TEODORO LEÓN GROSS-ABC

  • Moncloa quiere destapar todo rápido para acortar el goteo; pero temen lo que van a encontrarse en esa cloacas

Ahí queda esa última caravana ‘friki’, penúltima versión de La Parada de los Monstruos, con Tito Berni, el Mediador, el Picoleto y su amante, Chocho Volador. Y la tarjeta de gastos, «ésa, la buena», y los chutes de farlopa y viagra para las lumis. En el PSOE ya pueden darse por jodidos, porque los escándalos complejos son mucho menos corrosivos que estos aguafuertes sórdidos con la brocha gorda de un guión de Torrente. Nada es tan cáustico, al fin, como lo anecdótico. Lo que puso el foco en Púnica fue el volquete de putas antes que las contrataciones. En los EREs, aquel chófer entre lupanares y cocaína, al que en su pueblo llamaban ‘el Ministro’, donde bebía Möet Chandon en la taberna, y la madre del conseguidor de la UGT que presumía de que el niño tenía dinero «p’asá una vaca». Con la denominación de ‘fondo de reptiles’ se visualizaron los Eres, como Kitchen con la ‘policía patriótica’. En ese escándalo, bajo un ministro al que su ángel de la guarda Marcelo le aparcaba el coche, el disco duro a martillazos además del chófer topo y el asaltante disfrazado de cura. En otro escándalo del socialismo andaluz con los fondos de empleo, Faffe, el tarjetazo de quince mil en el puticlub Don Angelo, donde Juanma Moreno inició la campaña del cambio. Nada cala más que esos retablos cutres de la realidad, esos sainetes garbanceros. Carlos Monsivais advertía que el pueblo no se maneja con estadísticas sino con anécdotas.

Lo anecdótico tiene la capacidad de revelar y desarmar, como señalaba Nietzsche en ‘Genealogía de la moral’, lo grande. La seducción de lo anecdótico es su potencia simbólica y su mezquindad plástica: la caída del Ancien Régime en los brioches de María Antonieta, como el Imperio Romano en el caballo de Calígula. No es raro el éxito del embarazo de la criada de Marx que se le cargó a Engels. El felipismo quedó herido por los grifos de oro de Luis Roldán con dinero de los huérfanos de la Guardia Civil, más incluso que los GAL. También el bolso de Soraya resumió la claudicación del marianismo en la moción. En la Vida de Alejandro, Plutarco empezaba enfatizando que un momento insignificante, un detalle nimio, retratan mejor a un personaje que sus proezas y grandes batallas. Es la potencia de lo anecdótico. Al sanchismo siempre le señalará más el Falcon que los decretos; el pitufeo, al zaplanismo; al pujolismo del ‘trespersén’, las biblias de la madre superiora. Por eso al PSOE debía preocuparle tanto la caravana ‘friki’ de Tito Berni, el Mediador, el Picoleto y Chocho Volador, con la inflación estrangulando a las familias. Ese sórdido sainete penetra ya en el imaginario colectivo. Que el 12,5% del grupo socialista esté bajo sospecha de aparecer en la trama, siquiera en las cenas de lujo impostado del Ramsés subvencionadas por un conseguidor, ha encendido las alarmas. Y es lógico. Moncloa quiere destapar todo rápido para acortar el goteo; pero temen lo que van a encontrarse en esa cloacas.