Tonia Etxarri-El Correo
Lo que no ha conseguido la ley chapucera del ‘sólo sí es sí’ –unir a los dos partidos que gobiernan en La Moncloa– lo ha logrado Ana Obregón. Ella sola, con su bebé obtenido por gestación subrogada en Estados Unidos, ha provocado un espacio de encuentro entre sanchistas y podemitas del Gobierno, que andan en otras cosas a la greña sin disimulo. Las ministras Montero (Irene y María Jesús) reaccionaron con la velocidad de un meteorito para escenificar la repulsa que les provoca este tipo de práctica reproductiva. En contra de la explotación del cuerpo de la mujer y en contra de la violencia que se ejerce contra la misma al negociar este tipo de embarazos. Las dos ministras de acuerdo y sin fisuras. Sin desencuentros, como los que vivieron con la ley contra la prostitución. Sin confrontación, como la que han protagonizado con la ley del ‘sólo sí es sí’.
De repente, la prensa del corazón se coló ayer por los pasillos del Congreso. La gestación subrogada en nuestro país es ilegal desde 2006 pero no existen mecanismos que impidan que los ciudadanos que recurran a ella en otro país puedan inscribir a sus bebés en el Registro civil español. De hecho, Ana Obregón no ha abierto ninguna vía original a la hora de recurrir, como se le conoce en román paladino, a la compra de bebés. Ni ha sido la primera ni será la última. Tenemos una agenda repleta de famosos que han recurrido a ese mercado. Y nunca se ha levantado esta polvareda como la que se ha organizado con Ana Obregón, sin ella quererlo. Pero la súbita reacción de dos ministras desató el tsunami. Una actitud un tanto desmedida y exagerada guiada, seguramente, por sus intereses electorales.
A partir de ahí, todos se vieron en la necesidad de pronunciarse. A excepción de Ciudadanos, que introdujo matices para regular la gestación subrogada, la mayoría en contra. Desde Podemos hasta Vox. El PP, consciente de la diversidad de opiniones en el seno de su partido trazó la línea roja en la mercantilización del cuerpo de una mujer. A partir de ahí, su pronunciamiento es indefinido. Cuca Gamarra emplazando a un debate sereno porque es muy complejo y otros dirigentes del PP notablemente contrariados porque «La revista ‘Hola’ no nos marca la agenda ni nos fija prioridades».
El caso es que sí lo hizo. Se entiende su dolor por la pérdida de su único hijo hace tres años pero todo el mundo parece tener la solución cuando se quiere tener hijos y la naturaleza no los proporciona: la adopción.
En fin, que lo que ha unido Ana Obregón desde Miami, lo separará la campaña electoral en España. Con el ‘caso Mediador’ y Tito Berni, la desautorización del Tribunal Supremo al ministro Marlaska por su cese improcedente de Pérez de los Cobos. Los áticos de la ex directora de la Guardia civil o el paseíllo de la prófuga Clara Ponsatí exhibiendo su inmunidad de europarlamentaria gracias a la eliminación del delito de sedición. Se amontonan los ‘casus belli’. Pero ayer, por unas horas, Ana Obregón, al desviar el foco de atención, le hizo un regalo al Gobierno.