condenado por agresión a un cámara de TV3 e investigado por coaccionar a un médico para favorecer a un mantero– ha sido visto en las manifestaciones del barrio de Gràcia y ayer utilizó las redes sociales para sugerir nuevos escenarios de protesta. «Hoy puertas abiertas en el Ayuntamiento. Aquí lo dejo», escribió. Otros rostros visibles del partido anticapitalista, como la diputada del Parlament Anna Gabriel, también acudieron a las redes sociales para defender que, «cuando nos niegan la propuesta, sólo nos queda la protesta».
EL MUNDO – 27/05/16