EL REFERENTE

ANTONIO BURGOS-ABC

  • Que un Parlamento autonómico proponga como presidente a un sedicioso, cobardón prófugo de la Justicia, es una desgracia

COMO la que el olvidado Tomás Salvador llamaba la Real Academia de la Calle está que no para creando apócopes como «indepes» o «separatas», tengo muy abandonados mis altos estudios en Filología Tertulianesa. Y he de retomarlos a petición del público, pues por muy graves que sean las irredentas cuestiones patrias, el cachondeo nunca debe faltar, pues ya saben: el humor es un arma de destrucción masiva y la mejor defensa. Estoy llegando a la conclusión de que, como la materia, el Tertulianés ni se crea ni se destruye, sino que se transforma. De golpe y porrazo los que van de plató en plató y de emisora en emisora pegando saltos como los cigarrones, Doctores Liendres que de todo saben y de nada entienden, han dejado de usar una voz del Tertulianés que antes no se les caía de la boca: «gobernanza». ¿Qué pasa, que ya no es deseable la gobernanza? ¿O es que ha dejado de haberla, y a los hechos del panorama de las relaciones del Reino de España con los que quieren independizarse de él me remito? ¿Es «gobernanza» un arcaísmo del tertulianés, como la honradez parece arcaísmo del PP en Valencia, tras las últimas revelaciones del Bigotes?

El tertulianés sigue creando expresiones propias, a cuál más de moda. Esto que ando cavilando y poniendo «negro sobre blanco» es «en primera persona», expresión a la última en Tertulianés. ¿Un nuevo pronombre? Sí: «en primera persona» es como en tertulianés se dice «yo». Y cuanto se dice «en primera persona», si hay que referirlo desde el principio, nunca es desde el comienzo, sino «desde el minuto uno», con lo cual nunca sabes, al escuchar sobre todo la radio, si es una tertulia o la retransmisión de un partido del Betis.

Pues bien: en primera persona he de manifestar que desde el minuto uno de las nuevas voces del Tertulianés, la que más de moda está es «el referente». Si usted no es un referente en nada, es que no vale un duro. Esto es, si no es referido como referente por alguien que lo dice en primera persona desde el minuto uno. Hay referentes de todo. Alguien que destaque en cualquiera de las Bellas Artes es un referente de la Música, la Pintura, la Escultura. Un premiado director de cine, y más si es del Sindicato de la Ceja, es un referente de «las pelis», que es como se llama en Tertulianés a las cintas cinematográficas.

Y en política, ¿hay referentes? A monojitos. Por ejemplo, mi por otra parte querido Gregorio Serrano ha sido el referente de cómo no se debe llevar políticamente una gran nevada que paraliza a media Castilla la Nueva y parte de la Vieja, las que ahora responden a los motes de Castilla y León y Castilla-La Mancha. Lo de Soraya con la aplicación del 155 en Cataluña ha sido el referente de cómo se puede descafeinar una acción decidida que la mayoría de los españoles esperábamos, por pura cobardía y falta de convicción en las nobles ideas propias, como pidiendo perdón por ser lo que se es y tratando de ocultarlo, cual andar suele siempre el PP. Mi única duda sobre el 155 en Cataluña, el 155 «sin» que han aplicado, es si el descafeinado era Saimaza o Catunambú. Porque descafeinado era. Gracias a lo cual, Puigdemont se ha convertido en un referente. ¿Referente de qué? Pues referente del miedo del Gobierno central a poner sobre la mesa los valores de la Constitución. Y referente de la tozudez de los «indepes» en saltarse a la torera, como la suerte de la garrocha en un viejo grabado de Goya, las leyes del Reino: la Constitución, el Estatuto de Autonomía de Cataluña, las sentencias del TC y del TS y lo que haga falta. Que un Parlamento autonómico proponga como presidente a un sedicioso, cobardón prófugo de la Justicia, no es un referente. Es una desgracia. Que, encima, muchos ven como lo más normal del mundo.